Mujeres y cáncer de mama: más investigación y menos lazos rosas

Tres mujeres andaluzas que tienen o han tenido cáncer de mama cuentan sus testimonios y su realidad

Verónica Ojeda verojeper /
19 oct 2020 / 04:30 h - Actualizado: 19 oct 2020 / 04:30 h.
"Cáncer de mama"
  • Foto de Andrea Piacquadio en Pexels.
    Foto de Andrea Piacquadio en Pexels.

«Tienes cáncer de mama», tres palabras que te cambian y te acompañan el resto de tu vida. Tres palabras que han escuchado 5.705 personas andaluzas este año y que 1.104 ya no lo podrán hacer, porque han fallecido. Andalucía es una comunidad autónoma que, desgraciadamente, encabeza el informe de incidencias del Observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer. Son cifras alarmantes que deben preocuparnos igual que las del Covid-19, porque todas son importantes y la única solución es invertir en investigación. Eso sí que salva vidas y ¿qué hay más importante que eso?

Este periódico ha hablado con Javier Salvador Bofill, director de la unidad de oncología médica, radioterápica y radiofísica del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla; un profesional oncológico que lleva 32 años en la profesión y que ha mostrado su preocupación con respecto a la investigación. «Si no investigáramos, los resultados ya serían siempre los mismos y no avanzaríamos nada, siempre estaríamos igual. Por tanto, la única manera de avanzar y de curar el cáncer será invirtiendo. No hay ninguna duda de eso. Hay que seguir mejorando». Salvador contó durante la entrevista una reflexión muy interesante en este sentido: «Los políticos intentan hacer lo que la sociedad demanda cuando llegan unas elecciones generales, pero la ciudadanía no demanda que aumente la inversión en investigación. No se dan cuenta de que ese es el único camino de que determinadas enfermedades se curen y de que la esperanza de vida aumente. Ese es el camino, pero cuesta que este mensaje llegue a los ciudadanos y lo vean como una prioridad».

El cáncer de mama es, afortunadamente, uno de los tumores con una mayor tasa de curación, pero también existe un 20 por ciento de la población que no llega a curarse. Según Javier Salvador, «en el día a día de la consulta tenemos pacientes que se van a curar y que a los 5 o 6 años le daremos el alta en el servicio de oncología, pero también tenemos otras pacientes que tienen cáncer de mama metastásico. Una enfermedad que acaba siendo incurable, aunque es verdad que, gracias a los nuevos tratamientos, especialmente la medicina de precisión y los nuevos avances en biología molecular, esas pacientes consiguen vivir muchos años. Es otro tipo de paciente muy diferente a lo que a veces vemos en la prensa».

Las historias de éxito, los lazos rosas y las carreras de la mujer es lo que suele ver la ciudadanía en los distintos medios, pero la realidad es muy distinta si tenemos en cuenta a las mujeres que dependen de un tratamiento toda su vida. Las pacientes de cáncer de mama no son heroínas. Al final, las empresas que construyen una imagen de color rosa para colocar un producto y aumentar sus ventas reducen a las pacientes a objetos de consumo. Esto no ayuda nada a la mayoría de las mujeres que tienen esta enfermedad.

«No hay que echarle tanta responsabilidad a las pacientes para que luchen o dejen de luchar, porque cada una hará lo que le parezca y eso no va a impactar en el resultado final. Mi recomendación siempre cuando se diagnostica un cáncer de mama es que no tengan prisa. Es mucho más importante tomar la decisión adecuada antes que ir corriendo a operarse o a recibir un tratamiento, de hecho, debe ser una obligación que todas las pacientes diagnosticadas pasen por un comité multidisciplinar, donde entre todos se decida la primera opción terapéutica», cuenta el director de la unidad de oncología, Javier Salvador.

Una de las investigaciones más importantes que lleva cabo el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla es la posibilidad de que las pacientes entren a recibir tratamiento de ensayos clínicos. Esto significa que las pacientes pueden acceder a nuevas moléculas que se están investigando frente al cáncer de mama. Un gran porcentaje de estas moléculas serán aprobadas por el Ministerio de Sanidad y se podrán aplicar a las personas que sufran de esta enfermedad. Javier Salvador explica que si no entran en estos ensayos clínicos no tienen esa acción para poder mejorar los resultados actuales. De hecho, todo el avance en oncología ha sido gracias a los ensayos clínicos.

