La forja del ‘PSOA’

Un plenario forrado de verde, sintonía tuneada con acordes flamencos y una exposición con hitos del sur dan pistas inequívocas de la ‘desconexión’ andaluza de Ferraz

29 jul 2017 / 23:23 h - Actualizado: 30 jul 2017 / 10:26 h.
"PSOE","José Antonio Griñán","Manuel Chaves González","Susana Díaz","Alfonso Guerra","Pedro Sánchez"
  • Díaz, junto a Micaela Navarro, Alfonso Guerra, Chaves y Griñán. / Julio Muñoz (Efe)
    Díaz, junto a Micaela Navarro, Alfonso Guerra, Chaves y Griñán. / Julio Muñoz (Efe)

En el decimotercer –lagarto, lagarto– congreso regional de los socialistas andaluces ganaba el verde sobre el rojo. Por doquier y por goleada. El rastro del carmín histórico de tan histórico partido se reducía a un bus de doble planta apalancado en los morros del Convention Center del Hotel Renacimiento, en plena Cartuja sevillana, donde aparcar era ayer más difícil que ser sanchista, andaluz y al mismo tiempo delegado. Al fin y al cabo, esta cita de los socialistas del sur era de dominio susanista: «Es lo normal. Somos de Pedro en España y de Susana en Andalucía», comentaba en el pasilleo, sabiéndose el discurso de carrerilla, un peso pesado del partido.

Retornando al análisis escenográfico, ese autobús de aspecto setentero, con una gran bandera andaluza y un inmenso cartel de «La Gran Caravana de Andalucía» por leyenda, antecedía la exposición sobre los 40 años del PSOE-A. Aquí estaba el leiv motiv, y casi principal atracción, de una cita donde el pescado estaba vendido de antemano: Díaz ya es secretaría general –electa–, volaban augurios de poca pelea para montar la Ejecutiva y el terreno estaba marcado de antemano al respecto de la plurinacionalidad de marras, ausente en las comisiones del plenario aunque sí entró de lleno, veladamente de lleno, en el discurso de apertura de Díaz: «somos socialistas, no nacionalistas». ¡Dardo va!

De obligada visita, la exposición relataba grandes hitos del socialismo andaluz, «la fuerza socialista», lema grafiteado a fuego en cada área de descanso de la vista. Reminiscencias de la foto de la tortilla, Fernández Viagas, Escuredo, Pepote, Guerra, Felipe y sobre todo, Chaves y Griñán. Mucho de Chaves y Griñán, en blanco y negro y a todo color. Instantáneas pequeñas, medianas y gigantescas, una de estas últimas, acompañando a Díaz y al busto de Blas Infante del Parlamento. Sin complejos. No eran pocos los delegados, invitados y periodistas que en los prolegómenos repararon en el nada minúsculo detalle de tanta imagen de esos dos expresidentes a los que hace poco casi trataban de apestados. De esos mismos a los que obligaron a liquidar lo más básico del socialista: su carnet. Pero ayer todo cambió. Ahí estaban, los compañeros Manolo y Pepe, haciendo paseíllo en el enjambre de periodistas antes de la llegada de Susana, y recibiendo un sonoro y largo aplauso. Incluso alguien, que deslenguados hay en todas partes, preguntó por Viera. Esa reparación del sur fue pronto confirmada por Díaz, que dijo, ni corta ni perezosa, querer ser de mayor como ellos, eso sí, a su manera, deseando «el hueco que tienen en el corazón de los andaluces».

No fueron los únicos desagraviados: Guerra también tuvo su minuto de gloria. Apenas unos días después de la patada de Sánchez –destituido de la dirección de la Fundación Pablo Iglesias–, la jefa andaluza habló alto y claro: «Alfonso es una página difícil de arrancar». Otro dardo, en este caso, una puya directa al corazón de Ferraz, tras la que correspondió el abarrotado plenario –1.500 socialistas entregados– con otro largo y emotivo aplauso, mientras el viejo Guerra, con su ceremonial parsimonia, alzaba el puño con muecas satisfechas.

En conjunto, se trataba de marcar distancia con Ferraz. De mear el terreno, como si fueran felinos en una jungla angosta. Sánchez aparecerá por los dominios de Díaz para la clausura, y encontrará su partido forrado de verde, con acordes altisonantes de guitarra andaluza tuneando la histórica sintonía del partido –modificada para la ocasión– y mil y una fotos de todo lo que han conseguido los socialistas que viven Despeñaperros abajo. «Ganar elecciones», entre otros méritos, dijo Díaz en su afán de seguir apuntando a la diana. La dueña del partido del puño y de la rosa en Andalucía ha iniciado la desconexión: si los catalanes tienen su PSC, de casi total capacidad de maniobra, ¿quién se ve capaz de impedir un PSOA?