Cultura

ICAS, una gestión desastrosa

El cobro de tres nóminas y una paga extra por parte del director del Festival de Cine "por error" es el último episodio de un rosario de incidencias que arrastra el organismo llamado a ser, desde el Ayuntamiento, un motor de la industria cultural y hoy, convertido en lastre

Una espectadora del Festival de Cine Europeo de Sevilla a la entrada del Casino de la Exposición. / José Luis Pineda Olmedo / Seff

Patricia Godino

No hay área de la cultura en la ciudad de Sevilla que escape a la gestión del ICAS (Instituto de las Artes y la Cultura de Sevilla), un organismo creado en el segundo mandato de Alfredo Sánchez Monteseirín para agilizar y promover la industria cultural de la capital andaluza que, con el paso de los años, y muy especialmente agravado con la entrada en el Ayuntamiento del equipo de José Luis Sanz, no ha hecho sino empeorar.

El último episodio, en el que el director del Festival de Cine Europeo de Sevilla cobró por "error" simultáneamente dos nóminas públicas municipales durante tres meses sin que saltaran las alarmas, ilustra bien en qué se ha convertido el ICAS a día de hoy.

No era esta la idea cuando nació en 2005. Juan Carlos Marset, delegado de Cultura entonces, diseñó una agencia que agilizara la vida diaria de todos los espacios culturales del Ayuntamiento además de que sirviera de bisagra con el sector privado, entendiendo que el peso de la industria cultural de Sevilla, y su indisoluble alianza con el Turismo, iría a más, como así ha sido.

Casi 14 millones de presupuesto

Desde entonces, a cargo de la gestión centralizada del ICAS, que en el presupuesto de 2024 tiene asignados 13,7 millones de euros, ha estado el Antiquarium en la Encarnación, el Espacio Santa Clara, la Sala Turina, el Casino de la Exposición, el Teatro Lope de Vega, el Alameda, la red de Bibliotecas Municipales, el Archivo Municipal, Factoría Cultural (en el Polígono Sur), el Museo Bellver, la sala Atín Aya, Centro Cerámica Triana, entre otros espacios... Y ha incorporado a sus tareas la gestión de la Fábrica de Artillería, que se inaugura con una muestra de los Machado este otoño.

Además, sus técnicos y funcionarios tramitan todos los pliegos para las contrataciones de los festivales públicos o con apoyo municipal, los pagos a proveedores, la administración de los ingresos y la convocatoria de subvenciones, entre otra burocracia. Muchos papeles que requieren sentido y sensibilidad.

Se creó con un equipo conformado con personal funcionario y laboral procedente de la Delegación de Cultura, salvo en los puestos de alta dirección (de libre disposición por el gobierno municipal), un conjunto de trabajadores públicos que tuviera bien engrasada la herramienta del diálogo con el sector cultural, que supiera leer necesidades, escuchara nuevos proyectos en todos los ámbitos (artes escénicas, fomento de la lectura, audiovisual, música) y que ayudara, a fin de cuentas, a fortalecer la economía cultural a través de una colaboración permanente entre el sector público y el privado. El ICAS nació para ser motor, no lastre.

Cómo está 20 años después de su creación

Cinco alcaldes, varios equipos y casi 20 años después, ese diálogo es precario cuando no inexistente, según el proyecto. La actual gerente del ICAS, María Rueda (en el cargo desde agosto de 2023 procedente de la dirección general de Turismo de la Junta) ha tenido la relación bloqueada casi un año con Minerva Salas, la delegada de Cultura con la que se estrenó el gobierno del PP en el Ayuntamiento, y está por ver cómo será la relación con la nueva delegada, Ángeles Moreno, que suma Cultura y Turismo en esta etapa.

No obstante, Salas se estrenó cerrando el Lope y a su lado el alcalde poniendo en cuestión la calidad del Festival de Cine, la Feria del Libro y otros tantos proyectos de la ciudad... La espantá de los altos cargos que fichó este equipo también mide cómo llegaron y a dónde: José Lucas Chaves apenas duró un mes como director del ICAS y se marchó de regreso a la SGAE y Ruperto Merino, procedente del Gobierno de Díaz Ayuso, aguantó tres meses y cogió el AVE de vuelta. Le sustituyó en el cargo Fernando Mañés, experto el ámbito del arte contemporáneo, para diseñar una programación cultural en toda la ciudad primero como director de programación y ahora como director general de Cultura.

Pero los problemas del ICAS no empezaron de repente ni con este equipo municipal.

Los problemas del ICAS no empezaron de repente ni con este equipo municipal

Consciente de que había que dotar de mayor agilidad al ICAS y que las cuentas arrastraban un déficit cercano al millón de euros, en marzo de 2022, el socialista Antonio Muñoz, ya como alcalde, impulsó una "necesaria reordenación" de este organismo "para que se adaptara a la creciente agenda cultural de la ciudad", según defendió en los plenos. Una de las principales medidas era que a medida que se fueran jubilando los funcionarios y laborales, esos créditos se incorporasen al Capitulo I de personal del ICAS de modo que pudiera tener su propio personal y favorecer una selección más cuidada de perfiles. La cultura no es un trabajo de ocho a tres, las incidencias y necesidades de artistas, público y proveedores son diversas e infinitas.

Antonio Muñoz, reunido con el sector cultural de Sevilla, en marzo de 2022. / El Correo

Durante meses, el PSOE negoció con los grupos pero la oposición tumbó este proyecto. El PP entendió que apoyar esta medida y, por tanto, que la cultura funcionara mejor en Sevilla, significaba dar brillo a la bandera que mejor enarbolaba el PSOE y muy especialmente Antonio Muñoz, un perfil político respetado en este ámbito. Finalmente, la oposición votó en contra sin plantear propuestas.

