«Sevilla es un tablero donde me resulta fácil mover las fichas»
El escritor sevillano Salvador Navarro publica «Toda tu vida en mí», una novela de corte social que no dejará indiferente al lector
«Sevilla es un tablero donde me resulta fácil mover las fichas» / Antonio Puente Mayor
Antonio Puente Mayor
Un accidente de moto provoca un cataclismo en la vida de dos mujeres separadas por una generación. Maru, en la cincuentena y con un matrimonio fallido a punto de sucumbir, trata de recuperar a Beatriz, octogenaria, del duelo por su nieto. ¿Y si el accidente hubiese sido intencionado?
Esta es la premisa de «Toda tu vida en mí», el nuevo trabajo de Salvador Navarro (Sevilla, 1967), un ingeniero de Renault que cuenta por éxitos cada una de sus aventuras literarias. Hablamos con él de esta obra y de otras cuestiones relacionadas con su vocación de escritor.
Apenas ha transcurrido un año escaso desde tu última novela y ya nos sorprendes con otra.
Sí, nunca había escrito ninguna en tan poco tiempo. Tengo claro que el dominio de la ficción se acentúa con la experiencia. Hay claves, trucos, rutinas que ayudan a concentrarte en el fondo de la historia. Además, se produce un fenómeno para el que alguna vez inventarán un teorema, cuanto más rápido vas, más se acelera la producción porque, al dedicarle mucho tiempo en un período corto, no llegas a perder el hilo y así evitas esos momentos en blanco de cuando escribes a salto de mata.
«Toda tu vida en mí», un título potente, como aquellos a los que nos tienes acostumbrados. ¿Qué vamos a encontrar en este libro?
Es, sin duda, mi novela más social. Con «No te supe perder» me sumergí en el terreno fanganoso de la violencia de género, con «Toda tu vida en mí» quería enfrentar a una señora sevillana de clase alta a realidades a las que no está acostumbrada.
¿A qué realidades?
A la miseria de los abandonados, al estigma del inmigrante, a los salarios de pura supervivencia, al abuso de las multinacionales.
Suena provocador.
Lo es y lo pretendo. Si tengo algo claro con mi carrera literaria es que cada vez quiero mojarme más por las cosas que me inquietan.
¿No tienes miedo de que te clasifiquen en alguna ideología?
El miedo es que no me clasifiquen ni me identifiquen. Estar en tierra de nadie es más sencillo, pero no conmueve. Mi primer objetivo al inventar historias de ficción es divertir, pero la última meta es conmover, remover tripas, que haya momentos en que tengas que cerrar el libro y suspirar.
¿Puede hacerse una novela divertida con esos ingredientes?
Si entendemos como diversión el captar la atención del lector y hacer que se olvide del mundo, sí. Tengo claro que para llegar al gran público tienes que trabajar mucho la estructura y salpimentarla de escenas donde el humor esté presente. Una novela narra la vida y la vida no es, ni mucho menos, sólo tragedia. De hecho, cada vez me siento más cómodo con mi vis cómica.
¿Qué cuenta «Toda tu vida en mí»?
Como tantas cosas que ocurren en nuestro día a día, la trama de «Toda tu vida en mí» surge del azar. Una mujer de cincuenta años, de paseo nocturno por Torneo, se topa de sopetón con un accidente de tráfico. Acude a socorrer al motorista y este, noqueado, le suplica por su abuela. Todo el libro lo va a llenar la búsqueda de la abuela de ese chaval muerto, en cómo se desvive por ayudarla una vez que la encuentra, por comprender las circunstancias que le llevaron a estar sola con ochenta años, muerta de frío, en un piso a punto de desahuciar en la calle Feria.
Torneo, calle Feria... siempre Sevilla.
Es la ciudad que mejor conozco, y aunque en mis novelas he viajado por París, Londres, Bogotá, Nueva York, Madrid... siempre aparece Sevilla, porque es un tablero donde me resulta fácil mover las fichas, aunque mis historias pudiesen ocurrir en Zaragoza o Buenos Aires, porque tratan de temas universales.
Tienes un público muy fiel en las redes sociales, escribes a diario artículos en ellas, y lo compaginas con tu trabajo como ingeniero en Renault y la publicación de tus novelas. Pinta que la tuya es una vida de estrés...
Sí y no. Soy una persona inquieta a la que la cabeza le funciona a mil por hora y tengo que darle actividad. Uno de los ejercicios que me ha dado más felicidad, que me ha hecho crecer más como escritor, ha sido precisamente mi texto diario de las cinco de la tarde en las redes sociales. Me ha permitido fidelizar a decenas de miles de seguidores que entran al trapo de lo que yo proponga, hasta el punto de que lo más interesante es el debate que se suscita y los cientos de comentarios que surgen. Llevo años de publicación diaria, llueva o haga calor, y las reacciones de mis lectores me han dado la oportunidad de aprender a partir de las emociones que ellos me devuelven.
¿Por qué te has lanzado a publicar en Amazon y dejas de lado a tu editorial de siempre?
Estoy experimentando. Una editorial clásica tiene sus ventajas, como la visibilidad, el reconocimiento, el verte en las estanterías de novedades, y sus inconvenientes, ya apenas te promocionan, el escritor tiene menos control de los plazos y está muy mal pagado. Haces la cuenta y confirmas que trabajas por apenas unos céntimos la hora. Reivindico el oficio de escribir. El mundo editorial tiene que ponerse las pilas, porque los escritores empezamos a tener hilo directo con nuestros lectores y queremos que las editoriales nos cuiden, nos protejan, se sientan orgullosas de nosotros, que, a fin de cuentas, somos el centro de la creación. El día que eso ocurra, volveré a publicar con ellas.
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