Flamenco

De la 'Divina Comedia' a los carniceros gitanos: 'Matarife / Paraíso', la obra que reúne a dos Premio Nacional de Danza

La Bienal de Flamenco de Sevilla alberga el estreno de Ana Morales y Andrés Marín, una coproducción que mantiene el espíritu iconoclasta característico del bailaor

Ensayo de ‘Matarife/Paraíso’, pieza que Andrés Marín y Ana Morales estrenan este sábado en la XXIII Bienal de Flamenco en Sevilla.

Ensayo de ‘Matarife/Paraíso’, pieza que Andrés Marín y Ana Morales estrenan este sábado en la XXIII Bienal de Flamenco en Sevilla. / Julio Muñoz / EFE

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

-Pregunta:¿Vosotros habéis bailado juntos antes?

-Respuesta: Cuando yo era chica, pero recientemente, no. Pero Andrés fue la primera persona que me ofreció unirme a su compañía, que se fijó en mí; yo tenía 18 años. Yo en aquel momento era cuerpo de baile en el Ballet Flamenco de Andalucía, que entonces se llamaba Compañía Andaluza de Danza, y claro, a mí me dio miedo.

Así hablaba Ana Morales (Barcelona, 1982) sobre Andrés Marín (Sevilla, 1969) en febrero de 2023, en una conversación que tuvo lugar con este periódico. Entonces, decía, Morales, estaban estudiando hacer una pieza juntos. Tan sólo hacía unos meses que le habían entregado, a ambos, el Premio Nacional de Danza -la primera vez que las dos categorías del premio, Creación e Interpretación, se entregaban en el mismo año a dos artistas flamencos- y que ahora, casi dos años después, admiten que aún no se les ha entregado. "En aquel momento, cuando nos dieron el premio, ya se habló de hacer algo juntos, pero Andrés tenía compromisos importantes y no lo pudimos hacer y ha sido ahora cuando hemos podido hacerla", explica Ana Morales por videoconferencia desde el estudio donde ensayan unos días antes del estreno.

Aquella colaboración ha fraguado en una obra titulada Matarife / Paraíso, uno de los estrenos más esperados de esta edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla, que se podrá ver por primera vez este sábado en el Teatro Central de la capital andaluza, a las 23.00, con todas las entradas ya vendidas. "Yo siempre había tenido la idea de hacer un espectáculo a partir de la Divina Comedia, de Dante Alighieri", explica Marín, presente en la llamada. "Me interesaba la parte dedicada al Paraíso, pero no literalmente, sino a modo de negativo, como una motivación para tirar del hilo".

Cuando les propusieron la colaboración para esta Bienal, decidió apostar por esta idea. "Yo tenía un imaginario muy marcado, un guion muy concreto, e incluso la iconografía y la música que quería utilizar", dice el bailaor. Morales completa: "Yo he tenido que entrar un poquito ahí, meterme en su cabeza, viajar con él y a mi manera, ampliar y reflexionar con él sobre ese guion". En cualquier caso, se trata de una creación conjunta que han desarrollado los dos. "Nos conocemos hace muchísimos años, pero está claro que hay una diferencia de carreras y de edad", matiza Morales. "Creo que aquí lo que hemos intentado es que la mirada vaya a un mismo lugar".

Ensayo de ‘Matarife/Paraíso’, pieza de Andrés Marín y Ana Morales que estrenan este sábado en el marco de la XXIII Bienal de Flamenco en Sevilla.

Ensayo de ‘Matarife/Paraíso’, pieza de Andrés Marín y Ana Morales que estrenan este sábado en el marco de la XXIII Bienal de Flamenco en Sevilla. / Julio Muñoz / EFE

Una obra con tres vértices

La obra tiene tres vértices: el Paraíso es el primero. "Se trata de matar el Paraíso para crear uno propio, que no sea algo estanco y nostálgico, sino el que cada uno crea", explica Marín. El segundo, los matarifes o carniceros, una figura conectada con la idea anterior, pero también con el flamenco, ya que muchos artistas gitanos proceden históricamente de familias dedicadas a la matanza de animales: "Desde Enrique el Mellizo, del que tomamos algunos cantes hasta Miguel el Funi, los Pinini, Manuel Torre... Me parecía interesante utilizar todo esto como metáfora y basarme en nuestras iconografías más profundas, las de Andalucía", explica Marín.

