¿Puede determinar el no tener una librería en casa el que no nos habituemos a la lectura? ¿De qué otras formas de pasar el tiempo nos privan los programas por los que se pasean los famosos de turno, a los que acabamos tomando como modelos? Cuando en estos primeros pasos del siglo, la cultura se supedita al ocio, ¿qué dinamitamos con dicha ociocultura?