Seis minutos para demostrar que igual no hay plantilla suficiente (4-2)

El Valencia CF - Real Betis significó la vuelta del fútbol a Mestalla un mes después que el conjunto ché empatara en Getafe. El preludio del partido estuvo marcado por la DANA, con sentido homenaje a los fallecidos y afectados en la Comunidad Valenciana.

Para la disputa del encuentro, la antesala fue quizás algo excesiva y se notó en los primeros compases con un ritmo muy bajo hasta que el duelo entre ambos fue cogiendo revoluciones con goles, los mismos que se repetirían al inicio del segundo acto, con tres de los valencianistas que dilapidaron cualquier opción para puntuar al conjunto de Manuel Pellegrini.

El fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes

Un despeje de Perraud en área terminó en el primer córner para los de Rubén Baraja, que sacaron tajada del balón parado. Jugada ensayada, el lateral bético no lee el saque raso de Javi Guerra y la recepción de Rioja y tras golpear Barrenechea es Tárrega quien recoge el esférico para anotar el primero.

El conjunto de Manuel Pellegrini supo reponerse rápido a la intensidad del Valencia a base de fútbol y de estar bien situado en el campo, con y sin balón.

Aprovechó Aitor Ruibal una falta lateral absurda que provocó Foulquier para botar desde el costado izquierdo con fuerza y encontrar en la cabeza de Hugo Duro el desvío perfecto para hacer el empate en el marcador.

Las mejores imágenes del Valencia - Real Betis

Ver galería

Se paró hasta en dos momentos el partido por incidencias sufridas por los aficionados, subsanadas ambas sin problemas por los servicios médicos.

Ello, inevitable, contribuyó a que la contienda tuviera muy poca continuidad, aunque sí que pudo Ez Abde poner por delante a los verdiblancos.

Con Sergi Altimira y el debutante Carlos Guirao, sin arrugarse en un escenario complicado, los de Pellegrini comenzaron a mandar en el juego y a ser los que más buscaran la meta de Mamardashvili.

Justo antes de finalizar el primer tiempo se salvó el Betis. Gayà la puso de fábula con la derecha y Diego López cabeceó al palo largo de Rui Silva, estrellándose el cuero en el mismo.

También tuvo tiempo el cuadro bético para meter miedo en el área valencianista tras una buena acción de Abde y un centro que no pudo concretar Vitor Roque y terminó en la esquina. Bartra remató y tuvo el tanto en su cabeza.

Sin grandes acciones de peligro salvo las dos finales nombradas, Ricardo de Burgos Bengoetxea señaló el camino de los vestuarios.

El Betis se carga el partido

De igual forma que en inicio comenzó el segundo acto, con gol del Valencia ante la pasividad del Betis, que se cargó por completo el partido en seis minutos fatídticos.

Una jugada trenzada terminó en Hugo Duro, que aprovecha un rebote tras el golpeo de Javi Guerra para definir a placer y sin oposición ante Rui Silva, que se quedó sosteniendo los palos en vez de salir y achicar.

Tres minutos después, de nuevo los mismos participantes hacen el tercero. El centrocampista filtra y el delantero arranca con los zagueros verdiblancos muy abiertos y pica ante la salida del meta de Águas Santas para poner todo muy cuesta arriba para los de Pellegrini.

La puntilla llegó en el 56', con Diego López enganchando una volea ante el buen pase que le dio Marc Bartra en el despeje.

Con la cruz ya sobre los hombros se acordó Manuel Pellegrini del banquillo y realizó un triple cambio con Bakambu, Chimy y Lo Celso. Fue el delantero rosarino quien recortó distancias con un golazo tras disparar seco y cruzado desde la frontal y por el que el Betis deberá desembolsar 350.000 euros a Osasuna al alcanzar los 22 partidos como verdiblanco.

Intentó maquillar aún más el resultado sin conseguirlo a pesar de terminar con Juanmi y Assane además de los anteriores en la punta del ataque.

Gordillo y Joaquín, embajadores béticos en Alfafar, zona cero de la DANA en Valencia

Las soluciones tardías no surtieron efecto y discurrió en la más absoluta nada el encuentro en Mestalla. Ricardo de Burgos Bengoetxea, tras comerse un penalti a Vitor Roque, se acordó al final del partido que tenía silbato para dejar su necesaria huella y ponerse a repartir cartulinas.