Menú
Apetito

Érase una vez... Las 1000 y una noches en Sevilla

La gastronomía de Marruecos se encuentra en plena calle Santa Clara

Carlos M. Montero monterogrove /
22 oct 2023 / 13:58 h - Actualizado: 22 oct 2023 / 13:58 h.
"Apetito","Restaurantes en Sevilla y provincia"
  • La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
    La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
  • La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
    La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
  • La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
    La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
  • La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
    La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
  • La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
    La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
  • La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla
    La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla

“Érase una vez...”. Así empezaban los cuentos cuando yo era pequeño. No había historia que se preciara que no comenzara con esta frase. Y los cuentos que venían del lejano oriente, que llegaban envueltos en halos del misterio que nos producía lo desconocido, eran los que más me gustaban. Alfombras voladoras, lámparas maravillosas, genios en botellas, Alí Babá, Aladino y Simbad. Las 1000 y una noches se reflejaban en aquellos majestuosos ropajes, la forma de hablar y cómo se comportaban eran ingredientes ideales para recrear en mi imaginación cada aventura, rodeado de elefantes, de palacios misteriosos o incluso comprobar que mi cama, convertida en alfombra, volaba.

Cuando te haces mayor, tienes la oportunidad de viajar y comprobar si, lo que soñaste de pequeño, era real. Si, lo que leía en mis cuentos, antes de caer rendido cada noche, tenían algo de verosimilitud y, déjenme decirles que, en muchas ocasiones, la realidad supera ampliamente a la imaginación. Incluso he podido comprobar que viajar, no físicamente sino a través del tiempo, gracias a la gastronomía, es posible. Trasladarse a lugares lejanos mediante nuestros recuerdos por los sabores es frecuente, aunque no tanto como me gustaría.

Érase una vez... Las 1000 y una noches en Sevilla
La Alcoba, gastronomía de Marruecos en Sevilla

Esta sensación de viajar mientras disfruto comiendo algo la tuve hace unos días, pero permítanme que se la cuente como merece la ocasión, y que comience como lo merece la ocasión, como si fuera un cuento...

Érase una vez una joven princesa llamada Eddaouia. A esta jovencita y bella niña, muy pronto, la vida le hizo tres regalos en forma de hijos, Aysha, Farek y Rachid. Sin embargo, nuestra princesa tenía un sueño que quería cumplir: viajar a España. Como dicen que los sueños, si se cree en ellos, siempre se cumplen, una mañana soñó que montaba en una especie de alfombra mágica para hacer el viaje deseado. Era una alfombra extraña porque volaba bajo, muy bajo. Tan bajo que el agua le dio en la cara y la despertó. Cuando abrió sus ojos, ya estaba en Sevilla, en su palacio, pero se dio cuenta que no era feliz del todo. Había hecho realidad su sueño, pero ese sueño estaba incompleto sin sus pequeños. Tanto quería estar con sus hijos que alguien le hizo una propuesta a nuestra joven princesa. ¿Quieres tener a tus hijos contigo? Si de verdad lo deseas, los tendrás, pero a cambio tendrás que renunciar a muchas cosas. Ya no serás princesa, ya no podrás vivir en el palacio y tendrás que vivir en una sencilla alcoba... y así fue. Sin dudarlo, Eddaouia aceptó de inmediato y cambió su nombre por Claudia. Ya no tenía palacio. Ya no era princesa porque, sin darse cuenta, se había convertido en una reina. Ahora sí, la felicidad era completa. Estaba acompañada de lo que más quería en el mundo, sus hijos. Se dio cuenta que, su verdadero reino, era su familia y que la felicidad era estar juntos siempre, aunque fuera en una alcoba. Hoy, desde su restaurante La Alcoba, nos abren cada día las puertas de su casa y nos permiten disfrutar con ellos de las delicias que nos ha preparado Claudia para agasajarnos... y viven felices y comen perdices. O lo que Claudia tenga en la olla esa mañana.

Este es el cuento y, aunque breve, no crean que dista demasiado de la realidad. El restaurante que regenta esta hermosa familia es un espacio sin grandes pretensiones. Cero lujos. Basado en la autenticidad de los productos, Claudia pretende unir la cocina sevillana y árabe, sin perder las raíces que su Rabat natal nos regala. Las medidas de la mano de la cocinera que, como las de cualquier madre, podemos resumir en tres categorías: una pizca, un poco y un puñado, hacen el resto. Nada que no sea elaborado en su cocina se vende aquí. Desde las ensaladas hasta los dulces son creación de nuestra reina. Los guiños a la cocina sevillana aparecen en mil detalles, como en las croquetas de tajín. La pastela de pollo y las berenjenas en tempura con miel son de esos imprescindibles cuando vengan, pero, si quieren viajar gastronómicamente a Marruecos, prueben el cous cous con membrillo. Un espectáculo que no se pueden perder. Hasta el pan está elaborado por esta mujer que, junto a sus hijos han dado forma a un lugar donde aislarse y dejarse llevar. Aquí, más que en ningún otro sitio, sentarse y decirles “ponme de comer”, cobra más sentido que nunca.


Revista Escaparate Empleo en Sevilla Más seguros Edictos