Ciencia

La Ciencia de lo Imposible

Desde el más remoto pasado a misterios considerados “modernos” todos, sin excepción, guardan el vestigio del conocimiento o los secretos de la Antigüedad. Ejemplos de ellos hay y son tan sorprendentes como indescifrables...

18 feb 2020 / 09:37 h - Actualizado: 18 feb 2020 / 09:40 h.
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Nuestra Humanidad se sorprende en nuestros días, en pleno siglo XXI; por las capacidades que demostraron siglos atrás, milenios en muchos casos, nuestros ancestros. A través de la tradición oral, en sus textos o, simplemente, en sus enigmáticas construcciones o extrañas arquitecturas nos ha dejado misterios que, hoy día, se considera eternos.

Desde el más remoto pasado a misterios considerados “modernos” todos, sin excepción, guardan el vestigio del conocimiento o los secretos de la Antigüedad. Ejemplos de ellos hay y son tan sorprendentes como indescifrables...

Los otros “Diluvios”

En el segundo periodo del siglo XX, expertos del British Museum descubrieron una biblioteca muy particular, la biblioteca del rey Asurbanipal de Nínive, rey de Assur (siglo VI a.C.), unas tablillas que hablaban de la “Epopeya de Gilgamesh”, rey de Ur, un poema que tiene más de 5000 años... En el relato de Gilgamesh se habla de un periodo, anterior al que relata la Biblia, donde se habla que “durante seis días y siete noches vino el diluvio y el viento”, curiosamente la Historia del pueblo sumerio, mesopotámico, se inicia tras ese diluvio. ¿Se pudieron inspirar en este relato para “rescribir” el relato bíblico?

Pero en otras culturas también se habla del Diluvio, una inundación que castigó al ser humano por su maldad... Así tenemos otros diluvios como el ocurrido en Alaska donde la raza humana se salvó debido a ese mismo cataclismo.

Los indios de la costa norte de California hablan de un diluvio que acabó con hombres y animales.

En Paraguay se habla de una época en la que nuestro planeta estaba muy poblado y una gran inundación acabó con muchos de aquellos pobladores iniciales.

En Perú el agua sumergió las montañas más altas y todo murió bajo las aguas excepto un hombre y una mujer que salvaron la vida al flotar sobre un “cascarón”, tras ellos el viento los devolvió a un lugar llamado Tiahuanaco.

En Grecia el dios Zeus de la mitología mandó un diluvio para matar al hombre..., al ser humano. Prometeo avisó a su hijo Deucalión que construyó una barca y salvo su vida...

Júpiter, el dios romano, decidió destruir a la humanidad con la ayuda de Neptuno –dios de las aguas y criaturas marinas-, crearon una pavorosa tormenta que acabó con todo salvo con un monte: el monte Parnaso. Curiosamente en el monte Parnaso salvó la vida Deucalión y su esposa...

En Irlanda un hombre llamado Fintan se salvó del diluvio y de una gran ola que lo cubriría todo...

En China el dios Gong Gong originó un diluvio que duró veintidós años e hizo que el ser humano se refugiara en los montes...

En Tailandia un topo advierte –en la leyenda- a un hombre y una mujer –ambos hermanos- de la inminente llegada del diluvio y construyendo una embarcación con hojas de calabaza logran ser los únicos supervivientes.

La pregunta es: ¿Hubo más diluvios? La respuesta parece ser afirmativa.

Las líneas Ley

La líneas en el terreno, visible casi imperceptiblemente desde el suelo y evidentes desde el cielo, siguen despertando las preguntas y curiosidad del ser humano. Así en los siglos XVIII y XIX la nobleza local de una pequeña zona de Inglaterra decoró su entorno más cercano con unas líneas que representaban caballos o gigantes, practicados en estériles colinas cercanas que sólo destacaban por su verdor pero improductivas para el cultivo.

Algunas de aquellas representaciones de hace ya casi dos siglos se encuentran en las proximidades de un entorno llamado “Líneas Ley” que en nativo sajón significaba “tierra que se puede arar” y que, curiosamente, recorren las campiña y unen ancestrales megalitos, entornos sepulcrales y otros lugares de importancia arqueológica y simbólica.

Fue el escritor Alfred Watkins quien a inicios de la década de 1920 reparó en ellas siendo su descubridor. También curioso, o fruto de un saber ancestral ignorado aún, estas “Líneas Ley” se ubican justo encima de las líneas de fuerza geofísica de la Tierra... Lugares, muchos de ellos, que son llamados hoy como “lugares de poder”.

