Triana, cuarenta años después. La eternidad de Jesús de la Rosa
Hablamos con Eduardo Rodríguez Rodway, último superviviente del mítico grupo de rock andaluz tras la publicación de la obra ‘Triana. A través del aire’ junto a Pablo Selma, en la editorial Almuzara.
Ezequiel García
Hablar de TRIANA es hablar del mayor fenómeno musical de la Transición española, más allá incluso de la movida madrileña de los 80. Sus protagonistas, Jesús de la Rosa, Eduardo Rodríguez y Tele, eran conscientes de aquello. Sin embargo, tanto el público, que los eligió como sus representantes generacionales, como la repercusión que alcanzaron cuando llegaron a todos los hogares del país hicieron de TRIANA un concepto pionero: el rock andaluz.
Muchos se tiraron de los pelos, y otros tantos los vieron pasar y no dijeron nada. La prensa especializada y no tan especializada de aquel entonces tuvo que admitir el triunfo que a todos pilló por sorpresa y que no supieron comprender hasta que los jóvenes tomaron como suyo el ideario del grupo. En pleno cambio generacional llegaron a la cima del éxito por méritos propios.
Hoy hablamos con Eduardo Rodríguez Rodway, el único superviviente del mítico grupo que sigue sin tener su sitio de honor en la Sevilla del siglo XXI. En el 40º aniversario de su punto y seguido con la triste y dolorosa desaparición de Jesús de la Rosa, publica, junto a Pablo Selma, el libro ‘Triana. A través del aire’, en la editorial Almuzara. Y la puerta sigue estando más abierta que nunca, niña.
-Eduardo, gracias por atendernos. ¿Era hora de contar la historia de Triana en primera persona?
Sí, se hacía necesario hacer justicia a la historia del grupo. Afortunadamente, hemos podido contar con un canal como es el libro para hacerlo y gracias a la colaboración de Almuzara, Pablo Selma y yo pudimos confeccionar un manuscrito fidedigno y veraz.
-¿Por qué TRIANA?
Porque el rock que tuvo como germen las calles sevillanas merecía ser expuesto al mundo, y con Triana lo hicimos universal, así como dar rienda suelta a nuestro ideario, fundir las maneras andaluzas a través de la modernidad del rock sin ningún tipo de folklorismo de por medio.
-Hablemos de los orígenes. ¿Fue un rock en la calle Feria?
Fue un rock en nuestro caminar. Jesús y yo nos encontramos y pusimos en valor las ideas que nos inquietaban por aquel entonces, teníamos un mensaje y Triana fue nuestra oportunidad de darlo a conocer.
-Años de reivindicación y de censura. ¿Cómo la esquivabais?
Como explicamos en el libro, las canciones de Triana son un remanso de paz. Acudimos a lo onírico para ello. El mundo interior de Jesús daba mucho juego para ello, y con el tempo trianero y una buena dosis de acertada musicalidad dimos buena respuesta a la represión que todavía asomaba.
-Se va a cumplir medio siglo del origen del grupo. ¿Qué le faltó a Triana para ser ‘Los Beatles’ españoles?
Infraestructura y apoyo de quien verdaderamente tenía en sus manos el poder apostar por dar un alcance más masivo a nuestra obra, pero de alguna manera creo que conseguimos esa similitud, porque hasta vivimos un rechazo como fue el de CBS. Y luego Movieplay nos fichó, aunque lamentablemente tuvieron que pasar algunos años para situarnos en el lugar que merecíamos. Fue el público y la juventud los primeros en movilizarse.
-Hablemos de personas, como haces en el libro. La huella de Jesús de la Rosa es imborrable. ¿Qué le hacía tan especial?
Por supuesto que lo es, y a todos los niveles. A día de hoy no existe una figura en la música española con tanto calado y talento como la de Jesús es eterno y no dejara de trascender a todas las generaciones venideras.
-Cuéntame algo de Tele y de ti mismo. ¿Cuánto aportabais a las canciones y a TRIANA?
Todos y cada uno de nosotros aportábamos nuestras ideas, arreglos, sugerencias y melodias, y trabajábamos sobre ellas con el fin de que la obra saliese lo más empastada posible, nos tomábamos el tiempo que hiciese falta para ello y no escatimábamos en nada. Con un diamante en bruto como Jesús la composición siempre corrió más a cargo de él en la mayoría de los casos, pero el vestir las canciones y el sonido de Triana siempre fue cosa de los tres, por mucho que otros lo quieran negar y encima sin conocimiento de causa.
-Hubo un momento, el de los conciertos por la autonomía andaluza, finales de los 70, en el que erais la voz del pueblo andaluz. ¿Cómo fueron aquellos años?
Coincidimos con un momento político en España bastante turbulento, y de pronto nos sale un disco como ‘Hijos del agobio’. Evidentemente encabezamos el grito andaluz a través de la música por todos los rincones de España, eso era válido para cualquier lugar.
