«El intenso cambio climático en el Mediterráneo nos muestra cómo estamos entrando en una dimensión desconocida»
Montserrat Vilá Planella, Profesora e Investigadora del CSIC en la Estación Biológica de Doñana, presenta el informe Diagnóstico sobre Invasiones Biológicas a nivel global, del que es coautora
Montserrat Vilá Planella. Profesora e Investigadora del CSIC en la Estación Biológica de Doñana y presidenta del Grupo Europeo de Trabajo sobre Invasiones Biológicas. Sobresale en el ranking mundial de investigadores más influyentes en el estudio de las especies invasoras, y a final de agosto se presenta el informe Diagnóstico sobre Invasiones Biológicas a nivel global, del que es coautora.
Desde el año 2014 está incluida en el ranking mundial de los investigadores científicos más influyentes, elaborado por Clarivate Analytics. En su caso, es de las más citadas por sus aportaciones en el estudio ecológico de las especies invasoras. Montserrat Vilá, desde su grupo de investigación en las instalaciones de la Estación Biológica de Doñana en el Parque Científico Tecnológico Cartuja, en Sevilla, con rango de Profesora de Investigación, que es el principal en el organigrama del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), participa además en iniciativas relevantes para el análisis, regulación y toma de decisiones ante los impactos a nivel ecológico y económico causados por plantas o animales que el ser humano introduce fortuitamente o deliberadamente.

Montserrat Vilá, en la sede de la Estación Biológica de Doñana, en el Parque Científico Tecnológico Cartuja, en Sevilla, desde donde investiga, junto a integrantes de su grupo de investigación.
Montserrat Vilá preside Neobiota, el Grupo Europeo de Trabajo sobre Invasiones Biológicas. Ella forma parte del Foro Científico para la Rregulación en la Unión Europea sobre Especies Exóticas Invasoras. Participa en el comité científico de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), a la que pertenecen 127 estados. Es coautora del Diagnóstico sobre Invasiones Biológicas que el IPBES va a presentar en su Plenario, que tendrá lugar dentro de un mes, del 28 de agosto al 2 de septiembre, en Bonn (Alemania).
En los últimos años se está incrementando el número de premios y reconocimientos que está recibiendo Montserrat Vilá. Entre otros, el Premio Nacional de Investigación en el área de Ciencias y Tecnologías de los Recursos Naturales, el Premio de la Ecological Society of America, y ha sido elegida miembro de la Real Academia de Ciencias de España y del Instituto de Estudios Catalanes. Trabaja en Sevilla desde hace 17 años y reside en el barrio de Nervión.
¿Cuáles son sus raíces biográficas?
Nací en 1965 en Figueras (Gerona). Mi padre era carpintero y mi madre era maestra. Cuando se casaron, se fueron a vivir a un pueblo muy pequeño en la costa, Selva de Mar, cercano a la frontera con Francia. Soy la mayor de los cuatro hijos, somos dos chicas y dos chicos. En mi infancia, Selva de Mar tenía solo unos 150 habitantes, mi madre era la maestra de la única escuela, donde nos enseñaba a la vez a niños y niñas de diversas edades. Todas las distracciones estaban relacionadas con la naturaleza, jugábamos con las plantas a hacer la cocinita, nos entreteníamos buscando renacuajos, etc. Desde niña me ha entusiasmado la naturaleza. Los fines de semana llegaba una amiga que vivía en Barcelona y traía las novedades de a lo que se jugaba en la ciudad.
Cuando cursó la carrera de Biología en la Universidad Autónoma de Barcelona, ¿hubo alguna experiencia que le decantara hacia los ámbitos que ahora investiga?.
Me gustaban todas las asignaturas. Yo entonces no me imaginaba trabajando casi siempre en un laboratorio, o delante de un ordenador, como es habitual hoy en día. Yo quería estar en el campo. Y me gustó la asignatura de Ecología, que se impartía en el cuarto curso. Me encantó comprobar que en las prácticas se podían tomar datos y representar con gráficas lo que veías en la naturaleza.
¿Quien le influyó en dedicarse a la investigación sobre especies invasoras?