Sirio B

Los dogón son una etnia africana que habita en la región central de Mali y en el sur de Níger. Son un pueblo pacífico de pastores, agricultores y artesanos que viven en casas de adobe, pero, a pesar de la relativa sencillez de su cultura, parecen poseer desde tiempo inmemorial una serie de conocimientos astronómicos desconcertantes para la ciencia moderna.

Entre 1931 y 1956, los antropólogos franceses Marcel Griaule y Germaine Dieterlen convivieron con los dogon, llegando a ser aceptados por su comunidad e iniciados en sus tradiciones. Así descubrieron, entre otras cosas, la gran importancia que las estrellas tienen en los ritos y los mitos de este pueblo.

Según la cosmogonía dogon, el universo se originó a partir de una estrella muy pesada a la que llaman Po Tolo. Po Tolo es invisible, en el sentido de que no se puede ver mirando al cielo, pero gira en torno a la estrella más brillante del firmamento nocturno: Sigu Tolo, o, según su nombre occidental, Sirio. Esto resultó sumamente desconcertante para Griaule y Dieterlen, ya que Sirio efectivamente es un sistema doble, con una estrella muy densa e imposible de ver sin un potente telescopio, Sirio B, que gira en torno a su hermana Sirio A. Cómo llegaron los dogon a conocer su existencia era un misterio para los antropólogos franceses.

Además los dogon describían su órbita elíptica con bastante exactitud, y, por otro lado, también parecían poseer otros conocimientos sorprendentes, como que Júpiter tiene cuatro lunas y Saturno un anillo. Todos estos datos astronómicos, de adquisición relativamente reciente para la ciencia occidental, se hallaban imbricados en mitos supuestamente milenarios.

Más tarde se replicó a Griaule y Dieterlen que los dogon bien podrían haber adquirido esos conocimientos astronómicos a través de viajeros occidentales, aunque, si bien Sirio B había sido descubierta en 1862, su extrema densidad no fue tema de debate científico hasta 1920. Un año demasiado reciente como para que los dogon hubiesen incorporado ya ese dato a su mitología. Otra posible explicación consistía en que los propios antropólogos franceses hubiesen moldeado, intencionadamente o no, los mitos indígenas con sus preguntas, ansiosos por encontrar elementos que socavasen el etnocentrismo cultural europeo. Pero esto es difícil de demostrar, por lo que los conocimientos astronómicos de los dogon continúan rodeados de un halo de misterio.

En su polémico libro El misterio de Sirio (1975), Robert Temple plantea la hipótesis de que hubiesen adquirido esa información a través de antiguos visitantes alienígenas. Una idea deudora de las tesis de Erich von Däniken, en el cénit de su popularidad cuando Temple lleva a cabo la investigación y redacción de su libro. Él parte de los escritos de Griaule y Dieterlen y de sus propias indagaciones sobre el terreno. En un rito dogon del que es testigo cree encontrar la teatralización del aterrizaje de una nave espacial, y en los “nonmo”, unos seres míticos de las leyendas dogon, a extraterrestres provenientes de Sirio B, a los cuales atribuye aspecto pisciforme basándose en la representación gráfica que los indígenas supuestamente hacen de ellos.

Como es fácil de imaginar, las teorías de Robert Temple encontraron bastantes detractores. Además de reprochársele hacer interpretaciones interesadas de los mitos dogon, en los cuales se esforzaba por encontrar lo que de antemano buscaba, se le acuso de ocultar aquellos aspectos de los trabajos de Griaule y Dieterlen que podían perjudicar a su tesis principal. Lo cierto es que El misterio de Sirio no inspira demasiada confianza. Se trata de un libro áspero, un collage de elementos heterogéneos que a veces se pierde en disquisiciones más bien bizantinas, como por ejemplo su rebuscada explicación de unos dibujos que en realidad podrían significar cualquier cosa.

De esta historia tal vez debamos quedarnos con la aventura de Marcel Griaule y Germaine Dieterlen: adentrarse en el corazón de África para hacer preguntas a un pueblo en teoría primitivo, encontrando respuestas sorprendentes. Más allá de que al final esas respuestas sean misteriosas o no, escucharlas de primera mano debió de resultar una experiencia apasionante

Las tablillas Rongo Rongo

Es uno de los misterios de escritura que nos ha llegado hasta nuestros días, su origen lo encontramos en la siempre misteriosa Isla de Pascua y se conoce como la tablilla Rongo Rongo.

