La ROSS recibe el año con Bryndís incluida

Lucas Macías es el encargado este año de dirigir el ya tradicional concierto de Año Nuevo de nuestra flamante orquesta, esta vez con destacada participación vocal

La ROSS recibe el año con Bryndís incluida / Juan José Roldán

Juan José Roldán

Hace tiempo, aunque no tanto considerando la veteranía del modelo de referencia, que orquestas de todo el Mundo emulan las hechuras y propuestas de la Filarmónica de Viena a la hora de abordar musicalmente la entrada del año nuevo. Cabe la posibilidad de introducir aportaciones propias y originales a dicho modelo, como así ha hecho nuestra Sinfónica en anteriores ocasiones, combinando los valses y polcas de la saga Strauss con oberturas y escenas de zarzuela y otros géneros netamente españoles. Hay mucho por explorar con el fin de dar la bienvenida al año con ligereza y un marcado carácter popular, desde los musicales americanos a la música de cine, pasando por los clásicos populares y otros de la música ligera tradicional. Es cierto que la ROSS no se quiebra mucho la cabeza a la hora de confeccionar estos conciertos que tanta aceptación tienen y tan necesarios llenos provocan, pero al menos hay que agradecerle que alternen las piezas estrictamente vienesas con otras como las que tan acertadamente se eligieron en esta ocasión. No hubo, como en Viena, homenaje alguno a Bruckner, de quien este 2024 se cumplen doscientos años de su nacimiento, ni recordamos a memoria alzada que la programación de la temporada pretenda hacerlo, pero sí en general un aire festivo y desenfadado que chocó de alguna manera con la triste noticia con la que arrancó para los y las integrantes de la orquesta el año, la desaparición de un amigo y compañero, el sensacional clarinetista Piotr Szymyslik justo el último día del año precedente y de forma repentina. Sin duda la orquesta le brindará el homenaje que merece en próximos conciertos de abono; la de ayer no era la ocasión adecuada para recordarlo de forma suficientemente emotiva. Nosotros lo buscamos infructuosamente entre la plantilla, como si esperásemos despertar de un mal sueño.

Ninguna de las ocasiones en las que Lucas Macías se ha subido al podio del Maestranza nos ha decepcionado, y ésta no fue la excepción. Sin superfluas exhibiciones de egocentrismo ni inútiles amaneramientos, la suya es una dirección ágil y precisa, responsable y adecuada al perfil de cada programa que se le encomienda, éste despachado sin partitura en ningún momento. En los atriles, a diferencia del repertorio elegido por Christian Thielemann en su concierto del pasado día 1, todas las piezas eran conocidas y casi todas habituales de este evento, arrancando con una obertura de El murciélago llena de ritmo y vitalidad, especialmente en su giratorio vals, a lo que siguió una no menos famosa aria del mismo título, Mein Herr Marquis, defendida por la joven Bryndís Gudjónsdóttir con una gracia y un desparpajo encomiables y ciertos toques de payasa tan adecuados para encarnar a la sirvienta Adela disfrazada de aristócrata cuando reprocha a Eisenstein confundirla con una criada. Uno de los privilegios de ganar el primer premio del certamen Nuevas Voces de Sevilla, que por cierto celebra su nueva edición en apenas un par de semanas, es cantar en el Maestranza junto a la ROSS, y la soprano islandesa, curtida ya en otros escenarios y certámenes, cumplió así esa prerrogativa. Una voz refulgente, de fraseo sincero y fluido y agudos brillantes y generosos, caracterizó su voz, que también triunfó en el aria de Rosalinde, las famosas czardas del segundo acto del mismo título straussiano, Klánge der Heimat, con las que quiere convencer a la concurrencia de que es una condesa húngara, en otra de las fingidas caracterizaciones de esta comedia de enredo absoluto. Su voz amplia y de magnífico perfil, timbre igualmente agradable, cautivó al público, tan afectado sin embargo de esos virus respiratorios con los que tanto nos amenazan y que provocan tan latosas e impertinentes toses.

Macías defendió con sentido de la coquetería la polca de Ana y con majestuosidad y elegancia el Vals del emperador, que la orquesta acometió con sentido de la responsabilidad y mucha precisión en todas las familias, incluido los temidos metales, que sonaron imponentes y brillantes. El solo de chelo de Arnaud Pascal Dupont resultó un dechado de virtudes, sedoso y aterciopelado, como también lo fue en la obertura de Guillermo Tell de Rossini, pieza muy bien encajada en el programa como hábil precedente de las operetas de, pongamos por caso, un Von Suppé. El galope que protagoniza su segunda parte también evoca el espíritu vienés de varias décadas después, obteniendo de Macías y el conjunto una interpretación ágil y divertida. Igualmente adecuada fue la interpretación del elegante y sentimental vals Voces de primavera, así como dinámico pero sin estridencias resultó el can can de Orfeo en los infiernos de Offenbach, que hizo las delicias del público antes de emprender la recta final con el inevitable Danubio Azul y todas sus repeticiones, no como el que nos brindó Thielemann hace tres días, que obtuvo de la orquesta una emotiva respuesta de exaltación de la vida y la belleza. La divertida canción Glitter and Be Gay de la ópera Candide de Leonard Bernstein, sirvió una vez más, ya como propina, para ensalzar la vis cómica de Bryndís Gudjónsdóttir, que salvó con sobresaliente sus intrincadas agilidades y rebuscadas vocalizaciones. También entre las propinas, la polca rápida Rayos y truenos encontró el tono justo en la batuta de Macías y un preciso trabajo de percusión, hasta que las palmas volvieron a conectarnos con Viena a través de la inevitable Marcha Radetzky, mientras el talentoso director onubense deseó a todos y todas paz y amor y nos invitó a frecuentar más nuestro templo de la música a la luz de tan estimulante orquesta.

ROSS ****

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Concierto de Año Nuevo de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Bryndís Gudjónsdóttir, soprano. Lucas Macías, dirección. Programa: Obertura y arias “Mein Herr Marquis” y “Klänge der Heimat” de “Die Fledermaus”, Annen-Polka Op. 117, Kaiser-Walzer Op. 437, Frühlingstimmen Op. 410 y An der schönen blauen Donau Op. 314, de Johann Strauss II; Obertura de “Guglielmo Tell” de Rossini, Can-Can de “Orphée aux enfers”, de Offenbach. Teatro de la Maestranza, miércoles 3 de enero de 2024

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