Se hace camino al danzar

La PAD y Assejazz unieron su magisterio y potencial en la XIII edición de ciclo Vertebración, que ha tenido lugar el 27 y 28 de junio en el Teatro de la Maestranza

Se hace camino al danzar / Dolores Guerrero

Dolores Guerrero

“Se hace camino al danzar” Es la premisa de la que ha partido este año el ciclo de danza contemporánea Vertebración, que como cada año, y ya van 13, ha tenido lugar en la Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza los días 27 y 28 de junio. Y es que, como novedad, esta XIII edición del ciclo de danza promovido por la Asociación Andaluza de la Danza (PAD) , ha presentado una pieza improvisada y compuesta en tiempo real, en colaboración con la Asociación Sevillana de Jazz (Assejazz).

Se trata, sin duda, de todo un reto, sobre todo para los músicos que suelen trabajar con una música elaborada con antelación. Pero al igual que las improvisaciones teatrales, estasuerte de “creación en acto” parte de un trabajo previo, ya que es el fruto de un encuentro previo que tuvo lugar también en el Teatro de la Maestranza. Allí, los días 23, 24, 25 y 26 de junio se congregaron los músicos elegidos como improvisadores por Assejjaz:Guillermo Martín Viana, Emilio Parrilla García-Pelayo, Javier Galiana De la Rosa y Bernardo Parrilla García-Pelayo y junto a los bailarines:Álvaro Silva, Félix Arjona y Felipe Valera y las bailarinas: Ángela Muñoz, Paula Carmona, unieron sus torrentes creativos con la ayuda de Carlota Berzal, Marco Vargas y Natalia Jiménez Gallardo en la coordinación coreográfica y de Bernardo Parrilla en la coordinación musical.

Antes de comenzar la propuesta Marcos Vargas tomó la palabra para ponernos en situación sobre el experimento, además de destacar la labor de la PAD como órgano vertebrador de la danza contemporánea en Andalucía y dar las gracias al Teatro de la Maestranza, sin cuyo apoyo este proyecto no podría haberse llevado a cabo. Un agradecimiento que reiteró Natalia Jiménez tras el término de la primera pieza cuando, micrófono en mano, se dirigió directamente al público y, tras reiterar las gracias al Teatro, animó al público a participar jugando a dar luz a las sensaciones o pensamientos que le había suscitado lo que acababa de ver mediante un ejercicio de “escritura mecánica” que, según las frases que los espectadores más arrojados se atrevieron a leer en voz alta, sirvió para que el público manifestara su admiración y reconocimiento.

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Y es que, junto a la iluminación también en vivo de Irene Cantero, danzantes y músicos, con encomiable compenetración, talento y dominio, colmaron el espacio de notas envolventes e imágenes fugaces y fulgurantes tan sutiles como impactantes. Y para terminar, cumpliendo con el objetivo de convertir al público en un elemento más de la obra, los intérpretes sacaron a bailar los espectadores y el escenario se convirtió en una pista improvisada de baile que les ofreció disfrutar como niños del placer de dejarse llevar por la danza.

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