-¿Le falta al pueblo andaluz, otra vez maltratado por el gobierno central, grupos reivindicativos que pongan los puntos sobre las íes?
El momento social es distinto. Es imposible comparar y verdaderamente díficil que nazca un nuevo germen reivindicativo, se vive con mejor estado de bienestar y eso despierta otro tipo de ideas.
-¿Os tacharon de rojos en aquel momento?
No han cambiado mucho las cosas en ese sentido. El tildar con según qué adjetivos a los músicos en España siempre ha sido deporte nacional, era tremendo. Pero aunque de otra manera lo sigue siendo, juicios de valor siempre hay. En aquellos años era por la calle, ahora es por las redes sociales, aunque siempre fue una minoría que nunca tuvo relevancia alguna. Triana fulminó al odio a base de canciones.
-Volvamos al día a día del grupo. ¿Cómo fueron aquellos años de autogestión?
Fue una determinación que yo mismo sugerí y triunfó. En un momento dado fue todo un acierto, tiempo más tarde los tiempos cambiaron a la par que nuestras vidas y tuvimos que prescindir de ella.
-Llegaron los 80 y, supongo, que cuando más a gusto estabais, llegó el varapalo de la muerte de Jesús. ¿Ya nada fue igual?
Sin Jesús fue imposible continuar Triana, al igual que lo hubiese sido sin Tele y sin mí. No es tan díficil de entender, los discos te muestran nuestras canciones, mi palabra nuestro tesoro más preciado, el corrito indestructible de Triana. Todo lo que ha ocurrido de un tiempo a esta parte en torno al grupo ha sido por personas ajenas a nosotros.
-Dices en tu libro que no hay día en el que no te acuerdes de él. ¿Tanto te marcó?
Quisiera matizar que el libro no es exclusivamente mío, sino mío y de Pablo Selma, y sí, efectivamente, no hay ni un solo día de mi vida donde Jesús no esté presente. Nos unía una fuerte amistad y compenetración, nos retroalimentábamos el uno al otro.
-¿Sabes si Jesús se inspiraba en algunos literatos para componer sus canciones tan llenas de poesía? ¿Quiénes eran sus fuentes de inspiración?
Jesús nunca fue músico de compartir la fuente de inspiración de sus canciones, pero si te puedo decir que poseía un mundo interior arrollador. Las canciones de Triana vienen mayoritariamente de las experiencias personales que vivíamos los tres.
-¿Por qué Sevilla todavía no le ha dado el lugar que se merece a TRIANA y a Jesús de la Rosa?
No me compete a mí esa respuesta. Quizás tengas que dirigir la pregunta a los que pueden darle ese sitio que tú y el pueblo menciona y sugiere.
-¿Temes a que, en esta época de globalización y del consumismo atroz, muera la llama o sigue el candil bien encendido?
En absoluto, está más que demostrado que la llama de Triana nunca se apagará. Siempre habrá un testigo para despertar los resortes de las generaciones venideras y además ahora hemos dado vida a un libro atemporal que cuenta de primera mano lo que fue Triana.
-¿Quiénes son el futuro del Rock Andaluz?
El músico progresista e ideario que no copie patrones, sino que los invente o haga buen uso de las influencias que le inquieten.
-¿Se abrirá la puerta otra vez?
Nunca se cerró.
Sobre los autores
Eduardo Rodríguez Rodway (Sevilla, 10 de junio de 1945) es uno de los fundadores del mítico grupo Triana. Arrancó su carrera musical en Flexor`s, el más antiguo grupo de «rock» sevillano, interpretando «rock and roll» por las bases militares estadounidenses de Andalucía. Más tarde formaría parte de Los Payos, cuyo mayor éxito fue la célebre canción «María Isabel», en 1969, de cuyo sencillo la cara B fue «Compasión», una composición de Eduardo. En esta formación conoció a Juan José Palacios, Tele. Posteriormente pasó a formar parte del grupo Tabaca, donde coincidió con Jesús de la Rosa Luque, hasta la formación de Triana, junto con Jesús de la Rosa y Juan José Palacios, creando un nuevo género dentro del marco de la música «rock» española, el llamado ««rock» andaluz», que combinaba el «rock» progresivo con sonoridades de la música flamenca. Eduardo colaboró en la composición y compuso canciones propias en todos los discos de Triana, excepto en el álbum debut, «El patio». Tras la disolución de la banda en 1983 por la muerte de Jesús de la Rosa, publicó dos discos en solitario, «Velo de amor» (1986) y «Noche y día» (1987). Se trasladó entonces a Los Caños de Meca (Cádiz), donde vive actualmente.
Pablo Selma Luna. Melómano de pro y testigo a pie de campo de grandes momentos del «rock» patrio, Pablo Selma Luna no duda en pormenorizar toda historia musical que le cautive. Entre sus publicaciones está la biografía del grupo Barón Rojo, que logró una excelente crítica del público roquero en general, así como el beneplácito de la banda por el trabajo realizado.
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