«El parasimpático»: Cada palabra en su sitio
Edgardo Dobry presenta un nuevo poemario y resulta motivo de celebración. Es un buen libro de poemas, es un buen libro en el que la imagen poética no se denigra con baratijas, es un poemario necesario ante un escenario actual que ronda la indigencia poética
Gabriel Ramírez
El lenguaje es una herramienta que, muchas veces, nos impide decir lo que queremos o necesitamos. Creemos que es al contrario, pero lo cierto es que el lenguaje nos juega malas pasadas aunque no lo aceptemos o queramos admitir. ¿Cuántas veces nos vemos en la obligación de decir ‘no tengo palabras’?
Pues bien, decir las cosas con exactitud, de ese modo único con el que se dice cada cosa, es el trabajo de los poetas. El poeta es el hombre o mujer que se queda pasmado como un niño ante el lenguaje e inicia una búsqueda eterna en la senda del aprendizaje convertido en modo de vida. Hacer poesía es transformar algo del mundo, de la realidad, en un verso; es estirar o encoger el tiempo para que todo se pueda entender en un solo poema; es dibujar el espacio para que todo quepa en una idea. Por tanto, hacer poesía no es ponerse exquisito, ni raro con la estilográfica en la mano, no es buscar palabras enormes para decir cosas pequeñas e insignificantes, es encontrar en un verso la única posibilidad posible de decir, de expresar.
Edgardo Dobry es poeta. Un buen poeta. Le gusta contar la realidad mezclando los clásicos, el tiempo actual, un pasado personal o ese detalle de una experiencia que sirve para resumir una vida entera. Y le gusta porque, tengo la sensación, cree saber que pasado, presente y futuro, son la misma cosa; porque todo pasó en el mismo lugar; porque la realidad se puede estirar o encoger al gusto de que quiere explicarla.
Dobry acaba de presentar su nuevo poemario «El parasimpático», un libro que consta de tres partes ‘Peso neto’, ‘Como todo’ y ‘El réquiem’. Dobry intenta buscando en el detalle, aquí y allá de su propia experiencia, un todo que se configura verso a verso.
El libro se lee con gusto porque Dobry escribe bien, utilizando un lenguaje de tono medio que alcanza consistencia, claridad y la profundidad suficiente como para convertir el detalle o una aparente anécdota en el último fin. No malgasta las palabras. Al contrario, coloca cada una de ellas en un lugar de privilegio.
Me ha gustado, especialmente, ‘El requiem’ cercano, en su estructura y forma, a la poesía de la experiencia aunque con matices personales que la convierten en poesía de muchos quilates. Pero gusta leer el libro completo porque los personajes baten ‘los brazos en el agua fría de su obstinación’ o el viento ‘hace de casa una ocarina’.
«El Parasimpático» lo edita la editorial Club Editor y la edición es espartana aunque cuidadosa con el texto.
Calificación: Muy interesante.
Tipo de lector: Todo el que quiera echar un vistazo distinto a la realidad.
Tipo de lectura: Tranquila, relajada... como si fuéramos ‘los parasimpáticos’
¿Dónde puede leerse?: En casa, viendo llover a través del vidrio.
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