Hábitos de vida saludable para prevenir

Javier Salvador incide mucho en la importancia de invertir más dinero en la investigación, pero también en los hábitos de vida saludable. Este profesional explica que un porcentaje grande de tumores se deben a hábitos de vida no saludable, de hecho, cuando se corrigen se disminuye la incidencia del cáncer de mama.

Las terapias hormonales sustitutivas a partir de una edad, la obesidad, el alcohol, los anticonceptivos orales o el sedentarismo son algunos de los factores que aumentan la incidencia del cáncer de mama. «Hay estudios que dicen que entre el 30 y el 50 por ciento de los cánceres se podrían evitar teniendo otro tipo de hábitos saludables, por lo que habría que invertir en eso para disminuir la incidencia. El problema es que vivimos en un país que tiene un alto porcentaje de obesidad infantil».

Javier Salvador es optimista en el futuro del cáncer de mama y piensa que habrá algunos subtipos de cáncer de mama que, una vez que se diagnostiquen, existirá la posibilidad de no operar y tratarlos con tratamientos con los que podrán curar a las pacientes. De hecho, ya hay algunos ensayos clínicos que están explorando esa posibilidad.

Este periódico ha conseguido tres testimonios de mujeres sevillanas que han tenido o tienen el cáncer de mama. Ellas sí que saben la realidad de esta enfermedad. Todas ellas tienen varias cosas en común, pero la más importante es que piden a la sociedad que abra los ojos y que se unan a ellas para pedir más inversión en investigación, porque eso puede salvar vidas en el cáncer de mama.

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Inma Durán

Inma Durán ha sido y es una persona muy deportista. Le apasiona el piragüismo. Un día se encontró un bulto en el pecho y fue al ginecólogo para que le mandase una ecografía. Se sentía tan bien físicamente que nunca habría pensado que le iban a decir que tenía cáncer de mama. «Los primeros días son muy duros porque no sabes a lo que te enfrentas». Sin embargo, fueron pasando los días y se fue tranquilizando. Se dio cuenta de que «la realidad es muy diferente» a lo que imaginaba. «Durante la quimio me sentía genial, salvo que se me cayó el pelo, pero yo no le di importancia. Incluso, les envié una fotografía a mis sobrinos y les dije: ‘vuestra tía ya no tiene ni un pelo de tonta’. Me lo tomé a cachondeo porque me sentía bien. Yo no sé qué va a pasar en el futuro o cuánto voy a durar, por lo que no me voy a amargar pensando que tengo una enfermedad, porque si no pierdo un día de mi vida. Mi filosofía es: día que me despierto, día que disfruto».

A Inma la quimio no la limitó, sino que la invitó a hacer todas las cosas que a ella le apetecían. No obstante, lo peor que le pudieron decir a una mujer que ha remado toda su vida es que no podría hacerlo «jamás». «Yo no me rendí y cuando terminé la quimio y la radio, sin hacer caso a los oncólogos y asumiendo las consecuencias, empecé a hacer una modalidad nueva que se llama ‘Dragon Boat’, una especialidad de piragüismo que pacientes de cáncer de mama realizan en otros países, porque han demostrado que mejora mucho sus vidas. Empecé a remar y a remar y yo sentía que me iba recuperando, incluso competí. Sin embargo, un día después de decirle a mis amigos que me sentía fantásticamente, me noté un bulto en el pecho y me fui corriendo al hospital. Me hicieron una ecografía y la persona que me la hizo tuvo la sangre fría de ver que tenía metástasis y decirme ‘bueno, ya te llamaremos’. Me fui a un hospital privado para hacerme otra revisión porque esa oncóloga no me dijo nada y ahí me dijeron que tenía cáncer. Cada vez que lo pienso me pongo enferma, porque yo tuve la suerte de pagarme un hospital privado, pero ¿y quién no pueda? ¿Qué hace? Están jugando con tu vida. De toda la enfermedad es de lo que peor me ha sentado, la dejadez por parte de un médico». Una semana después, le confirmaron que no solo había vuelto el cáncer de mama, sino que se había «diseminado a otros órganos del cuerpo» y que tenía ya en el hígado, en el pulmón, en huesos, en el esternón y en los lumbares.

