La crónica de la Bienal

Fotografía

Alberto García-Alix: "La muerte está cada vez más presente en mi vida"

La muestra ‘Diversidad en la colección del CAAC. La mirada fotográfica de Alberto García-Alix’ recorre desde la emoción uno de los fondos públicos más valiosos de España

Alberto García-Alix, en uno de los patios del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. / Conchitina / CAAC

Charo Ramos

Alberto García-Alix (León, 1956), Premio Nacional de Fotografía, el hombre que retrató a Camarón en La Isla meses antes de que el cantaor muriera, sigue dialogando con el duelo y con la ausencia. Ha convertido estas dos realidades en estímulos de su proceso creativo y alientan la selección de los fondos fotográficos del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo que ha comisariado.

Es una exposición en las antípodas de un vademécum: hecha con el alma, autorretrata su peculiar manera de mirar, mezcla de asombro, crudeza y elegancia. Ni la cronología ni las escuelas o los valiosos nombres propios que se suceden, desde Candida Höfer a Wolfgang Tillmans pasando por Daido Moriyama, Carrie Mae Weems o el grupo AFAL importan tanto como la emoción que generan estos 250 trabajos reunidos.

 “Mi foto favorita, o al menos la que me llevaría a casa si pudiera, es la de Daido Moriyama con la que arranca la muestra: una vez la has visto, nunca podrás olvidarla. Así quisiera que sucediera con mi obra”, comenta sobre la imagen Kagerou (1972) del influyente artista japonés, un rotundo desnudo femenino en blanco y negro que fascina y sobrecoge.

Daido Moriyama. Kagerou, 1972. / El Correo

Superviviente de años de excesos que diezmaron a buena parte de su generación, y cuya memoria atraviesa su cuerpo de cicatrices y tatuajes, Alberto García-Alix regresa a Sevilla nueve meses después de recibir el encargo de la directora del CAAC, Jimena Blázquez, para repensar una de las colecciones fotográficas públicas “más diversas pero también más interesantes de España”. De esas 1.450 imágenes él ha seleccionado un corpus que podrá verse hasta el 25 de mayo de 2025 en el Claustrón Norte del antiguo monasterio cartujo.

 “Yo no me quiero mucho, no me tengo apego. Pero me voy con la idea de que he hecho bien el trabajo que me encargaron. Como fotógrafo, era un reto muy estimulante mostrar los puntos fuertes que hay aquí. He hecho muchos comisariados, sobre todo con mis propias expos, pero nunca uno de esta envergadura”. 

Para fusionar perspectivas y obras tan dispares, procedentes de compras institucionales y donaciones, García-Alix ha tratado de estimular al espectador a través de una atmósfera cromática. “El pasillo de color tabaco es el tronco central, da seriedad y funciona mucho mejor que el gris o el negro, lo sé porque es el que tengo en un dormitorio mío. Y luego están las salas blancas que son como islas en las que te vas internando”, detalla.

Sobre ese pantone 497U, de sobriedad carmelita, García-Alix dispone obras maestras del accionismo vienés, Valie Export, Ana Mendieta, Nan Goldin, Cristina García Rodero o Pierre Gonnord, muchas de las cuales ingresaron en los fondos en la etapa de José Lebrero. “Es una colección heterogénea y refleja bien el gusto y la personalidad de los distintos directores que ha tenido el CAAC desde sus orígenes”.

Ana Mendieta. Sin título (Black Venus), 1980. / El Correo

Otros nombres que le interesan especialmente son la cubana Marta María Pérez Bravo o el almeriense Carlos Pérez Siquier, cuya trayectoria en blanco y negro se recoge junto con trabajos de Ricard Terré, Francisco Ontañón, Xavier Miserachs y otro de sus artistas predilectos, Joan Colom, en una imponente sala dedicada a la Agrupación Fotográfica de Almería AFAL. 

“La fotografía de calle me gusta mucho, querría haber hecho esas fotos del Barrio Chino de Barcelona que captó Colom en 1959. Siempre llevo mi cámara encima y siempre hay algo nuevo que cazar. Yo no traigo mi Leica a Sevilla como atrezo. La caza supone peligro pero, sobre todo, fracaso porque muchas veces las piezas se me van vivas. Menos mal que no siempre, porque si no habría abandonado”.

“Siempre llevo mi cámara encima y siempre hay algo nuevo que cazar”

García-Alix se mantiene en su obra fiel al blanco y negro pero no así en este viaje curatorial. “El color me gusta, yo no lo hago pero cada fotografía tiene su momento histórico, su relación con el tiempo, su plasticidad. La fotografía en color de Pérez Siquier en el Cabo de Gata, por ejemplo, me convulsiona, es ultramoderna”.

Carlos Pérez Siquier. Roquetas de mar, 1975 / El Correo

En otra sala a todo color propone un potente diálogo entre mujeres fotógrafas como Marta Minujin o María Cañas. “Las he sacado a casi todas de los archivos del CAAC, y no porque sean mujeres, te soy franco, sino porque son magníficas. Me apasiona la fotografía de las venezolanas Yeni y Nan, a las que Juan Antonio Álvarez Reyes dedicó una gran exposición y cuyos originales eran mucho más bonitos de lo que me esperaba”.

Otra mujer referencial tras esta exposición de García-Alix es la que fuera su galerista durante décadas, Juana de Aizpuru. “Un 30% de estas obras las ha vendido Juana, que ya se ha retirado pero sigue siendo una gran amiga mía. Para Cristina García Rodero, para el recientemente fallecido Pierre Gonnord y para mí Juana de Aizpuru ha sido una buena madrastra. Una mujer grande, de carácter, decisiva en nuestras carreras”.

"Juana de Aizpuru ha sido una buena madrastra para mí”

En la actualidad a Alberto García-Alix lo representa la galería Albarrán Bourdais, y con ellos prepara su próxima cita: Estampa, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, que celebrará su 32ª edición del 17 al 20 de octubre en Ifema, en Madrid. “Soy el artista invitado de honor y tengo que presentar un proyecto específico para el que estoy escribiendo mucho. Soy muy leído aunque ahora menos porque voy perdiendo la concentración, la edad no perdona. Sí creo que tengo dominio del lenguaje y un gran aliento poético a la hora de escribir”.

Icono de la Movida madrileña, criado en una familia de intelectuales, el leonés está reescribiendo con nuevas imágenes un texto sobre la ausencia que, forzosamente, llevará impresa la huella de su hermano Alfredo García-Alix, el creador de la escuela española de neurología neonatal, fallecido a comienzos de este mes. “Para mí la ausencia donde toma mayor peso es en la muerte. La ausencia es también un término jurídico, y un término médico: el ausente de cabeza, como yo. La muerte está cada vez más presente en mi vida. Acaba de fallecer mi hermano gemelo Alfredo que era un gran doctor, una eminencia. Y me siento muy huérfano”.

Por eso le gusta pensar que esta exposición del CAAC, sobre todo, “acompaña”. “Sé que existe un reconocimiento público de mi obra pero yo soy más consciente de mis carencias y limitaciones que de los oropeles”, continúa. “Sin embargo, cuando entras aquí algo te vibra y me siento orgulloso porque si yo fuera espectador me hubiera gustado que me dieran una exposición así”.

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 Y antes de despedirse, con la Leica M6 colgada del cuello, avanza qué reto le levanta de la silla. “Hacer una fotografía mejor que la última”.  

‘Diversidad en la colección del CAAC. La mirada fotográfica de Alberto García-Alix’.

García-Alix’. Claustrón Norte del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC, Sevilla). Hasta el 25 de mayo de 2025.‘

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