Valientes del negro mester

Ante la amenaza de derribo del monumento a la Inmaculada en 1931, el pueblo se unió para defenderlo. A partir de entonces los cantos de la tuna se unirían a esa defensa del rito concepcionista

06 dic 2015 / 19:00 h - Actualizado: 07 dic 2015 / 11:08 h.
"Música","Día de la Inmaculada","Tunas"
  • La Tuna de Medicina, ante la Pura y Limpia del Postigo en la noche del 7 al 8 de diciembre.
  • La Tuna de Peritos de Sevilla, otra de las grandes, en su actuación del pasado año ante el monumento de la Plaza del Triunfo.
  • Otra de las citas ineludibles de la noche de la Inmaculada: la Tuna de Magisterio en la recoleta Plaza de Santa Marta, entre las 23 y las 24 horas.
  • 1971: la noche en la que la Tuna de Medicina de Sevilla institucionalizó los cantos a la Inmaculada. Era su primera cena de confraternización. En aquella ocasión, en el Garbanzo Palace. / El Correo
    1971: la noche en la que la Tuna de Medicina de Sevilla institucionalizó los cantos a la Inmaculada. Era su primera cena de confraternización. En aquella ocasión, en el Garbanzo Palace. / El Correo
  • Veteranos de Medicina, en casa del ‘decano’, Isidoro Sánchez-Mira (cuarto por la derecha). En el centro, El niño de los Pelos, Carlos González, Juan Gómez y Enrique Valenzuela, presentes en aquella noche del 71. / R.A.
    Veteranos de Medicina, en casa del ‘decano’, Isidoro Sánchez-Mira (cuarto por la derecha). En el centro, El niño de los Pelos, Carlos González, Juan Gómez y Enrique Valenzuela, presentes en aquella noche del 71. / R.A.
  • La Tuna Universitaria en un homenaje a Sara Montiel en 1957. / I.S.M.
    La Tuna Universitaria en un homenaje a Sara Montiel en 1957. / I.S.M.
  • La tuna de Sánchez-Mira con el cardenal Bueno Monreal en 1954.
    La tuna de Sánchez-Mira con el cardenal Bueno Monreal en 1954.
  • 1955. Carmen Sevilla autografía una cinta sobre el laúd de Isidoro Sánchez-Mira. / I.S.M.
    1955. Carmen Sevilla autografía una cinta sobre el laúd de Isidoro Sánchez-Mira. / I.S.M.
  • La Universitaria a mediados de los 50. / I.S.M.
    La Universitaria a mediados de los 50. / I.S.M.
  • Isidoro (izquierda) con dos compañeros de la Universitaria. Lucen el escudo de la calavera y el clásico sombrero bicornio. / I.S.M.
    Isidoro (izquierda) con dos compañeros de la Universitaria. Lucen el escudo de la calavera y el clásico sombrero bicornio. / I.S.M.
  • Isidoro Sánchez-Mira recibe en su casa a veteranos y noveles de la Tuna de Medicina. / I.S.M.
    Isidoro Sánchez-Mira recibe en su casa a veteranos y noveles de la Tuna de Medicina. / I.S.M.
  • El Niño de los Pelos, Carlos González, Juan Gómez y Enrique Valenzuela, cuatro de los tunos de Medicina que estuvieron en la histórica vigilia de la Inmaculada del 71, año en que se institucionalizó cantar a la Virgen por parte de las estudiantinas sevillanas. / R.A.
    El Niño de los Pelos, Carlos González, Juan Gómez y Enrique Valenzuela, cuatro de los tunos de Medicina que estuvieron en la histórica vigilia de la Inmaculada del 71, año en que se institucionalizó cantar a la Virgen por parte de las estudiantinas sevillanas. / R.A.

Aquellos convulsos primeros años 30 del pasado siglo en Sevilla no fueron fáciles, especialmente para quienes profesaban tradiciones de carácter religioso. Es muy conocido el capítulo de 1932 en el que la Estrella fue la única cofradía que se atrevió a procesionar, ganándose el sobrenombre de La Valiente.

Sin embargo, pocos conocen que hubo otros valientes que habían desafiado un año antes a los iconoclastas que, en muchas ocasiones, detentaban el poder oficial. Ese año de 1931 el Ayuntamiento de Sevilla se planteó derribar el monumento a la Inmaculada que quince años atrás se había levantado en la Plaza del Triunfo.

