María Toledo, una flamenca, ranchera espectacular

María Toledo presenta en el Teatro Maestranza su último disco, ‘Ranchera flamenca’, con una espectacular puesta en escena repleta de sorpresas.

María Toledo, una flamenca, ranchera espectacular / Dolores Guerrero

Dolores Guerrero

María Toledo presentó ayer en el Teatro Maestranza su último disco, ‘Ranchera flamenca’ acompañada de una magnífica banda de músicos, que hicieron las delicias del público, y una puesta en escena colmada de sorpresas.

El espectáculo comenzó con un audiovisual en el que María aparece en el centro del ruedo de una plaza de toros, haciendo los movimientos del toreo mientras su voz en off nos cuenta su pasión por la música y la razón por la que decidió acabar cantando flamenco con su piano. Tras el vídeo y un breve preludio musical a cargo de toda la banda, María salió al escenario vistiendo un llamativo traje largo rojo y una singular diadema que remite a la cultura tradicional mejicana. Acompañada por sus músicos saludó al público con una fórmula más propia de los conciertos multitudinarios de pop o rock, y nos confesó que estar allí esa noche era cumplir un sueño largamente acariciado. Y haciendo honor a su propuesta nos cantó, acompañádose ella misma con el piano ‘El Rey’, la popularísima ranchera que ella versiona por bulerías imprimiéndole un ritmo muy vivo que aviva la impronta espectacular de este tema, cuya melodía exige unas subidas casi imposibles que María afrontó con absoluto dominio.

De la misma manera, la cantaora hizo gala de su técnica vocal y su caudal creativo con ‘Se me olvidó otra vez’, una ranchera que Rocío Dúrcal popularizó en nuestro país y que ella se atreve a cantar por seguiriya, aunque eso sí, con un tratamiento más rítmico de lo habitual en este palo flamenco de corte trascendental.

Ni que decir tiene que ese tema caldeó considerablemente al respetable que entró en ebullición ya con el siguiente tema, ‘Cielito lindo’ a ritmo de rumbas. En ese momento los espectadores se mostraban ya totalmente entregados a la artista, a la que no dejaban de animar con sus aplausos y frases de aliento, algo que, aunque propio del flamenco, no suele darse con facilidad en los grandes teatros y mucho menos cuando, como es el caso, el público es bastante heterogéneo.

Claro que María no escatimó en recursos, tanto económicos como artísticos. Supo acompañarse de una banda que rayó la excelencia, compuesta por Manuel Machado a la trompeta, Isidro Suárez a la percusión, Natanael Borja al bajo, José María Cortina al teclado, Noemí Humanes a los coros y Juan Grande y Juan Diego “El Lebri” a las palmas, además de la guitarra de Curro Carrasco (Navajita Plateá), quien tras la ranchera por bulerías ‘Te solté la riendas’ nos brindó un cautivador solo de guitarra que preparó el ambiente para la segunda parte del espectáculo, cuando María salió de nuevo al escenario, vestida con un traje pantalón rosa de generosas hombreras, para otorgar protagonismo al flamenco.

Así, sentada frente a Curro, a la manera de una cantaora flamenca, la artista toledana nos brindó unas sevillanas que dejaron sin habla al respetable. Era difícil, a partir de ahí, mantener la carga emotiva del espectáculo. Pero María todavía tenía algunos ases guardados en la manga. Como las alegrías que cantó acto seguido, ya de nuevo con los músicos en escena, que a pesar de su corte clásico incluyó un delicioso toque de la trompeta de Manuel Machado, y acabó con el ‘Vámonos’ de María Jimenez; y el baile por bulerías de Antonio Moreno, ‘Polito’, un joven bailaor que es fiel representante del estilo de los Farruco. No en vano es nieto del genial bailaor. ‘Polito’ apareció en escena con una llamativa chaqueta blanca y enardeció al público con su baile, que sirvió de transición para la última parte del espectáculo, con la que María, vestida con un traje pantalón de riguroso negro, todavía nos tenía reservadas dos sorpresas espectaculares. Porque, tras despedir a Polito y cantarnos un magnífico recorrido por tangos -con los que fue de Triana a Granada, pasando por Extremadura- y homenajear a Rocío Dúrcal con el ‘Me gustas mucho’ por bulerías, entonó a capela aquello de ‘Sevilla tiene un color especial’, y llamó a ‘Los del Río’ al escenario, para que cantaran con ella un fragmento de ‘El Rey’.

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Y por si eso no hubiera sido ya bastante, tras ese tema María llamó los ‘Mariahi Chapala’ y, para terminar, se puso la mascarilla y bajó al patio de butacas para “cantarle al oído” al público, entre el que se encontraba una buena representación de su familia.

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