Tiene una serie de grabados practicados sobre la madera, son un total de veintiuna tablillas con 14.021 caracteres. Nadie sabe leer esta críptica escritura pues la última persona que sabía leerlas murió en 1862 cuando la isla es tomada por los barcos negreros en busca de mano de obra esclava para las minas de Perú.

Se creen que eran usadas por los sacerdotes en sus ceremonias y rituales, nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que dicen o cuál es su contenido...

Un enigma más: sus caracteres son muy similares a los hallados en la India, en la grandiosa cultura que floreció en Mohenjo Daro entre el 2500 y el 2100 a.C.

Las luces de Marfa

Los fenómenos luminosos siempre provocan la curiosidad del observador, más cuando desconocemos el origen de las mismas. Una de esas luces que provoca la curiosidad, o el temor y la consternación, en aquel que la ve, que es testigo de la misma, es la denominada luz de Marfa, en Texas (Estados Unidos), particularmente visible las noches claras. La Ciencia se ha acercado a este moderno misterio y no tiene respuestas para explicarlo satisfactoriamente.

Tenemos por primera vez noticias de la luz en el año 1883 cuando Robert Reed Ellison la contempló, en primera instancia creía que podría tratarse de fuegos o fogatas realizados por los indios apaches, pero a la mañana siguiente descubrieron que no había ni rastro de aquellas donde se las divisó y originó la visión de la luz. Si bien es cierto que hay informaciones orales que nos dicen que podría remontarse su origen a siglos atrás.

El señor Giddens se perdió en el lugar durante una fuerte ventisca, conocía la zona y las luces surgieron, pero fue más allá... Le hablaron y dijeron que iba en dirección contraria. Aquella luz lo llevó hasta una cueva donde lo puso a resguardo de la ventisca; la luz, en forma de esfera, estuvo con él todo el tiempo hasta la mañana siguiente, una vez alejado el peligro...

La leyenda local dice que la luz, o luces, son las almas de los colonos que fundaron aquel lugar, otros piensan que son vestigios de las señales de los
aventureros, y mineros, buscadores de oro; incluso no hay quién falte y diga que eran los hombre de Pancho Villa cruzando aquella zona de Texas... Pero eso ya no explica las apariciones de la misteriosa luz en la actualidad.


Los pueblos nativos de la zona, los indios americanos, dicen que son los fantasmas de los guerreros tratando de captar la atención de los soldados o buscando a su jefe, según sus relatos la zona estaría poseída por el espíritu de un antiguo jefe apache que protege la zona contra aquellos que tratan de robarles su oro.


Las descripciones de la luz, o las luces, son variadas, su color varía del blanco, amarillo y naranja, suelen ser esferoidales y su tamaño varía en función de la distancia y las descripciones.

Como hipótesis ofrecida por la Ciencia sólo cabe decir que podría ser el resplandor de “algo” o ese mismo “algo” que refleja la luz, pero es demasiado ambiguo para ser tenido en consideración. Si cobra más fuerza la hipótesis de que pudiera tratarse de un efecto luminoso provocado por gases que emiten los pantanos cercanos. Así el gas de las aguas estancadas puede provocar la emisión de esos gases y estos reflejos en el cielo. Igualmente pudieran tratarse de espejismos que provocarían las condiciones atmosféricas cuando el frío y el aire caliente crean un efecto visible al doblar la luz. Lo cierto es que se desconoce mucho de un fenómeno particularmente atractivo.

Desconocemos que son, que lo origina, que significan y que quieren decir... Lo desconocemos todo pero su realidad es el mudo testigo de nuestra ignorancia.

La civilización de Paracas

En pleno Parque Nacional de Paracas, a 250 kilómetros de la capital de Perú –Lima- se encuentra la península del mismo nombre, no es un lugar cualquiera pues en ella, en sus límites, en siglos pasados, se vio florecer una extraña cultura que igual que surgió desapareció...

La zona se encuentra habitadas casi dese tres milenios antes de Cristo, en el interior de esta península podemos encontrar una gran multitud de tumbas cuyos cuerpos aún guardan sus ajuares funerarios e incluso algunos de ellos han sido hallado momificados de forma natural gracias a las condiciones favorables que, para ello, ha dado el terreno.

En 1925 el arqueólogo Julio C. Tello comenzó a estudiar e investigar la zona. Hay momias del año 650 a.C. conservadas de forma excelente dando así origen al estudio de la cultura de Paracas que hacia el año 200 d.C. pasó a llamarse cultura de Nazca o nazcuense. Más tarde esta misma fue sustituida por otra cultura andina llamada de Tihuanaco-Huari y que tantas reminiscencias nos deja en torno a grande culturas andinas y mesoamericanas con sus grandes e imposibles construcciones llenas de misterios inquietantes que aún no se han podido descifrar, entre ellos: las líneas de Nazca, el Candelabro de Paracas, Tihuanaco...

de euros actuales... Además construyó una lujosa casa con un jardín y una torre: Torre de Magdala. Hizo mejoras e, incluso, construyó una carretera para acceder mejor hasta el lugar.