Inma cuenta que lo primero que te dicen es que «no tienes cura», pero que intentaran alargarte la vida lo máximo posible. «A mí me dijeron que mi esperanza de vida sería de 5 años. Llegué a pensar que podrían ser mis últimas navidades». Al fin y al cabo, de lo único que dependen todas las mujeres que sufren esta enfermedad es de la investigación e Inma está preocupada por la falta de inversión que hay en España. «Menos mal que existe la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico (ACMM), donde recaudamos dinero para la investigación, que es la única forma de salvarnos».

El cáncer de mama metastásico es el gran desconocido del cáncer de mama y, según Inma, es porque «no interesa conocer la parte oscura del cáncer». «Lo bonito es el lazo rosa y el ‘te vas a curar’, pero la realidad es muy distinta». Los dos últimos pronósticos de Inma han sido «malísimos» porque le han dicho que su metástasis ha progresado. «El cáncer no es rosa para nadie. Por eso, cuando vemos que las empresas se aprovechan del cáncer de mama nos da mucha rabia. Una empresa que vende más por la desgracia de mucha gente, que es el cáncer. Me parece una burla a las pacientes que no nos curamos».

«Todo el mundo está concienciado con el cáncer, pero la gente no hace nada para ayudar. La única manera es la investigación y hay que donar para que se investigue. ¿De qué sirve la carrera de la mujer? Si ahí no se dona nada en la investigación. ¿Qué estás celebrando? Si tú realmente quieres ayudar, dona y haz algo para ayudar a las mujeres que tienen cáncer de mama».

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Teresa Pérez

Teresa Pérez no tuvo asistencia psicológica y los pacientes deberían tener esa posibilidad. Ella tenía nódulos en el pecho desde los 20 años y se hacía revisiones en el ginecólogo. Un día se hizo una mamografía y no pudo ir a recogerla y lo dejó pasar. No se imaginaba que pudiera salir un resultado grave porque no le dijeron nada por teléfono. Cuando fue pasado un tiempo ella ya tenía «el pecho mal». El médico le mandó al hospital y le dijeron que tenía cáncer de mama «y ya después fue todo lo siguiente...». Hay silencios después de palabras que lo dicen todo.

La operación con el cirujano, la quimio durante 4 meses y las revisiones con un tratamiento de pastillas fueron los meses siguientes. Teresa expresa que esta enfermedad, que es «muy grave», te pone muy sensible y necesitas un trato más delicado. Eso es algo que echó en falta cuando recibió el trato de su oncóloga. Según Teresa, «me decía las cosas de una forma muy brusca, sin empatía ninguna. De hecho, tuve que cambiarme hasta de oncólogo». Tras esta experiencia, Teresa ha estado incidiendo en la importancia del trato que se le da al paciente. «Yo lo que pienso es que los oncólogos deberían dar cursos de cómo tratar a la enferma porque el cáncer de mama es una enfermedad que te afecta mucho psicológicamente. A mí me cortaron el pecho y eso afecta mucho a una mujer. Y todavía más cuando tienes tan solo 36 años, como tenía yo. Y si, además, se te cae el pelo por la quimio es todavía un trauma mayor. Afecta psicológicamente por eso, porque aparte de que te puedes morir por la enfermedad, según la gravedad, te afecta físicamente».

Cada paciente es un caso completamente distinto, pero en muchas ocasiones, estas mujeres tienen un entorno complicado, con niños pequeños o dependiente de ir al hospital, donde el apoyo psicológico es fundamental. «Yo tenía dos hijas pequeñas y no presté atención de ir al psicólogo, tampoco me informaron. Parece que es un tema tabú. Además, la quimio me dejaba muy débil y no podía conducir, por lo que dependía siempre de alguien que me pudiese llevar a los sitios. No se le da importancia a la psicooncología y sí que la tiene, porque te afecta durante muchos años. A mí me produjo una ansiedad horrorosa y una depresión y tendría que haber ido al psicólogo. No es lo mismo salir adelante tú sola que con la ayuda de un especialista».

Diez años estuvo de tratamiento hasta que pudo derrotar esta enfermedad y darse de alta en el servicio de oncología. Diez años que le han hecho ser «más superviviente». «Si tuviese que sacar algo positivo es que valoras más la vida cuando te ves en una circunstancia así. A lo mejor después se te olvida porque la vida es así y vuelves a lo mismo, pero en ese momento valoras mucho más todo. Tienes más ganas de vivir, de salir y de hacer todo lo que te apetece. No hay que dejarse parar los pies. No hay que dejar que nadie te diga lo que tienes que hacer».