Justo ahí entra el tercer vértice: la Semana Santa. En un momento de la obra les acompaña una corneta, la que hace sonar Manuel López, que forma parte de la agrupación de los Armaos de la Centuria Romana de la Hermandad de la Macarena de Sevilla. Además, la Pasión de Cristo también está muy presente en la obra. "La Divina Comedia arranca un Viernes Santo y yo he querido trasladar el inicio al Jueves Santo", indica Marín, que ya dedicó La Pasión según se mire, estrenada en 2010, a la Semana Santa.

A partir de aquí, y a lo largo de 14 escenas, los bailaores abordan una serie de temas enmarcados en estos elementos que son introducidas por los textos escritos expresamente para la obra por el dramaturgo francés Laurent Berger, con quien Marín ha colaborado en anteriores espectáculos. "Los capítulos se van anunciando para que la gente vaya entendiendo lo que está viendo, porque hay tantísimas imágenes cruzadas que se puede perder. Los textos van dándole sentido a lo que está ocurriendo en escena".

El resultado es una obra compleja que, explica Marín, preguntado por la hora de la representación, las once de la noche, bromea: "La gente va a salir como si se hubiera fumado tres pitillos. Ya a esa hora no te vas a ir a dormir después de verla. Ni para bueno ni para malo". Morales ríe con él y afirma que va a sorprender. "Es muy particular, hay que meterse mucho en la piel de la obra para entenderla bien".

Falta de apoyo técnico

La videoconferencia con El Periódico de España, de Prensa Ibérica, grupo editorial de El Correo de Andalucía, para hablar sobre la obra tiene lugar una mañana antes de irse a ensayar al teatro. Llevan poco tiempo con los ensayos técnicos de cara al estreno. Las caras de ambos son serias -aunque a lo largo de la conversación se van relajando-. A pesar de que contaban con tener diez días para probar en el Central, a última hora les han recortado el tiempo y no dejan de encontrar contratiempos por parte del staff del propio recinto. "Avisarnos a última hora de la reducción de tiempo nos complica mucho la creación", explica Morales. "Si esto no está muy bien atado, creaciones de flamenco como esta se ven muy menguadas para lo que queremos hacer". Y añade, enfadada: "En Andalucía de verdad tenemos una fuerte problemática con estas cosas, y da rabia porque este es nuestro teatro, que pagamos todos. En las programaciones anuales de los teatros públicos vienen las compañías extranjeras y para estrenar un viernes entran un lunes, y que nosotros tengamos que suplicar por un día más es una tortura".

El caso es que no sólo les ocurre a ellos. Otros estrenos, como el de Florencia Oz En este día, en este mundo, que se estrena el lunes 16 han tenido que buscar residencias técnicas en otros municipios (Florencia Oz lo ha hecho en Fuenlabrada, en el Centro Coreográfico María Pagés) o alquilar otros espacios escénicos para poder completar la parte técnica de las obras en espacios diferentes a los que acogerán las primeras representaciones. "Deberíamos de tener todo el apoyo del mundo por respeto a nuestro trabajo y por el amor que deberíamos tener para los creadores locales, y organizarse bien para decir: señores, que viene la Bienal, vamos a preparar nuestros teatros para que podamos acoger a esas compañías que necesiten los estrenos. Esta parte no existe todavía", se lamenta Morales.

De nuevo, la falta de apoyo técnico a la creación en este festival vuelve a estar presente. "Si al menos nos hubieran avisado antes, podríamos haber buscado un plan B", añade Marín. "En definitiva, que al flamenco se le da la importancia que se le da. Y esto todavía no ha cambiado, por mucho que queramos intelectualizarlo, todavía ese tufillo de que es algo popular, de menor importancia, está presente".

En cualquier caso, Marín confía en sacar adelante el estreno y que esta dificultad no termine repercutiendo en el resultado final. "Tienes que taparte los ojos y tirar para delante, pero yo creo que la obra va a quedar bien porque este equipo es muy profesional". Este sábado se estrena, pero Matarife / Paraíso, una coproducción de la Bienal de Flamenco de Sevilla, pasará después por los teatros del Festival Flamenco de Nîmes y Centro Danza Matadero Madrid, que han colaborado en su desarrollo.