Hasta su casa llegaron personajes como el secretario de Estado francés de cultura, muchos miembros de la nobleza, políticos o el hermano del emperador Francisco José de Austria, Juan de Habsburgo, archiduque. Tras la muerte del párroco, el posteriores años, llegaron otros como François Mitterand, Grace Kelly, Josephine Baker o Richard Wagner... ¿Para qué? Es un misterio.

Los mismos nazis, con Otto Rahn a la cabeza, buscaron “algo” en el pueblo... ¿El Santo Grial?

La iglesia es un lugar sorprendente, en la puerta hay una inscripción en la que se puede leer: “este es un lugar terrible”, un demonio Asmodeo, el típico suelo masónico, referencias a los misterios del Antiguo Egipto y otros misterios de carácter esotérico que podrían darnos las pistas de los secretos que guarda el lugar o de lo que encontró el párroco.

Berenger Saunière fue suspendido por los estamentos religiosos “a divinis”, en trance de muerte fue a recibir la extremaunción y el sacerdote salió pálido de la estancia tras escuchar a Berenger... Su ama de llaves, Marie Denarnaud, quemó fajos de billetes antiguos de franco tras la IIª Guerra Mundial, sin aclarar su origen o procedencia.

Hay un extraño cofre que se escondió con la obra de la Torre de Magdala y que la propia ama de llaves dijo en su día: “la gente que vive aquí camina sobre oro sin saberlo”.

Para unos el sacerdote dio con un tesoro de gran valor, para otros con los restos del también tesoro del Templo se Salomón, para otros con documentos que hablaban de un linaje secreto, del linaje de Cristo, de su descendencia, del Grial...

Un último apunte, en el interior de la iglesia podremos ver varias estatuas de santos, si unimos sus iniciales nos sale como resultante la palabra GRIAL... Un juego criptográfico sencillo de hablar.

La electricidad en la Antigüedad

Se la conoce por “Pila de Bagdad” y es una pequeña ánfora de barro cocido que se encontró en 1936 en Kuyut Rabboùa. No mide más de 12 centímetros y en su interior encontramos una pequeña varilla de cobre de 9 centímetros de longitud y apenas un diámetro de 2´5 centímetros. En sus extremos dos tapones de asfalto... Se halló en una zona en la que hacia el 200 a.C. se creía habitada por el pueblo parto.

Wilhelm König, del Museo de Bagdad (Irak), encontró muchas analogías con un objeto cotidiano de nuestra vida diario, con carbono y zinc, la pila común.

La vasija fue llevada al laboratorio y se pensó en hacerla funcionar, para ello se rellenó de un electrolito común: zumo de uvas. Aquella “pila” comenzó a funcionar, la potencia que daba era muy baja y discontinua pero funcionaba.

Ello indicaría que en nuestra Antigüedad se conocía el principio eléctrico ya que, de lo contrario, este artilugio no tendría sentido; ese conocimiento venía de muy atrás perdiéndose en la noche de los tiempos.

Su uso, es posible, que se debiera a técnicas para cubrir de oro un metal menos noble, el electrorrecubrimiento... Así piezas de un metal pobre era convertido en un metal precioso ya que se adhería perfectamente a la pieza, pero es sólo una hipótesis pues los arqueólogos no han encontrado piezas que indiquen la veracidad de la hipótesis planteada.

El principio de funcionamiento es sencillo: dos reacciones diferentes junto a dos electrodos que producen una energía. Ambas reacciones liberan energía, liberan electrones entre los electronos y la sustancia electrolito, se produce una circulación de los electrones y estos al liberarse producen la energía eléctrica. Un principio sencillo y complejo, la eterna dualidad.

El uso de la pila de Bagdad es un misterio pero lo cierto es que cualquier hipótesis hace aún más fascinante la historia de la Antigüedad y el conocimiento perdido de civilizaciones perdidas cuyos vestigios arqueológicos son hoy incomprendidos.

Son sólo algunos ejemplos que deben, inexcusablemente, hacernos pensar que nuestra Humanidad tuvo un conocimiento perdido, una “Edad de Oro” cuyo vestigio hoy sólo puede sorprendernos y forma parte de esos misterios insondables de la Antigüedad.