Corrió el rumor entre la población de que se iba a echar abajo la obra conjunta del arquitecto Juan Talavera y Heredia y el escultor Collaut Valera, cuando faltaba poco para la celebración de, precisamente, el día de la Purísima. En la noche del 7 de diciembre de aquel año, poco antes de que dieran las doce, cientos de personas se acercaron a los pies de la Concepción para cantar la salve. Ante tamaña respuesta pública, el Consistorio desechó la idea de la demolición.

Es uno de los datos que ha recabado el investigador Alfredo José Martínez, profesor doctor de Historia del Derecho en la Hispalense, que desde hace algún tiempo bucea entre las hemerotecas de los dos principales diarios sevillanos de la época (El Correo de Andalucía y Abc de Sevilla) para encontrar los orígenes de los cantos a la Inmaculada, así como las tribulaciones de las tunas sevillanas respecto a sus propios orígenes.

Alfredo, a la sazón tuno de Medicina, ha verificado que la tradición de presentar respetos a la Purísima con la salve era una iniciativa popular, prácticamente espontánea.

Sevilla se dice mariana por algo. Hay constancia documental de que a principios del siglo XVII los estudiantes de «Derecho, Teología, Medicina y Artes», acompañados de sus profesores, llevaban a cabo lo que se dio en llamar «mascarada estudiantil», una suerte de pasacalles en el que se cantaba al voto concepcionista. De siglos posteriores son cancioneros estudiantiles sevillanos (como los del Colegio de Santo Tomás o el de San Hermenegildo) en los que la Inmaculada es gran protagonista.

Ya a principios del siglo XX, la congregación estudiantil de Los Luises mostraba sus respetos cantando a la Inmaculada Concepción la salve y el Todo el mundo en general de Miguel del Cid.

EL ‘PARCHE’ DE SÁNCHEZ-MIRA

De la inmersión en las hemerotecas surgen las fotos de las primeras tunas «modernas» que se conocen en nuestra ciudad. Aparece un personaje esencial, Isidoro Sánchez-Mira, uno de los fundadores de la Tuna Universitaria, la primera formación de este tipo de la que se tiene noticia. Se fundó en 1951 y su escudo lo formaban una calavera sobre el símbolo de los sopistas (una cuchara y un tenedor cruzados).

Aquel tuno nos recibe en su casa, en la que guarda un buen rosario de recuerdos de aquellos cinco años en los que pasó de ser uno de los primeros componentes de aquella tuna «primitiva» a uno de los fundadores de la Tuna de Medicina, la actual decana de las estudiantinas de Sevilla. Fue curioso cómo se produjo el cambio de aires. Cuentan que el rey Abdullah estaba de visita en nuestra ciudad en la primavera de 1957. La Tuna Universitaria se acercó a cantar para él al hotel Alfonso XIII, en cuyo vestíbulo rondaron al monarca saudí. «Poco antes de terminar –cuenta Sánchez-Mira– se nos acerca uno del séquito y nos da un tremendo fajo de billetes como premio». A eso se le llama un buen parche.

Sin embargo, aquel dinero (se habla de unos pocos miles de dólares, nada menos) se lo termina quedando el Sindicato de Estudiantes Universitarios, con lo que un buen número de aquellos tunos dejan la formación y fundan la Tuna de Medicina.

Por entonces la tradición de cantar a los pies de la Inmaculada se había mantenido, aunque no mediaba ningún tipo de organización; tan sólo grupos aislados y no de manera sistemática, aparecían por allí para dedicar una salve a la Virgen. Se tiene constancia (según los datos recabados por Alfredo J. Martínez) de que en 1961 había ya tres tunas en Sevilla –desaparecida la Universitaria, estaban Medicina, Peritos y Derecho–, y que las tres se unieron al resto de agrupaciones populares en la noche de vigilia concepcionista.

La Iglesia sevillana pronto se daría cuenta del filón popular y trató de aprovecharlo. Así, José Sebastián Bandarán, canónigo de la Catedral y Capellán Real, se unía año tras año a la muestra pública de respeto a la Concepción, ostentando el primer puesto en el protocolo, dado su alto cargo.

No se sabe si fue por esa intromisión eclesiástica por la que el evento dejó de gozar de la presencia de público numeroso. «En aquellos años había como mucho 40 personas por allí», cuenta Carlos González, un tuno de Medicina que, junto con sus compañeros de esa época, Juan Gómez, Enrique Valenzuela y Luis Miguel González El niño de los pelos, vivió aquella nueva encrucijada.

La noche del 8 de diciembre del 69, el monumento y los jardines sufrieron serios daños. De aquel episodio de vandalismo se acusó entonces a los tunos, que se defendieron de esas «falsas acusaciones» en los medios de la época con bastante energía.

