Un auténtico duelo de titanes
Marina Heredia y Mariola Cantarero subieron ayer a las tablas del Teatro de la Maestranza su obra ‘Mar de cantes’, que aúna el cante flamenco con el canto lírico.
Dolores Guerrero
La cantaora flamenca Marina Heredia y la soprano Mariola Cantarero han unido su talento y su poderío en ‘Mar de cantes’, un hermoso recital en el que la cantaora se atreve con el canto lírico y la soprano con el cante flamenco y la copla. Y entre las dos entablaron ayer en el Teatro de la Maestranza un auténtico duelo de titanes que enardeció al público asistente, entre el que se hallaban figuras tan eminentes como el torero Curro Romero, acompañado de su esposa, Carmen Tello.
El recital comenzó en alto desde el principio, cuando Mariola y Marina salieron al escenario con vistosos trajes de fiesta y se atrevieron a unir el universo de la Zarzuela (La Tempranica), con el de los tanguillos, que fueron de Cádiz a Granada con deliciosa frescura. Pero, por desgracia, el sonido no estaba bien ajustado y con ese tema ninguna de las dos acabaron de lucirse.
Por fortuna, a partir de ahí la calidad del sonido fue mejorando y las dos artistas granadinas no dejaron de sorprendernos con esa aventura que, como la misma Marina reconoció, “las ha sacado de su zona de confort”, pero eso las hace disfrutar de lo lindo. Tal vez una de las claves para ello sea la complicidad y la admiración mutua que se profesan, algo que dejaron bien claro a lo largo del recital, incluso con lágrimas en los ojos. “Esta mujer de hace llorar” dijo Marina tras escuchar la versión de Mariola de la copla que hiciera popular Marifé de Triana ‘Y sin embargo te quiero’, un tema al que la soprano exprimió todo su potencial emotivo, y que a más de una nos llevó un pasado en el que las madres hacían duelos de coplas con las vecinas mientras lavaban.
Pero antes de eso Marina, con el delicado toque del pianista Antonio José Henares, nos había encogido el alma con el aria de la óperaSamson et Dalila: ‘Mon coeur s’ouvre à ta voix’. Y también acompañada solo con el piano la cantaora nos había deleitado con su versión de Core’ngrato, una canción napolitana, escrita a principios de siglo en Estados Unidos por el emigrante italiano Salvatore Cardillo, también conocida por las palabras con las que comienza: “Catarí, Catarí”, que es un forma corta y dialectal de decir el nombre femenino de Caterina.
Por su parte, Mariola nos había hecho ya vibrar con su interpretación de los ‘Cantares’ de Joaquín Rodrigo acompañada de los magníficos coros de Anabel Rivera y Fita Heredia, la exquisita percusión de Paquito González y la sonanta de José Quevedo “ El Bolita”, que una vez más dejó muy arriba el pabellón de la guitarra flamenca.
Pero como se trataba de salir de la zona de confort, Mariola se atrevió también con unas guajiras que preñó de melismas, suscitando más de un ole, tanto de los espectadores como de Marina y el resto de los músicos. Aunque fue con su interpretación del aria de la ópera Norma ‘Casta Diva’ con lo que la soprano granadina alcanzó su cenit emotivo, a juzgar por la sentida ovación del respetable, que a esas alturas estaba totalmente entregado y participativo.
Y qué decir de los temas que cantaron al alimón Marina y Mariola, coplas tan populares y excelsas como ‘Torre de Arena’, con la que ambas derrocharon dominio y dieron buena cuenta de sus facultades vocales y su capacidad expresiva. Algo que alcanzó su culmen en el tema final, la conocida canción de Manuel Alejandro que popularizó Roció Jurado: ‘Se nos rompió el amor’, que Marina y Mariola cantaron alternándose las estrofas, una frente a la otra, para terminar con otra popularísima canción de la cantante chipionera, ‘Señora’, con la que hicieron un curioso juego teatral asumiendo, mientras la otra cantaba, el papel del personaje al que alude la letra. Todo un regalo que no estaba en el programa. Un regalo que terminó con unas granaínas que nos supieron a poco. Y es que, salvo este tema y las alegrías que Marina nos cantó hacia la mitad del espectáculo, el flamenco se quedó en un plano secundario.
Al término de las granaínas el público, en pie y visiblemente emocionado dedicó las artistas una clamorosa ovación, con palmas por sevillanas. Y para agradecerlo Mariola tomó la palabra y, con el tono cercano y amable con el que en todo momento se había dirigido al público, explicó que iban a volver a cantar el primer tema, en el que habían unido ‘La Tarantula’ -una canción de la Zarzuela ‘La Tempranica’- y los tanguillos de Granada y Cádiz porque eran dos temas muy rítmicos y alegres que tenían el mismo tempo. Y por fortuna el sonido, ya bien ajustado, nos permitió disfrutarlos y salir del teatro con una amplia sonrisa en los labios.
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