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Verónica Rosales

Verónica Rosales es una firme defensora de la autoexploración. Y es así porque se dio cuenta de que tenía un bulto en el pecho, en concreto en la zona de la axila, autoexplorándose. Fue al ginecólogo y le mandaron una ecografía y una mamografía. Cuando el radiólogo le hizo la ecografía su cara lo decía todo. En ese instante, Verónica se dio cuenta de que algo pasaba y que el siguiente paso sería la biopsia. Unos días después, un 19 de febrero, le confirmaron que tenía cáncer de mama. «Me dio una risa nerviosa y lloré y lloré. ¿Ahora como se lo decía a mi madre y a mi hermana? Yo no podía. Salí, me derrumbé a llorar y ya sabían qué había pasado».

Verónica explica que las mujeres jóvenes no tienen ecografías y mamografías anuales, pero que, sin embargo, el cáncer de mama en mujeres jóvenes existe. Por eso es importante autoexplorarse. «A la mujer le da mucho miedo tocarse porque teme encontrarse algo. Si no me lo encuentro no lo veo, pero es que si no lo ves puede ser tarde. Ese miedo a tocarse es muy generalizado. Hay que romper ese tabú».

Desde su cuenta personal de Instagram, Verónica se ha movilizado con el tema de la autoexploración. «Muchas mujeres me han dicho que se han empezado a autoexplorar y se han encontrado algún bulto, por lo que sé que mi implicación ha servido. Mi profesión es cuidar y, desde que estoy mala, no puedo. Por eso, intento cuidar a las mujeres impulsándolas a que se autoexploren».

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“Gracias por hacer un bonito recuerdo de lo que será un mal momento” me quedo con esta frase que me ha enviado Vero después de ver algunas de sus fotos. . Vero y Edu se nos casaban en octubre pero poco antes de todo este lío del virus tuvieron que aplazar su boda. . Vero se había detectado un bulto en el pecho en una de las veces que se “tocaba las tetas” y al poco le confirmaron que tenía Cáncer de mama y empezaron todo el tratamiento. . Ya está en la recta final y pronto pasará por quirófano. Y aunque después de la operación conserve su pecho, ella ha querido tener un recuerdo de cómo es su cuerpo en esta etapa de su vida. Sabe que no es su mejor momento para verse en fotos, pero sabe que esta sesión le servirá para recordar estos momentos tan difíciles. . Al acabar la sesión y de forma improvisada le he preguntado si le apetecía que le grabara un vídeo en el que nos explicara cómo debemos de hacernos una exploración para poder prevenir precozmente el Cáncer de mama, y ella decidida y totalmente predispuesta se ha puesto delante de la cámara. Es un vídeo sencillo con 0 preparación, pero lo que realmente cuenta es lo que Vero nos enseña y qué más da las formas ¿verdad? . Vero en su cuenta @verors9 nos explica todo este duro proceso y ayuda a dar visibilidad a algo que como ella dice, es más común de lo que parece. . No me enrollo más, otro día cuando os enseñe las fotos de la sesión os contaré más cosas pero una de las que me han dejado bien claro es que. . TÓCATE LAS TETAS y te ayudará a detectar precozmente el Cáncer de mama . . #cancerddemama #cancer #pecho #deteccionprecozdelcancerdemama #naturalidad #vida

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Hace cuatro días que dijo adiós a esta enfermedad y es una vuelta a la realidad que cuesta. «Me siento muy rara ahora porque llevo desde febrero enferma y ahora te tienes que adaptar a estar sana. Es un momento en el que es muy necesario el apoyo psicológico, porque ya la gente no te mira igual. No quiero ser la mujer que ha sobrevivido, sino simplemente yo».

Si algo tuviese que sacar Verónica de esta enfermedad sería «aprender a parar». «Yo tenía un estrés en mi vida muy alto, trabajaba muchísimo y estaba siempre pendiente del resto de las personas. No me cuidaba. Y ha llegado un momento en el que mi cuerpo me ha dicho para. He aprendido que no todo es el trabajo y que hay que saber parar y escuchar a tu cuerpo».

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