Dos años después, básicamente, lo que ocurre es que han estallado las costuras. Un ejemplo, quizás menor pero ilustrativo para dimensionar la dejadez y las dinámicas de abandono, es que la web del ICAS no se actualiza desde enero, la fecha en la que el Ayuntamiento ha dejado de contar con una empresa externa para la labores de comunicación de sus espacios culturales.

El ICAS acumula pagos no resueltos en tiempo que ponen al límite las tesorerías de los proveedores, subvenciones que no se convocan en años, ayudas europeas que se devuelven, licitaciones impugnadas por errores básicos en la redacción de los pliegos técnicos o resueltas in extremis...

Un relato compartido por todos los agentes culturales

El relato de incidencias es mayor y compartido por todos los agentes culturales con los que ha hablado este medio durante meses.

Gestores públicos, privados, directores de festivales dependientes del Ayuntamiento y festivales privados con apoyo público, trabajadores municipales, autónomos y pequeñas empresas, directores de salas y emprendedores, todos los que alguna vez han tratado con el ICAS tienen ejemplos de proveedores con pagos no resueltos en tiempo que ponen al límite sus tesorerías, plazos sobrevenidos por comunicaciones con otras administraciones que no se contestan, subvenciones que no se convocan en años, ayudas europeas que se devuelven por no gestionarse en plazo, licitaciones impugnadas por errores básicos en la redacción de los pliegos técnicos o resueltas in extremis como recientemente ha ocurrido en el SEFF, bajas que no se cubren, funcionarios que asumen trabajo de más por esas bajas y que precarizan la relación con las empresas intermediarias, festivales que desaparecen (Mes de Danza) o proyectos que se olvidan tras la jubilación del funcionario que lo coordinaba (como el caso de la Casa de los Poetas y las Letras), programaciones que no se presentan, salas municipales olvidadas para el staff del Ayuntamiento...

Incomunicación, desorden y caos. Desidia y falta de motivación. Algunos capítulos de esta gestión saltan a los titulares y otros no llegan, pero el diagnóstico se repite: "La gestión del ICAS es un desastre".

Las vicisitudes de la administración pública son habituales en todos los ámbitos y ciudades, y, de hecho, lo raro es encontrar una que no haga honor en algún momento al "Vuelva usted mañana", de Larra, pero es la reiterada concatenación de episodios lo que hace del ICAS el paradigma de lo que no debería ser nunca la gestión de lo público, un freno para la iniciativa privada y un quebradero de cabeza para la pública.

El Festival de cine, uno de los más perjudicados, pero no sólo

La Bienal, que acaba de arrancar, y el Festival de Cine europeo, como las dos grandes citas culturales dependientes del Ayuntamiento y con mayor presupuesto en la ciudad, son los proyectos que más sufren este desgobierno.

Sin una gestión diferenciada e independiente, como ocurre con festivales como la Seminci que gestiona la Fundación Municipal de Cultura, la dependencia sobremanera de los cambios en el gobierno municipal ahoga su futuro. Con todo, la gran cita con el flamenco, al menos, cuenta con un mínimo equipo que da continuidad al trabajo año a año, pero aún así la puesta en marcha de la primera Bienal de Luis Ybarra arrastra un rosario de flecos resueltos por la solvencia que da la experiencia de sus técnicos.

Pero el caso del Festival de cine, sin personal propio a lo largo del año más allá de su director, es aún peor y demuestra el desprecio absoluto por el legado atesorado junto a su público y creadores durante 20 ediciones.

Sanz se estrenó como alcalde criticando la falta de "internacionalización" del certamen, trató de postponerlo por hacerlo coincidir con los Grammys, consiguió in extremis que el productor Manuel Cristóbal tomara las riendas del Seff y, a fin de cuentas, hizo lo que pudo en la edición de 2023.

Minerva Salas y Manuel Cristóbal, junto a Pedro Cabañas, autor del cartel del Seff 2023 / El Correo

En agradecimiento, el Ayuntamiento le renovó, primero como coordinador y luego, desde febrero, como director del Festival. En el ICAS debieron firmar su cese del primer cargo pero "se olvidaron". Es "un pequeño error administrativo sin importancia", argumentaron fuentes municipales a preguntas de este medio. El afectado, según confirma él mismo a este periódico, fue el que se encargó de alertar a los técnicos del ICAS de esta anomalía. "Avisé pero como era verano, se les pasó".

Tres meses en los que desde el ICAS se ha pagado indebidamente unos 17.000 euros, según detalló Diario de Sevilla, sin reparo de nadie. Fuentes municipales aseguran que se ha subsanado ya esta "incidencia administrativa".

"Está todo en orden, todo en orden", insisten en el Ayuntamiento. Y en este trampantojo anda instalada la cultura en Sevilla.

Como adelantó El Correo de Andalucía, el anterior "error" -calificado también de "sin importancia" por el equipo municipal- fue el relativo al contrato por 1,7 millones de euros para la licitación del contrato de las áreas ténicas del festival de cine, producción, logística o viajes, entre otros ámbitos imprescindibles para su puesta en marcha.

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Un error en la suma de las cantidades llevó a la cancelación del primer concurso. La segunda licitación, convocada por el trámite de urgencia, se ha resuelto en tiempo exprés. A estas alturas, con apenas dos meses para su celebración, poco queda del festival con el que Sevilla llegó a convertirse en un espacio respetado para la cinefilia europea, especialmente en la etapa de José Luis Cienfuegos. "Está todo en orden, todo en orden", insisten en el Ayuntamiento. Y en este trampantojo anda instalada la cultura en Sevilla.

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