Toros
Vaya petardo ganadero
El mal juego de los toros de Juan Pedro Domecq imposibilita el triunfo de los toreros
Destacó el toreo de capa de Pablo Aguado
Morante de la Pueblo en el cuarto festejo de la Feria de Abril en Sevilla / Julio Muñoz (EFE)
La muchedumbre llenaba las calles de los alrededores de la Maestranza. De camino a la plaza se veía a muchos turistas que se protegían del sol en el Puente de Triana. Más de 25 grados en Sevilla y sin una gota de aire. Había ambiente de toros.
Los tendidos llenos y la gente buscaba su asiento para vivir una gran tarde de toros. Por desgracia, todo quedó en una pobre ilusión que se esfumó con la salida del primer toro.
Esta tarde regresaba la mítica ganadería de Juan Pedro Domecq al coso sevillano tras la ausencia en 2023. Merecida por tantas tardes de fracaso en la Maestranza. Las comparaciones son odiosas. “Es que lo de los estos días atrás no la vamos a volver más” decía un aficionado desde el tendido. Era prácticamente imposible no pensar en las gloriosas corridas de toros que lidiaron las ganaderías de Santiago Domecq y El Parralejo.
Ficha del festejo
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 11 de abril de 2024. Quinta de abono. Corrida de toros. Lleno de "No hay billetes". Toros de Juan Pedro Domecq.
• MORANTE DE LA PUEBLA, ovación y silencio.
• JOSÉ MARÍA MANZANARES, silencio y silencio.
• PABLO AGUADO, silencio y silencio.
Incidencias: Los banderilleros Curro Javier y Alberto Zayas se desmonteraron tras parear al primero.
Abría plaza Morante de la Puebla con el toro Mágico. Magia le hacía falta al toro porque desde salida mostró muy poca raza desde los primeros tercios. Algo anovillado, como el conjunto de la corrida, no llegó a entregarse nunca. Eso sí en banderillas le dieron emoción Curro Javier y Alberto Zayas. Apenas el toro galopaba y le esperaron para ponerle los rehiletes.
El genio de la Puebla empezó por bajo con la muleta y sobresalieron varios trincherazos por bajo para empezar su faena. Empezó con intensidad. Una grata alegría que el torero vaya recobrando su ilusión ya que se le nota que no está a su mejor nivel debido a sus problemas de salud. Aún así, sin estar a su mejor nivel, la gente de Sevilla lo arropó en cada muletazo. La estética y la profundidad al toro Mágico hizo que sonara la música. Incomprensiblemente abrevió en la tercera tanda y nos dejó con la miel en los labios. Se fue a por la espada y perdió la primera oreja por un horrible Bajonazo.
La petición no fue atendida por el presidente Fernández-Figueroa y no otorgó la oreja al sevillano. En el cuarto toro, poco que contar. Ni lo vio ni lo quiso ver. Una decena de muletazos por alto y se fue a por la espada.
La tarde de Manzanares
Poca trascendencia tendrá la tarde de Manzanares este jueves en Sevilla. Una plaza que le ha visto cortar más de 45 orejas y un indulto. Ahí están las estadísticas. Durante la tarde se ha llevado dos silencios y alguna división de opiniones.
Recibió Manzanares a su primer toro que salió suelto de salida y algo mansurrón. Manzanares consiguió fijarlo en el capote y toreó muy bien a la verónica ganándose el aplauso del respetable.
El quite por chicuelinas fue bellísimo del alicantino. Comenzaba con buen pie en la Feria de Abril. Con la muleta, la faena tuvo altibajos. Con la mano diestra tapaba la cara del animal y tiró de él con eficacia.
Manzanares durante su faena en la Maestranza / Julio Muñoz (EFE)
Las complicaciones del toro se incrementaron por el pitón izquierdo y la faena no tuvo acople. Manzanares volvió a la derecha pero no llegó a levantar el vuelo de la faena. Poca historia tuvo el quinto toro de la tarde en una labor meritoria que lo intentó en todo momento, pero la faena no cogió vuelo por la poca transmisión del animal.
La actitud de Pablo Aguado
Pablo Aguado ya dejó su carta de presentación en el quite a su compañero Manzanares. Unas chicuelinas muy al estilo de la escuela sevillana. En el tercer toro, toreó por verónicas de salida desde el tercio hasta los medios muy decidido, siempre palante y ganándole terreno hasta los medios.
Cada capotazo era muy despacio. Bordó el toreo a la verónica. Se gustó muchísimo con el capote Pablo Aguado. Tanto que hizo hasta dos quites: galleando al toro hasta al caballo de picar y un segundo quite por chicuelinas muy bien ejecutadas. Tanta capa hizo disminuir las fuerzas del animal.
Pablo Aguado estuvo acertado con el capote / Julio Muñoz (EFE)
En la faena de muleta sobresalieron el concepto del toreo que atesora el sevillano: clasicismo, naturalidad y despaciosidad. La actitud del torero ha sido innegable en toda la tarde. En el sexto, lo intentó de salida realizando un buen torero de capa. Los aficionados creyeron en ese halo de esperanza como la media tan despacio que pegó en el centro del ruedo.
Con la muleta encadenó cinco derechazos seguidos acompañando la nobleza del toro, pero solo duró eso: una tanda y se rajó. Los aficionados se cabrearon y con razón con el esperpento ganadero que se vivió esta tarde.
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