Las tunas responderían al agravio con un paso adelante un año más tarde. Es en 1971 cuando la de Medicina institucionaliza la noche de la Inmaculada como la principal en la vida de la estudiantina, organizando una cena de hermandad previa a los cantos bajo el monumento. El resto de tunas seguirían los pasos de los de la beca amarilla, que desde esos años se enzarzaron con la Tuna de Peritos en una polémica por haber sido la primera en cantar ante la Inmaculada. Hoy día, aún lucen los tunos de Peritos un fajín blanco (el color de la pureza) en recuerdo de esa circunstancia.

EL ‘BOOM’ DEL NEGRO MESTER

La Tuna de Peritos fue sin duda la reina del orbe tunístico en los años 80. Sus apariciones en el programa de Televisión Española Gente Joven les aportaron un marchamo de calidad que no tenían las demás, especialmente a nivel musical. Su sucesora sería la Tuna de Magisterio, que a finales de esa década sacaba a la luz probablemente el disco más escuchado entre los tunos de Sevilla, Imágenes de ayer (1988). En él despuntaba ya la dirección musical de José Manuel Vaquero, el tuno de Magisterio que hoy es un consagrado músico y alma máter del grupo de música medieval y renacentista Arte Factum.

Sería en la década de los 90 cuando las tunas adquirirían su dimensión máxima. Nada menos que quince tunas cantaban en la noche de la Inmaculada, evento que ya tenía hacía años una seria organización. No sólo participaban más de 500 tunos, sino que asistía una enorme cantidad de público a esas altas horas de la noche.

A la vuelta de siglo todo decayó, aunque sin dejar de celebrarse un solo año la vigilia cantada. Hubo ocasiones en las que tan sólo cinco o seis tunas presentaron sus respetos a la Virgen.

En esta última década, el fenómeno ha vuelto a coger vuelo, y hoy son trece las tunas que asisten al evento. Las trece formaciones gozan de nuevo de gran salud, dándose la circunstancia de que entre sus filas casi se iguala el número de estudiantes con el de veteranos.

Y entre la activa vida de estos conjuntos (ensayos, viajes, parches, certámenes), no existe ninguna otra cita tan importante como la de la noche del 7 al 8 de diciembre. Se confraterniza, se disfruta, pero sobre todo se renueva el gesto de respeto que desde siglos atrás se profesaba por la Inmaculada Concepción.

MUCHO QUE VER Y OÍR EN LA NOCHE DE VIGILIA CONCEPCIONISTA

Las tunas universitarias de Sevilla cantarán ante el monumento a la Inmaculada de la Plaza del Triunfo, en la noche del 7 al 8 de diciembre. Ya desde las primeras horas del lunes, podrán verse decenas de tunos por las calles del centro histórico de la ciudad, especialmente en el Barrio de Santa Cruz. La calle Mateos Gago o Argote de Molina bullirán de estudiantes y veteranos vestidos de negro, que, llegada la noche, harán su tradicional cena de confraternidad anual. Cada una de las trece tunas de Sevilla organizará además fiestas en diferentes locales del Centro.

Se estima que existen unos 350 tunos en activo en nuestra ciudad. A ese número se sumarán el alrededor de dos centenares de tunos de otros puntos de la geografía española que se acercan a nuestra ciudad para vivir una de las citas tunescas más importantes de España, muchos de ellos invitados a las cenas de confraternidad de cada una de las tunas sevillanas.

Al dar las doce de la noche el día 7 de diciembre, las tunas comenzarán a cantar por turnos ante el monumento de la Inmaculada:

-00.05 h.: Medicina

-00.20 h.: CMU San Juan Bosco

-00.35 h.: Aparejadores

-00.50 h.: Peritos Industriales

-01.05 h.: Filosofía y Letras

-01.20 h.: Derecho

-01.35 h.: Magisterio

-01.50 h.: Farmacia

-02.05 h.: Económicas

-02.20 h.: Biología

-02.35 h.: Turismo y Finanzas (antigua Comercio o Empresariales)

-02.50 h.: Peritos Agrícolas

-03.05 h.: Ingenieros.

En paralelo a lo que ocurrirá ante el monumento de la Plaza del Triunfo, algunas tunas ofrecen minirrecitales en puntos concretos de la ciudad, especialmente por el Barrio de Santa Cruz. Entre las 23.00 y la 1.15 aproximadamente, puede disfrutarse, por ejemplo, de la Tuna de Económicas en la Plaza de Refinadores, de la de Magisterio en la placita de Santa Marta y de la de Turismo en la plaza de San Francisco, junto a la fuente de Mercurio.