Cuando me fui con una beca a la Universidad de Berkeley, en California, donde estuve seis meses, conocí a una chica, Carla d’Antonio, que había obtenido una plaza en dicha universidad, y me gustaba lo que hacía. Conseguí otra beca para estar de nuevo allí al año siguiente. Yo hice mi tesis sobre la regeneración de la vegetación después de los incendios, estuve vinculada al Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), pero vi que en esa temática ya había mucha gente en España investigando, con expertos de alto nivel. Y preferí abrirme camino en el tema de las especies invasoras, que hasta entonces no había despertado mucho interés, ni imporataba mucho a nivel de conservación. Sí se investigaba sobre especies endémicas o raras, pero no sobre las que se introducían y convertían en abundantes.
Desde hace miles de años, los seres humanos han introducido plantas y animales procedentes de otros territorios. ¿Cómo se establece científicamente el límite entre lo que está bien y lo que es perjudicial?
Cuando, por ejemplo, tuvo lugar la colonización de América, se produjo no solo una colonización humana sino también una colonización ecológica. La diferencia es que hoy en día con la globalización esos procesos han crecido de modo exponencial. Ya no estamos hablando de una especie que se quiere introducir, sino de todas las que se introducen sin pretenderlo, porque van en medios de transporte, en contenedores, etc. Como los mosquitos tigre, por ejemplo, que se han extendido por España al ir en el interior de muchos vehículos y sus conductores no sabían que lo llevaban dentro.
¿Cuántas personas integran su equipo de investigación en la sede de la Estación Biológica de Doñana en Sevilla, en el Parque Científico Tecnológico Cartuja?
Tengo cuatro investigadores. Es un grupo pequeño. He llegado a tener ocho, pero es muy difícil conseguir doctorandos. En España, para hacer investigación tenemos que estar constantemente buscando dinero, presentando proyectos competitivos, tanto para poder contratar como para poder hacerlos.
Cuando va a un paraje natural para investigar, ¿utiliza muchos equipos tecnológicos con sensores o toma notas como los naturalistas clásicos?
Soy una ecóloga que no utiliza medios sofisticados. Tomo datos de campo, de lo que veo, de lo que puedo contar. Y cuando voy en momentos de ocio, mi prioridad es observar flores, insectos, paisajes, pájaros, y para eso solo llevo prismáticos y un bocadillo.
¿En qué consiste el informe Diagnóstico sobre Invasiones Biológicas que se va a presentar a final de agosto en el Plenario de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES)?
Es un documento en el que hemos trabajado durante tres años numerosos investigadores, requiere mucho consenso para que sea aprobado. Tiene cuatro partes: cuáles son los motores de invasión, cuándo son las entradas de invasión, cuáles son los impactos, cuál es el manejo. Todo a nivel mundial. He sido autora líder en el capítulo sobre los impactos de todas las invasiones en todos los hábitats. El impacto tanto en la biodiversidad como en los servicios ecosistémicos y en la calidad de vida: salud pública, seguridad. Hemos tenido que elaborar muchas bases de datos y analizarlas conjuntamente para que todos estemos de acuerdo. También los textos han estado sometidos a exposición pública para que pudiera haber aportaciones y revisiones.
¿Recibe remuneración por ese cometido?
No ha habido recursos para hacer ese trabajo, nos hemos involucrado voluntariamente. Ojalá hubiéramos podido contratar a una persona para colaborar en la producción de los materiales en los que estábamos trabajando juntos 20 investigadores desde muchos países.
¿Cuánto desequilibrio hay entre impactos negativos y positivos por la penetración de especies invasoras?
Muchas especies han sido introducidas voluntariamente para hacer uso de ellas: plantas forestales, plantas de cultivo, especies para pescar, o para cazar, mascotas,... Y muchas tienen una finalidad positiva. En el Diagnóstico que hemos elaborado, con un meta-análisis de toda la bibliografía publicada, se han cuantificado por vez primera los impactos positivos, negativos y neutros. Abundan más los efectos negativos. Pero hay de todo. Por ejemplo, el cangrejo americano tiene en países como el nuestro un efecto muy perjudicial en los anfibios, porque les quita el hábitat y los depreda, pero a la vez el cangrejo se ha convertido en alimento de pájaros.
¿Qué datos presentó en la Conferencia sobre Biodiversidad y Ecosistemas, celebrada recientemente en Sevilla y organizada por LifeWatch ERIC?
Datos a partir del análisis de 287 publicaciones sobre 4.622 estudios de campo dedicados a los impactos ecológicos de 119 plantas exóticas invasoras en Europa. Los impactos negativos se encontraron con más frecuencia en las especies que en los ecosistemas. La frecuencia de impactos negativos es mayor en productores primarios, herbívoros y parásitos que en descomponedores, polinizadores y depredadores.
