Mirar al futuro: la importancia de la educación y la reinserción de los menores infractores

El personal que trabaja con los chicos y chicas que se encuentran privados de libertad en los 15 centros de internamiento existentes en Andalucía saben de la importancia de trabajar con el «enganche afectivo»

22 oct 2016 / 07:00 h - Actualizado: 22 oct 2016 / 07:00 h.
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Por Jesús Maeztu, Defensor del Pueblo Andaluz y Defensor del Menor de Andalucía

«Son menores muy luchadores, aunque lo hagan mal. Muestran deseos de cambiar, de reconducir sus vidas, con una importante dosis de capacidad de superación». El personal que trabaja con los chicos y chicas que se encuentran privados de libertad en los 15 centros de internamiento existentes en Andalucía saben de la importancia de trabajar con el «enganche afectivo». Hablamos con ellos (directores, educadores, trabajadores sociales, psicólogos, etc.) con motivo de la elaboración de nuestro informe especial La atención a menores infractores en centros de internamiento de Andalucía, debatido en el Parlamento de Andalucía el pasado mayo. También con los equipos técnicos, con miembros de la fiscalía y de la judicatura; con algunos familiares de los internos o con los ocho colegios de abogados de Andalucía. Y tampoco olvidamos a los protagonistas de esta historia. Todos los chicos y chicas se mostraron muy receptivos y colaboradores, aportándonos detalles íntimos de su vida personal para ilustrarnos de sus sentimientos y experiencias vividas durante su estancia. Nos contaban qué aconsejarían a sus compañeros recién llegados. «Ten paciencia, relájate pensando en tu familia, que de aquí siempre se sale, que por el mal camino solo encontrarás desgracias»; «No te agobies, si te portas bien saldrás pronto, aprenderás muchas cosas aquí»; «Llévalo bien y mira al futuro».

La delincuencia juvenil es un fenómeno complejo y sus consecuencias suelen ir acompañadas de una importante polémica social. Ante esta realidad, la sociedad parece dividida entre quienes se muestran partidarios de acentuar el enfoque represivo, y quienes consideran necesario profundizar en el enfoque reeducativo y de reinserción social como instrumento básico de una verdadera justicia penal juvenil. Como Defensor del Menor de Andalucía, estoy plenamente convencido de que la solución a la delincuencia juvenil ha de venir a través de la prevención, es decir, de la búsqueda de las verdaderas causas de la aparición de las infracciones, y también por medio de la educación y la reinserción del menor.

Sólo visualizando esta realidad seremos capaces de reintegrar a estas personas. Con ese objetivo visitamos los centros, y obtuvimos una respuesta muy positiva. La Administración andaluza aceptó algunas de nuestras recomendaciones, y se dictaron las instrucciones oportunas para garantizar la protección de los derechos del menor durante el internamiento, o se ampliaron los programas de intervención con menores tras su liberación. También se retiraron las concertinas presentes en algunas de estas infraestructuras o se valoró la petición de aprobar ayudas para las familias con escasos recursos, y que así puedan visitar a los menores. No obstante, consideramos que restan cosas por hacer. Nos gustaría una mejor coordinación de las administraciones, por ejemplo, en el caso de los menores con problemas de salud mental. También que se apruebe un Plan de Justicia Juvenil en Andalucía. Y, sobre todo, trabajar en la prevención de la violencia filioparental, aquella que ejercen los hijos e hijas contra sus padres y madres, donde considero «imprescindible» una detección temprana en cuanto desde el ámbito educativo, social o de salud se detecten los primeros comportamientos inadecuados o violentos. Sólo así, llegaremos a tiempo, porque como nos recordaban sus profesores, «son supervivientes que buscan en el personal del centro el afecto que no han encontrado en casa». Son culpables, pero no en todos los casos sólo ellos tienen la culpa.