Matilla poseído por el baile

Juan Luís Matilla presenta en el Teatro Lope de Vega su última propuesta, un espectáculo de pura danza inspirado en el baile de San Vito

Matilla poseído por el baile / Dolores Guerrero

Dolores Guerrero

Juan Luís Matilla presentó ayer en el Teatro Lope de Vega su última propuesta, un espectáculo de pura danza que se inspira en el baile de San Vito, que según la leyenda, fue mártir el año 303 y sufrió terribles convulsiones a causa de las torturas a las que había sido sometido.

Popularmente la expresión “sambito” define a una forma de expresión corporal propia de las personas muy nerviosas que no pueden dejar de moverse. Y es que el origen de la expresión deviene de la invocación que se hacía en la Edad Media a San Vito contra una enfermedad neurológica que cursa con movimientos involuntarios y espasmódicos, conocida en la actualidad como “Corea de Sydenham”.

El espectáculo comienza con una hermosa imagen de Juan Luís Matilla entrando al escenario, pero no por las bambalinas, sino directamente desde la parte exterior del teatro. Su imagen está en penumbras, debido al contraluz que impone la imagen de la calle iluminada, presidida por las fachadas de los pabellones de corte neomudéjar concebidos para la Exposición de 1929.

Poco a poco la figura del bailarín se va iluminando mientras se acerca al centro del escenario bailando, como no podía ser de otra manera, una suerte de danza espasmódica al compás de la música, una excelente composición contemporánea dirigida por Pedro Rojas-Ogáyar tocada en directo por los integrantes del grupo De Mugre: Javier Mora al bajo, armónico y sintetizadores, Borja Díaz a la batería y percusión y el propio Pedro Rojas-Ogáyar a la guitarra.

Con esa envoltura musical Matilla se entrega a la danza hasta dejarse poseer por ella, con una coreografía de corte secuencial que comienza con los movimientos espasmódicos que remiten a ese baile de sambito con el que en la Edad Media grupos de personas recorrían las calles bailando de forma desenfrenada y anárquica sin parar, hasta llegar a una auténtico fenómeno de paroxismo colectivo. Y poco a poco el bailarín rompe la secuencia con unas vueltas y algunas figuras que remiten al ballet clásico, y en un momento dado se tira al suelo y unos brinda una pieza de danza plenamente contemporánea.

Incorpora también Matilla alguno algunos pasos y braceos que remiten a bailes folclóricos de nuestro país, como la jota o la muñeira e incluso, junto a los músicos, baile a compás de la sugerente versión del “Anda jaleo” lorquiano que recrean los músicos en directo, para terminar junto a un grupo de jóvenes, convirtiendo el escenario en una discoteca.

Se trata, sin duda, de un derroche brutal de energía que, al contrario que el baile que invoca, precisa de un auténtico control corporal, un ejercicio de disciplina que se aleja, por fortuna para los que disfrutamos del baile, del lenguaje performativo que ha venido desarrollando Matilla en sus anteriores obras.

Cabe destacar la magnífica puesta en escena de Ana Sánchez Acevedo, para que se sirve de una exquisita escenografía conceptual, que imprime al espectáculo una fuerte impronta contemporánea y un sugestivo diseño de iluminación, a cargo de Benito Jiménez Álvarez.

Título: San Vito

Lugar: Teatro Lope de Vega, 16 de diciembre

Producción: Teatro Lope de Vega

Coreografía e interpretación: Juan Luís Matilla

Dirección de escena y dramaturgia: Ana Sánchez Acevedo

Acompañamiento artístico y coreográfico: Luz Arcas

Iluminación: Benito Jiménez Álvarez

Dirección artística, escenografía y vestuario: Teatro Anatómico

Dirección musical: Pedro Rojas-Ogáyar

Música: de la Mugre

Guitarra: Pedro Rojas-Ogáyar

Bajo, armonio y sintetizadores: Javier Mora

Batería y percusión: Borja Díaz

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Calificación: 4 estrellas

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