Cuando estalló la pandemia covid, muchos expertos en ecología recordaron las advertencias sobre el creciente peligro que supone la destrucción de parajes naturales que además son reservorios de virus y bacterias con los que no suele tener contacto el ser humano, y que pueden extenderse a otros lugares llevados por animales que han de migrar para intentar sobrevivir.
Lo hemos visto en tiempo real, como si estuviéramos asistiendo a la erupción del volcán de La Palma. Es el mismo fenómeno, la única diferencia es que la expansión de un virus es muchísimo más rápida que la proliferación de una especie vegetal o animal.
¿Cómo evoluciona la regulación en la Unión Europea sobre el control de especies invasoras?
Consiste sobre todo en la prohibición de su comercialización e implantación, y cómo establecer un plan de gestión. Los que formamos parte del comité científico visamos la validez de los informes científicos sobre niveles de análisis de riesgo de especies que se quieren incluir en el listado de prohibidas. La decisión no depende de nosotros, sino de gobiernos y parlamentos. En Europa los procesos son demasiados lentos, se tardan años.
Cite especies que usted ha valorado especialmente la necesidad de prohibir por su potencial invasor.
Son muchas, cito tres: el pennisetum setaceum, gramínea que se ha plantado en el Cabo de Gata, y que se expande mucho. Y el visón americano, que no se ha prohibido en Europa por la presión política de países del Norte de Europa al haber muchas granjas de esa especie para la producción de pieles. Sí se ha conseguido prohibir especies de peces que se habían introducido para la pesca deportiva y son muy depredadoras. Un criterio importante que se sigue es incluir en la lista europea a especies que se considera es mejor gestionar su prohibición en todo el territorio de la Unión Europea porque así la gestión del problema es más eficiente, y pueden ser controladas aunque no se las erradique del todo.
¿Qué investigación está llevando a cabo actualmente?
Estoy más dedicada a dos investigaciones: por un lado, un análisis de las plantas ornamentales en los jardines urbanos en ciudades españolas, y ver en qué proporción son especies exóticas o nativas, y cuáles de las exóticas tienen potencial invasor, y cuáles son sus rasgos morfológicos, funcionales y estéticos, que nos indiquen qué preferimos plantar. Por otro lado, analizar cómo se introdujeron en América pastos, gramíneas y leguminosas del hábitat mediterráneo. En California, por ejemplo. Y cómo allí son abundantes e invasoras. Queremos comparar especies en la zona de introducción y en la zona nativa, y ver si han cambiado sus rasgos y por eso tienen tanta preeminancia en California. Porque algunas plantas que aquí no son dominantes allí lo son muchísimo.

Montserrat Vilá, en la imagen tomando muestras de semillas de herbáceas en California, para la investigación que realiza actualmente sobre cómo se han convertido en especies predominantes plantas llevadas por colonizadores españoles.
Indique ejemplos.
Gramíneas como la avena barbata. Leguminosas como la medicago sativa (alfalfa). Para entenderlo mejor: las especies herbáceas que vemos en España en las dehesas, las que ahora vemos amarillas, en los sotobosques de California tienen en un 50% las mismas que en España, y eso ha ocurrido en menos de tres siglos. Queremos explicar qué características ecológicas han influido en que sean áreas tan similares.
¿Y qué le está llamando más la atención en el análisis de los jardines en ciudades españolas?
Si existe una regulación que prohíbe plantar algunas especies que están tipificadas como invasoras, como el plumero de la pampa, o el ailanto, pues continúan en parques e incluso están en rotondas.
¿Se puede atajar la proliferación en la costa de la provincia de Cádiz del alga rugulopteryx okamurae, originaria de Asia?
Hay un grupo de investigación de la Universidad de Cádiz que está aportando muchos datos sobre este problema. Ya no se puede controlar la proliferación de este alga en el Estrecho de Gibraltar, está colonizando la zona. Es un ejemplo de lo que sucede en un lugar por el que pasan muchos barcos mercantes procedentes de otros continentes y abren compuertas para soltar aguas de lastre.
Estamos constatando el intenso calentamiento del clima en el Mediterráneo. En las aguas marinas, en los países costeros, en las islas sufriendo incendios muy graves. ¿Cuál es su punto de vista?
