La invasión de los siluros
Un estudio realizado por el grupo de investigación ‘Biología de las aguas epicontinentales’ de la Universidad de Huelva detectó en 2015 la presencia de la especie aguas abajo de la presa de Alcalá del Río, cerca de la ciudad de Sevilla. El estudio, publicado en la revista científica ‘BioInvasions Records’ por el biólogo Pedro Saez-Gómez como autor principal, reporta el establecimiento de varias especies de peces invasores en el Guadalquivir.
-¿Cuándo saltaron las alarmas por la presencia de siluros en el Guadalquivir?
-La captura reciente de un ejemplar de siluro (Silurus glanis) de grandes dimensiones en el entorno de la presa de Alcalá del Río (Sevilla) ha sido ampliamente difundida. Sin embargo, la presencia de este pez en el tramo bajo de la cuenca del Guadalquivir se remonta, al menos, unos años atrás. Pudimos confirmar la captura de algunos siluros durante el transcurso de un estudio en el que actualizábamos la distribución de varias especies exóticas recientemente introducidas en la cuenca.
-De manera que la presencia de siluros en el Bajo Guadalquivir no es algo nuevo.
-Lamentablemente no. Motivados por los rumores sobre la captura de algunos siluros en el Bajo Guadalquivir, pudimos verificar en 2015 la captura, por parte de pescadores deportivos, de al menos tres ejemplares en la Rivera de Huelva, en la localidad de Guillena, en el tramo comprendido entre la presa del Gergal y el cauce principal del Guadalquivir.
-¿Esta especie supone una amenaza importante?
-El fuerte carácter invasor de esta especie, unido a su gran voracidad y a las enormes tallas que puede alcanzar (más de 100kg) lo convierte en una seria amenaza para los ecosistemas acuáticos. Este depredador puede consumir peces de hasta 1-2 kg de peso, así como aves acuáticas, reptiles, anfibios y pequeños mamíferos. Su expansión por el Bajo Guadalquivir ocasionaría un enorme impacto en los ecosistemas de Doñana, catalogados como Patrimonio de la Humanidad. Las elevadas temperaturas que alcanzan las aguas de este tramo del Guadalquivir pueden favorecer su establecimiento y rápido crecimiento.
-¿Existe riesgo de que los siluros invadan el Guadalquivir?
-Así es. Posiblemente se encuentren en pleno proceso de expansión por el tramo bajo de la cuenca. Desconocemos la distribución actual de la especie pero el hecho de que desde 2015 se hayan capturado ejemplares en diferentes localizaciones parece indicar que han alcanzado cierto grado de expansión. Las grandes dimensiones de algunos individuos, de hasta 100 kg, sugiere que las primeras introducciones posiblemente se realizaran con anterioridad a 2015. Recientemente, hemos tenido constancia de la captura de un ejemplar de 6 kg en la presa de Cantillana, aguas arriba de la presa de Alcalá del Río.
-¿Cómo ha llegado el siluro al Guadalquivir?
-Mediante sueltas intencionadas con el objetivo de su pesca deportiva, muy valorada por algunos pescadores. Durante el estudio pudimos obtener, de manera informal, información sobre sueltas realizadas en este lugar de la Rivera de Huelva. Esto, unido a la ausencia de capturas entre el embalse de Iznájar (primer lugar donde fue detectada la especie en la cuenca, en 2011) y el Bajo Guadalquivir sugiere que se trata de nuevas introducciones deliberadas. Probablemente se hayan podido realizar sueltas en otras localizaciones que desconocemos.
-¿Qué puede hacerse para frenar esta expansión de esta invasora?
-Frenar la expansión de cualquier especie invasora es una tarea extremadamente compleja, más aún cuando se trata de medios acuáticos. A menudo, las especies introducidas en estos medios pasan desapercibidas hasta que la expansión ha alcanzado cierto grado. Es decir, en comparación con el medio terrestre, detectar las primeras etapas de la invasión resulta realmente difícil. En el caso de los peces, a las vías de expansión naturales se les suma la introducción voluntaria por parte del hombre que, de manera ilegal, transporta especies de unos lugares a otros. Esto dificulta predecir los lugares con mayor probabilidad para que una determinada especie se establezca o para que las estrategias orientadas a frenar su expansión tengan éxito. En este sentido, la realización de muestreos sistemáticos puede ser una herramienta útil para detectar las invasiones aunque requieren de un importante esfuerzo en recursos.
