Es el cuarto producto más deseado en la crisis, a tenor de los datos de incremento de compras desde que se decretó el confinamiento en los hogares para evitar la propagación del coronavirus. Según datos de la prestigiosa consultora Kantar, el agua embotellada ha aumentado en ventas un 21 por ciento, por encima incluso de los productos de alimentación, cuya demanda creció en esta crisis un 18 por ciento. Por encima del agua embotellada sólo han crecido en las compras compulsivas por la crisis los productos de aseo (67 por ciento de incremento), limpieza (54 por ciento) y celulosas (45 por ciento). Hay datos de empresas privadas incluso, que apuntan a que en muchos supermercados las ventas de agua embotellada ha crecido en un 70 por ciento. La Asociación Nacional de Empresas de Agua Embotellada (ANEABE), ha explicado a Ecoperiodismo que no disponen aún de cifras sobre el incremento de ventas al usuario, pero apuntan que donde se ha vivido un retroceso en el negocio es en la venta de agua a las empresas de restauración, cerradas durante el estado de alarma decretado en España, que suponen -dicen estas fuentes- el 30 por ciento de sus ventas.
Una de las palancas que probablemente ha llevado a los consumidores a lanzarse a la compra compulsiva de agua embotellada ha sido la proliferación de bulos en redes sociales en contra del agua del grifo. Algunos de los bulos que han circulado en contra del agua de grifo han sido que se podían producir cortes de suministro, que el agua de la red es menos saludable e incluso que podía transmitir el coronavirus. Cuestiones que se han ido desmintiendo a medida que se lanzaban a redes sociales para generar miedo.
Respecto a los cortes de agua, desde el inicio de la crisis el Gobierno prohibió expresamente cortes en suministros esenciales como la luz o el agua, pero esta semana ha dado incluso un paso más atendiendo a las demandas de los operadores de agua pública, representados por la Asociación Española de Operadores de Agua Pública y Saneamiento (AEOPAS), acordando considerar de manera explícita como “servicios esenciales” tanto el suministro de agua como el saneamiento de las aguas residuales.
En lo que se refiere a la salud del agua de grifo, el gerente de la AEOPAS, Luis Babiano, ha explicado a esta redacción que “los procesos de potabilización que se llevan a cabo en todas las empresas públicas de agua garantizan la salud del agua que llega a las casas y también garantizan al cien por cien que no pueden transmitir el COVID19 ni ninguna otra enfermedad”. En efecto, desde antes de la crisis la normativa que se aplica a la calidad del agua de grifo exige una serie de parámetros fisico-químicos que garantizan la total seguridad del agua que llega a las viviendas.
Pero la normativa de salubridad del agua urbana no se aplica a las aguas embotelladas. Las aguas minerales están vigiladas por una regulación específica y distinta de las relativa a las aguas de consumo público. ANEABE aclara que “para obtener el calificativo de ‘Agua Mineral Natural’ es necesario iniciar un largo y exigente expediente administrativo, en el que intervienen las autoridades competentes en Minas, Sanidad y Medio Ambiente”. Sin embargo, esos controles se aplican solo a las aguas minerales de origen español, las que apunta ANEABE que forman parte de su organización. Con las aguas minerales procedentes de otros países o continentes, fuentes consultadas de ANEABE no se mojan: “no forman parte de nuestra asociación, sólo las españolas”.
Además, hay otras aguas embotelladas que escapan a los controles férreos de calidad a las que se somete al agua de grifo o mineral. Botellas de agua que no tienen la calificación de agua mineral aunque se encuentren en los mismos estantes en los supermercados y los envases luzcan un diseño prácticamente idéntico a las botellas de aguas de origen mineral: el agua embotellada filtrada, que escapa a los controles del agua mineral y elude también los controles del agua de grifo tras su tratamiento. Desde ANEABE aclaran que el agua filtrada embotellada no forma parte de su organización y que incluso han lanzado campañas como ‘Claros con el agua’ para explicar las diferencias entre las aguas minerales y las filtradas, en la que asegura que el agua filtrada “es agua del grifo que se somete a un proceso que altera su composición inicial y elimina el cloro, por lo que el agua queda desprotegida y es muy sensible a eventuales contaminaciones durante el envasado y servicio al consumidor”.
El envase es un posible vector de transmisión de contagio. Existe la posibilidad de que las botellas plásticas o de cristal y sus envoltorios plásticos sean transmisoras del virus COVID19, ya que se ha constatado que otros coronavirus pueden vivir en superficies de plástico y vidrio durante cuatro o cinco días, y pueden persistir hasta nueve días, dependiendo de la temperatura y la humedad.Un estudio publicado el pasado martes en el New England Journal of Medicine concluía que el nuevo coronavirus es capaz de sobrevivir sobre superficies de plástico 15,9 horas. Eso implica que ha podido pasar por muchas manos (transportistas, reponedores, consumidores.) antes de que sea adquirido. A este riesgo de que el virus entre en las casas se suma la exposición pública en los establecimientos y supermercados de estas botellas y el riesgo que supone también salir de casa para su adquisición, como sucede con el resto de productos de venta al público.
“El agua de grifo no entraña riesgo alguno -asegura Luis Babiano, de AEOPAS- ya que el agua llega desde la potabilizadora donde se trata eliminando virus o bacterias que puedan estar en agua bruta, hasta su transporte mediante canalizaciones cuya salubridad y aislamiento de la gente está garantizada, hasta dentro de los hogares” y resalta que “el riesgo de contagio por beber agua de grifo es nulo”.
Para reafirmar la seguridad del agua de grifo y ponerla en valor de manera que nadie tenga que salir de casa, AEOPAS ha lanzado lacampaña #SanaySegura en la que asegura que “las prácticas actuales de purificación del agua e grifo son cien por cien efectivas en la eliminación de cualquier tipo de virus o bacteria perjudicial para la salud humana”, a la vez que incide en que “no hay evidencia de transmisión ni del actual COVID-19 ni de ningún otro virus, ni siquiera entre el personal profesional expuesto a las aguas residuales de manera cotidiana”. “La crisis sanitaria está demostrando que el agua de grifo debe ser una prioridad en las políticas de inversión de las administraciones públicas; de hecho, el agua es esencial para combatir este virus: lavarse las manos, limpieza en el hogar, higiene personal...”, recalca el gerente de AEOPAS. Finalmente Luis Babiano sentencia: “nunca frenaremos la pandemia si no hay agua en nuestros grifos”, e insta al Gobierno de España y a la Unión Europea a poner en marcha un plan de choque para la renovación de nuestras infraestructuras del agua.