Nos está mostrando que entramos en una dimensión desconocida. Con todo el efecto nocivo que se ha acumulado en el deterioro del planeta por las emisiones contaminantes, ya sabemos que en algunas zonas la temperatura aumenta un promedio de un grado y medio, pero en otras zonas son incrementos de cuatro o cinco grados. Quizá podremos soportar bien la adaptación a la subida de un grado y medio, pero no sabemos cómo vaa ser posible donde sube cuatro o cinco grados. Cómo van a resistir las especies, ya sean las masas forestales en una sierra, o la vida marina en la superficie del Mediterráneo. Y no nos olvidemos de los ancianos, y de tantas personas cuya supervivencia está más en riesgo con los golpes de calor.
¿En qué medida el cambio climático distorsiona la certidumbre de las investigaciones que acometen grupos como el suyo, al ser más difícil comparar datos de un pasado reciente en el que muchos factores ya no se comportan como ahora?
En ecología hay investigadores que elaboran modelos matemáticos para establecer predicciones de futuro. Está muy bien estructurado, no es ciencia ficción. Es como los pronósticos sobre qué tiempo dentro de una semana. Hay capacidad para determinar qué temperaturas tendremos dentro de un par de décadas. Lo que ha sucedido al analizar el cambio climático es que la realidad es aún peor de lo que se estimaba cuando ya se informaba sobre este peligro y casi nadie hacía caso. Y decían que exagerábamos. No, no exagerábamos.

Montserrat Vilá en casa de Carla d’Antonio, profesora de la Universidad de California-Santa Bárbara, procesando ambas material de campo. La influencia de Carla d’Antonio fue determinante para que Montserrat Vilá orientara hace más de 25 años su trayectoria investigadora hacia el estudio de las especies invasoras.
¿Le preguntan mucho investigadores de otros países sobre la situación de Doñana?
Sí, muchas veces. Doñana es muy conocida y valorada. Y no se puede seguir tratando a Doñana como se está haciendo. Estamos en proceso de cambio climático, hay una sequía intensa, y una sobreexplotación del acuífero por el consumo de agua alrededor de Doñana que no debería suceder, es inaudito. Hay que atajar los niveles de consumo de agua causados por la concentración de personas en Matalascañas y por la producción de frutos rojos. Dentro de Doñana, el deterioro de las lagunas, que se han secado, quizá haya alcanzado un punto de no retorno. Y Doñana es muy importante para la biodiversidad europea. Todavía hay gente que piensa que el medio ambiente frena el desarrollo, y es al revés. Tampoco se es consciente en España de lo mucho que se conoce en el mundo la existencia de Doñana. Millones de personas saben que existe, que es importante y que hay que salvarla. Por establecer un símil: muchísimas personas no hay visto nunca una ballena azul, ni siquiera en documentales, pero saben que es muy necesario protegerlas y evitar que se extingan. Lo mismo sucede con Doñana, que es Patrimonio de la Humanidad como Reserva de la Biosfera.
¿Hacer ciencia en España sigue siendo luchar a contracorriente?
El sistema de gestión del CSIC para hacer ciencia está super burocratizado y es una rémora. Por dar un ejemplo: hace unos días, para comprar papel de fieltro por valor de 70 euros hay que cumplimentar una solicitud por quintuplicado y firmar cinco veces. Ahora se hace desde el ordenador, pero sigue siendo una tramitación excesiva. Nos pasamos mucho tiempo dedicados a los trámites. Y cuanto más proyectos de investigación consigues, más difícil es liberarse de los procedimientos burocráticos. Hay que justificarlo todo hasta la saciedad. Me quita demasiado tiempo, que debería estar más en el campo tomando muestras de semillas. Hay que confiar más en los investigadores, el sistema está basado en la desconfianza. Si cuando se elabora la memoria para un proyecto se incluye que se va a comprar una cosa, y cuando dos o tres años después estás realizando ese proyecto y decides que es mejor comprar otra porque tienes un conocimiento más actualizado sobre lo que es más útil, eso no debe llevar a que años después te hagan una auditoría para fiscalizar ese cambio de criterio.
Montserrat Vilá, Premio Nacional de Investigación, experta de prestigio mundial en el estudio de plantas y animales como especies invasoras, es una apasionada de la naturaleza desde su vida de infancia en Selva de Mar, en la Costa Brava gerundense.