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Actualizado: 03 ago 2017 / 07:45 h.
  • Las playas de Bajo de Guía, La Calzada y Las Piletas sirven de hipódromo de estas particulares carreras de caballos. / Fotografías: Nicolás G. Becerra
    Las playas de Bajo de Guía, La Calzada y Las Piletas sirven de hipódromo de estas particulares carreras de caballos. / Fotografías: Nicolás G. Becerra

En Sanlúcar de Barrameda, parece que el tiempo se detiene en sus calles. El olor a manzanilla que emana de las altas ventanas de sus bodegas inunda esta noble ciudad gaditana convirtiéndola en un sueño en el que los versos de las más bellas poesías se dispersan en el salado ambiente.

Situada en la misma desembocadura del Guadalquivir, Sanlúcar ofrece al visitante un sinfín de alternativas veraniegas, como los jardines del palacio de los duques de Medina Sidonia, el castillo de Santiago, las visitas a sus bodegas o pasear por su centro histórico, en el que la historia atrapada en cada fachada y cada piedra envolverá al individuo en una atmósfera casi mágica. Sin embargo, el principal atractivo de Sanlúcar en el periodo estival es la celebración de las carreras de caballos, un evento declarado como Fiesta de Interés Turístico Internacional y que tiene el honor de ser el acontecimiento ecuestre más antiguo del mundo, alcanzando este año su 172ª edición.

Las carreras de caballos en Sanlúcar tienen la peculiaridad de usar la playa como hipódromo. Este hecho obliga a la organización a celebrar estas pruebas deportivas en dos ciclos que coinciden con la bajamar en horario de tarde. El primer ciclo comienza hoy y terminará el sábado 5 de agosto. Por su parte, el segundo ciclo se desarrollará durante los días 17, 18 y 19 del mismo mes.

ORÍGENES E HISTORIA

La historia de Sanlúcar siempre ha ido ligada al éxito de Sevilla gracias a su conexión fluvial a través del Guadalquivir y la aparición de las carreras de caballos también encuentra imbricaciones con la capital hispalense. Si de algo puede presumir esta localidad gaditana es de su patrimonio histórico, ya que la historia de Sanlúcar tiene tres etapas de destacada importancia.

La primera se corresponde con la época tartesia, cuya civilización se extendió por Huelva, Sevilla y Doñana y tenía en Sanlúcar un enclave marítimo excelente. La segunda se da durante el Siglo de Oro –siglo XVI–, cuando en Sevilla se establecía la Casa de la Contratación. Las navegaciones colombinas convirtieron a Sanlúcar en puerta de entrada hacia Europa de la mercancía procedente de las Indias. Además, los navíos que ponían dirección hacia América salían de Sanlúcar y se pertrechaban en el puerto sanluqueño de Bonanza, tal y como recogen los antiquísimos archivos colombinos. El traslado de la Casa de Contratación a Cádiz hace que Sevilla caiga en el olvido y que la antigua Gades tomara protagonismo. En consecuencia, Sanlúcar es obviada porque el Guadalquivir ya no existe en las nuevas rutas marítimas.

La tercera etapa se da en el siglo XIX, cuando los duques de Montpensier establecen su residencia en Sevilla y hacen de Sanlúcar la San Sebastián del sur durante el verano. Alrededor de Antonio de Orleáns, duque de Montpensier, vienen las grandes familias de la aristocracia, haciendo que Sanlúcar se ponga de moda en aquella época. En este contexto de alta nobleza y alcurnia surgen las carreras de caballos, aunque se celebran de manera privada para el ocio de la aristocracia.

No obstante, no será hasta el 31 de agosto de 1845 cuando se celebre la primera edición de este evento ecuestre, bajo la dirección de la Real Sociedad de Carreras de Caballos, un organismo creado en ese mismo año.

LAS CARRERAS EN LA PLAYA

El presidente de la Real Sociedad de Carreras de Caballos, Rafael Hidalgo, opina, «sin lugar a dudas», que esta prueba deportiva es «el mayor referente turístico que tiene Sanlúcar de Barrameda», ya que «es el que trae más gente y el que aporta un valor añadido total a la economía sanluqueña». En el mismo sentido se expresa el alcalde de la localidad gaditana, Víctor Mora, quien afirma que las carreras de caballos son «un acontecimiento único en nuestro país». Según el regidor, «es difícil cuantificar el impacto económico de este evento», pero no duda en decir que «la ciudad cuelga el cartel de lleno» durante la celebración de las carreras de caballos, al tiempo que manifiesta tener «grandes esperanzas en los beneficios que va a suponer para Sanlúcar».

En esta edición se llevarán a cabo hasta un total de 23 carreras y repartirá cerca de 150.000 euros en premios, dinero que procede de patrocinadores públicos y privados. El presidente de la Real Sociedad de Carreras de Caballos y el alcalde de Sanlúcar coinciden en que los ciclos de este año serán «la guinda» a un mes de julio «muy fuerte». «Esperamos un llenazo total», explica Hidalgo. Para Mora, en julio «se rebasaron todas las expectativas».

Lo que hace diferente a estas carreras, internacionalmente conocidas, es el lugar donde se realizan, ya que se usa la playa como hipódromo. Un hipódromo que se extiende desde la playa de Bajo de Guía hasta la playa de las Piletas –donde se encuentra el recinto de llegada y la meta– y que, en las competiciones más largas, llega a alcanzar los dos kilómetros de extensión.

Hidalgo apunta que, «como sanluqueño», espera que los visitantes vengan a «pasar el día entero» para poder visitar también «el patrimonio cultural y gastronómico de Sanlúcar». Por la tarde, el visitante podrá vivir las carreras de caballos a pie de playa, ya que, según Hidalgo, «es muy interesante» el hecho de ver pasar a los caballos «a cinco metros de ti». Por su parte, Víctor Mora destaca que también es posible acudir al recinto de llegada, «donde podrán vivir el ambiente de la preparación de las monturas, el peso, el calentamiento de los caballos, realizar apuestas y contemplar toda la carrera y la llegada a la meta». No obstante, el alcalde sanluqueño coincide con Hidalgo y califica de «espectáculo para todos los públicos» estas carreras. «Es en ese ambiente donde se refleja el por qué estas carreras cumplen 172 años», remachó Mora. Ambiente que pone de manifiesto que las carreras de caballos son «patrimonio del pueblo de Sanlúcar», como explica Rafael Hidalgo.

Aunque es posible hacer apuestas oficiales en el recinto de llegada, no son pocos los niños que deciden montar humildes y sencillos puestos de cartón donde realizar pequeñas apuestas en los que se juegan unos céntimos o chicles, chucherías o pulseras hechas por ellos mismos. Toda una muestra de la hospitalidad, el arte y la gracia de este singular pueblo que cada verano se echa a la calle para acoger al forastero.

Para terminar el día, no hay nada mejor que disfrutar del que quizá sea uno de los atardeceres más bonitos del mundo. El sol, con una tenue luz anaranjada, es capaz de colorear el cielo mientras se esconde por el coto de Doñana y se lleva consigo el galopar de los caballos al pisar la arena de Sanlúcar. Un espectáculo que se debe vivir, al menos, una vez en la vida.