-¿Y la sensibilización de la población?
La sensibilización y la concienciación juegan un papel clave en este asunto. Debemos hacer ver a la población en general y al sector de la pesca deportiva en particular el enorme impacto ecológico y económico que supone la introducción de especies. El hecho de transportar especies de un sitio a otro, a priori puede resultar inofensivo o de poca relevancia, pero conlleva unas consecuencias que en la mayoría de los casos desconoce la gente y que suelen ser irreversibles.
-El caso de la invasión de siluros es muy llamativo, pero no es el único.
-La introducción de especies exóticas es uno de los mayores agentes de pérdida de biodiversidad. La globalización no es ajena al medio natural y los ecosistemas se encuentran bajo un proceso de homogenización. En la cuenca del Guadalquivir, más de la mitad de las especies presentes en la actualidad han sido introducidas por el hombre. En un estudio, en el que muestreamos 255 puntos a lo largo de toda la cuenca, ninguna de las especies nativas estuvieron presentes en más del 20% de los puntos, a excepción del barbo (Luciobarbus sclateri), y en el 24% de ellos no detectamos ninguna especie. Es fundamental evitar que las especies exóticas alcancen los pocos cursos de agua donde aún se encuentran comunidades de peces bien conservadas, la mayoría de ellas en la margen derecha.
-¿Qué podría pasar si finalmente los siluros “conquistan” los ecosistemas acuáticos del Bajo Guadalquivir?
-Si el siluro se expandiese por todo el Bajo Guadalquivir, algo más que probable, supondría un enorme impacto en unos ecosistemas ya de por sí muy amenazados y frágiles. El tramo bajo de Guadalquivir se encuentra entre los cursos de agua con mayores niveles de turbidez del planeta, comparables con el río Danubio o el Amazonas, aunque en nuestro caso se debe casi exclusivamente a la acción humana. El establecimiento de la especie en Doñana constituiría un fuerte varapalo para la fauna en general de este espacio natural. Algunos estudios realizados en el norte de España indican que la abundancia de aves acuáticas es significativamente menor en las áreas con presencia siluros, debido al impacto ecológico directo y/o a la evitación por aprendizaje de las aves. En las primeras etapas de invasión, los siluros presentan una mayor tasa de crecimiento al poder beneficiarse de recursos inexplotados cambiando a otras presas en las etapas más avanzadas. La alta tolerancia de este invasor a medios perturbados, con poca oxigenación y pobre calidad del agua lo hace aún más peligroso para estos ecosistemas, pues facilitaría su supervivencia. El hecho de que la mayoría de los humedales de Doñana se sequen en verano podría repercutir positivamente para frenar su expansión aunque las masas de agua permanentes pueden actuar como reservorios. En las zonas con mayor salinidad del estuario será más difícil que la especie se instale, pero se da la circunstancia de que la mayoría de los cursos de agua de las marismas del Guadalquivir se encuentran aislados del cauce principal del río. Esto dificultaría por un lado su llegada desde el cauce principal, pero podría facilitar su establecimiento si logra alcanzar esas áreas.
EL GRUPO DE INVESTIGACIÓN “BIOLOGÍA DE LAS AGUAS EPICONTINENTALES”
El grupo de investigación ‘Biología de las aguas epicontinentales’ de la Universidad de Huelva está dirigido por el Catedrático de Zoología José Prenda y abarca diferentes líneas de investigación. Tradicionalmente se ha centrado en la ecología y conservación de los medios acuáticos de agua dulce aunque en la actualidad comprende otras áreas, como el estudio de las estepas y los medios agrícolas, muy amenazados por las políticas agrarias y energéticas. Los trabajos de investigación de Pedro Saéz-Gómez están orientados al estudio de la comunidad de peces de la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. “Concretamente, analizamos cómo los factores, naturales y de origen antrópico, determinan la distribución y estado de conservación de las comunidades de peces en esta cuenca sumamente transformada y sometida a presiones”. Con un enfoque aplicado a la conservación, tratan de identificar las causas y consecuencias de los cambios producidos en la ictiofauna. El impacto de las infraestructuras hidráulicas, las especies introducidas, el efecto de los cambios en el modelo agrícola o los índices de calidad ambiental son algunos de los objetivos de los trabajos realizados.
Enlace al artículo científico: https://www.reabic.net/journals/bir/2019/4/BIR_2019_Saez-Gomez_Prenda.pdf