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Raúl Puente es uno de los principales especialistas españoles en huertos urbanos. / El Correo -
Puente es doctor en Geografía y profesor asociado en la UPO. / El Correo
{Doctor en Geografía y profesor asociado en la Universidad Pablo de Olavide, Raúl Puente está considerado como uno de los principales expertos en huertos urbanos de España tras haber realizado estancias de investigación y proyectos profesionales relacionados con huertos urbanos en Francia, Portugal, Bélgica, Perú, Estados unidos y Canadá. Actualmente participa en el proyecto de la Comisión Europea COST: Urban Allotment Gardens in European Cities en el que se estudian los desafíos y oportunidades que presentan los huertos urbanos en cuestiones como el diseño urbano, la sociología, la ecología, el planeamiento y las políticas urbanas.
—¿Los huertos sociales son una moda?
—Es cierto que existe una tendencia global, una moda mundial, asociada al ecologismo, a la vida saludable y al envejecimiento activo, a través de la cual numerosas personas y colectivos se suman a la idea de tener un huerto en su casa o en su entorno barrial más inmediato. Sin embargo, en España y en Andalucía esta tendencia global se ha visto reforzada por la especificidad de la grave crisis socioeconómica que desde 2008 se manifiesta de manera dramática en altas tasas de desempleo, recortes sociales y situaciones de precariedad habitacional y alimentaria. Por ello puede afirmarse que en España los huertos urbanos surgen de la combinación entre una moda y una respuesta organizada de la ciudadanía para luchar contra la crisis.
—¿Qué le aportan los huertos a la gente?
—Hay beneficios de tipo social ya que se mejora la salud física y mental de las personas y, en general, la calidad de vida de las personas a través de una alimentación saludable, la realización de ejercicio, las relaciones sociales, el contacto intergeneracional... Pero también promueven una alimentación saludable. También está demostrado que puede mejorar la renta familiar de colectivos en situación de precariedad laboral o exclusión social al propiciar el ahorro y la formación en nuevos yacimientos de empleos agroecológicos.
—Pero para las ciudades también representan beneficios estos oasis agrícolas de las grandes urbes... Hay beneficios ambientales.
—Por supuesto, con la creación de espacios verdes y contribuyendo al equilibrio ecológico de los ciclos naturales del agua y los suelos; pero también disminuyendo del efecto «isla de calor» del clima urbano. Desde el punto de vista urbanístico, además, revitalizan espacios libres de la ciudad que se encuentran subutilizados o degradados.
—En Sevilla, el Ayuntamiento gestiona actualmente 13 huertos urbanos. ¿Qué problemas son los que tienen que superar?
—Existen una serie de problemas relacionados en primer lugar con la accesibilidad. Hay huertos como Vega de Triana o Pino Montano en los que es necesario llegar en coche privado ante la dificultad o imposibilidad de realizarlo a pie o en transporte público. En segundo lugar, hay problemas generalizados en cuanto a las infraestructuras y los equipamientos debido a la falta de almacenes, invernaderos o zonas de sombra, la ausencia de aseos o el escaso mantenimiento de zonas comunes. En tercer lugar, hay problemas relacionados con la formación de los propios hortelanos para que puedan realizar una agricultura ecológica eficiente. Y, en cuarto lugar, problemas con los robos y el vandalismo que sufren muchos de estos huertos.
—¿Cuál es el futuro de los huertos en Sevilla?
—Es preciso avanzar en la consolidación de una Red de Huertos Urbanos de Sevilla (RHUS) en la que Ayuntamiento y asociaciones ciudadanas exploren nuevas fórmulas de cogestión. Los huertos urbanos deben ser equipamientos y servicios públicos de alta calidad en los que exista una responsabilidad compartida. El Ayuntamiento deberá velar por las infraestructuras y el mantenimiento al mismo tiempo que firma convenios de colaboración con las asociaciones ciudadanas para facilitar el empoderamiento de la ciudadanía. De igual modo, tanto el Ayuntamiento como las asociaciones ciudadanas deberán impedir el riesgo de los huertos urbanos se conviertan en espacios públicos privatizados. La idea de mantener la seguridad y evitar los robos puede provocar que los huertos vayan cerrándose cada vez más impidiendo el acceso libre y cotidiano de otros ciudadanos. Si las vallas se elevan y el paisaje se hace menos inclusivo, serán huertos pero cada vez menos públicos.
—¿Cómo se organizaría de manera efectiva la red de huertos desde su opinión de experto?
—Sin duda mediante la creación de una Oficina de Huertos Urbanos en Sevilla, al igual que existe en otras ciudades europeas, ya que eso permitiría centralizar las gestiones y la toma de decisiones. También es prioritario contar con un reglamento de uso y gestión o unas ordenanzas municipales que regulen los derechos y deberes tanto de los hortelanos como del resto de los ciudadanos y del Ayuntamiento respecto a los huertos urbanos en Sevilla. ~