El Parlamento andaluz donde hoy se sientan 55 mujeres y 54 hombres, y que en 2008 se convirtió en la primera Cámara autonómica paritaria cuando la reforma de la Ley electoral andaluza de 2005 impuso que todos los partidos andaluces alternaran a hombres y mujeres en sus candidaturas, se estrenó con sólo siete diputadas. Aún se mantiene la obligación de las llamadas listas cremallera, que el PP andaluz recurrió al Tribunal Constitucional y que éste avaló. Es una medida que posteriormente se ha impuesto en otras autonomías y que algunos partidos promueven que se implante también en el Congreso y el Senado.
En un cuerpo centenario como la Guardia Civil, sólo hay mujeres desde hace 28 años. En la primera promoción, en 1988, ingresaron en la Academia 197 mujeres de un total de 2.817. Actualmente hay más de 5.100 agentes femeninas en distintas escalas y empleos entre los más de 78.000 profesionales que conforman el Instituto Armado. Representan un 2,77 por ciento de los oficiales, un 2 por ciento de la escala de escala de suboficiales y un 7,60 por ciento entre los cabos y guardias, números que sitúan todavía a la Guardia Civil «a la cola» en equidad entre ambos sexos, según destaca la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que también pide reactivar el Observatorio de la Mujer en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, creado en 2007 para promover la mayor visibilidad de las mujeres en este ámbito con una doble función de normalizarlo ante la sociedad y de animar a más mujeres a incorporarse. Con todo, la distribución de las agentes difiere mucho según los destinos y ha ido experimentando un progresivo aumento que hace que hoy no choque ver a mujeres con uniforme y tricornio como ocurría en los primeros años.
La Universidad de Sevilla tiene más de 500 años, una de las más antiguas de España, pero sus aulas estuvieron vetadas para las mujeres hasta 1888 (con los permisos correspondientes) y ya en el curso 1889-90 se matriculó la primera mujer, Gertrudis Martínez, curiosamente en la Facultad de Ciencias (también ese año se matriculó en Cádiz otra mujer en Medicina), según los estudios de Consuelo Flecha recogidos en el libro de Ramón María Serrera y Ramón Sánchez Mantero La Universidad de Sevilla, 1505-2005: V centenario. Hoy, el 54,5 por ciento del alumnado de los grados y el 56,7 por ciento del de los másteres en Andalucía son mujeres y, tras años centradas en las ramas de humanidades y ciencias sanitarias, actualmente son mayoría en todas las áreas a excepción de Ingeniería y Arquitectura, donde representan menos de un tercio de los estudiantes.
También existe paridad entre las mujeres y hombres que cada año terminan sus tesis doctorales. La otra cara está en el número de catedráticas, donde la proporción de mujeres es del 20,1 por ciento. Algo similar ocurre con las estudiantes de ciencias que optan por la investigación. Hay cada vez más equilibrio de hombres y mujeres realizando tesis y como miembros de equipos de investigación pero la presencia femenina se va reduciendo en los niveles altos como directores de grupos y de centros.
En el ámbito judicial, hasta 2005 no hay estadísticas sobre la distribución demográfica de la carrera judicial incluyendo datos por sexo. Ese año, en los juzgados andaluces, había un 41 por ciento de magistradas y un 59 por ciento de jueves. Actualmente hay 470 juezas y magistradas en activo y 478 jueces, lo que representa el 49,6 y el 50,4 por ciento respectivamente, una proporción paritaria.
La política, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, la investigación científica o los tribunales son cuatro ámbitos en los que se puede apreciar una progresiva incorporación de profesionales femeninas más o menos rápida y en mayor o menor proporción.
Mujeres que estuvieron presentes en los primeros años de esa incorporación comparten con otras que han llegado después, y en la mayoría de los casos cuando la proporción de hombres y mujeres en sus ámbitos está más equilibrada, su experiencia y los cambios visibles en estos años. Pero también, para poner el acento en que no se puede bajar la guardia, en que hay barreras aún por romper y en que muchos avances han sido posibles gracias a medidas de discriminación positiva que aún se tienen que mantener para evitar retrocesos.