Bahía de metal, taza de plata

Entre julio y septiembre de 1995, cientos de trabajadores y miles de gaditanos se echaron a la calle contra el cierre de los Astilleros. Aquel verano, aquellos tres meses de lucha y negociaciones, resuenan en Hormigas perplejas, el relato de otro gran pulso, esta vez por parte de la industria auxiliar, contra la precariedad laboral en la Bahía gaditana.

En noviembre de 2021 más de 20.000 personas fueron convocadas a una huelga general en defensa del convenio colectivo del sector del metal. Mercedes Moncada recoge aquellas históricas movilizaciones en un documental que este domingo se proyecta en la Muestra Cinematográfica del Atlántico, Alcances en Cádiz.

En noviembre de 2021 más de 20.000 personas fueron convocadas a una huelga general en defensa del convenio colectivo del sector del metal

Al Teatro de la Tía Norica llega este título junto con muchos de sus protagonistas. No es una película panfletaria pero remueve las conciencias. No es una oda al mundo de ayer aunque ofrece un contexto necesario para repensar el Cádiz del siglo XXI.

La cineasta hispano-nicaragüense asume muchos riesgos en un trabajo que enfoca los cuerpos y vidas cotidianas “de esos hombres y mujeres que con sus manos hacen barcos y aviones”, lo que le da un valor especial a este trabajo de cine directo que comenzó a filmar en 2020, en plena pandemia, y concluyó tres años después. Son dos historias que convergen (el cierre de la factoría de Airbus en Puerto Real, la huelga de la industria auxiliar en Navantia) para retratar la transformación socioeconómica de un territorios con las tasas de paro más elevadas.

Moncada y dos de los obreros de los astilleros de Cádiz que aparecen en el documental, Manuel Balber Muñoz y Diego Rodríguez de Gracias, presidente y vicepresidente del sindicato de trabajadores del metal CTM, coinciden en que este trabajo “pone en imágenes algo que nos desborda si no encontramos una manera de resistencia”.

"Empezamos a trabajar en el sector naval porque era lo que había, era el oficio de nuestros padres y no hay motivo para no seguir haciéndolo”, explica Manuel Balber, que recuerda que la construcción de los barcos depende ahora al 100% de la industria auxiliar, de la subcontratación.

“Empezamos a trabajar en el sector naval porque era lo que había, era el oficio de nuestros padres y no hay motivo para no seguir haciéndolo”

Manuel Balber

— Presidente del sindicato de trabajadores del metal CTM

La película toma su título de una columna de Manuel Vicent y cuando la directora la terminó y se la enseñó a sus colegas cineastas “me decían que no tenían ni idea de que eso pasaba en Cádiz. Es muy difícil que se hable del sector del metal y de la clase trabajadora, que lo que pasa aquí trascienda como sí ocurre con Cataluña, Galicia o el País Vasco”, rememora Moncada, que estrenó Hormigas perplejas en la pasada edición del Festival de San Sebastián y obtuvo con ella el premio Lugares de trabajo saludables del 21ª Festival internacional Doclisboa.

Hablar del conflicto laboral para que trascienda

“En 2020 con la pandemia Cádiz se vino abajo y comenzó a cambiar drásticamente. Se cerraron comercios, tiendas, se desmantelaron negocios, la ciudad se iba deprimiendo y estaba en el aire que algo iba a pasar”. En ese momento Mercedes Moncada conoció los primeros brotes de la huelga que organizó la CTM y empezó a escuchar y filmar.

“Al principio la demanda era 'Carga de trabajo para la Bahía'. Pero en el transcurso del proceso y de estar cerca de ellos me di cuenta de que el problema no es que viene una nueva tecnología robótica a sustituir a las personas sino que, mientras esos cambios tecnológicos suceden, el dinero se va concentrando, el poder se va concentrando, pero los trabajadores siguen ahí con menos derechos y más recortes. Porque con la amenaza de que se va a perder todo se van reduciendo los derechos laborales, aumentan las horas de trabajo y las horas extras no pagadas, se precariza el empleo y hasta se pierde la vida”.

La cámara de Moncada no se centra tanto en los disturbios callejeros como en los cuerpos. “Más allá de los discursos, de que alguien crea o no en lo que está pasando, hay gente que lleva encima la carga de la precariedad laboral y de la inseguridad durante décadas. Y en estas protestas se siembran los cimientos básicos de una vida digna”.

Lo dice, por ejemplo, comparando a las trabajadoras de Airbus, “mujeres que construyen aviones y luchan contra el cierre de la factoría defendiendo la seguridad laboral que habían tenido hasta el momento con contratos directos”, frente a las limpiadoras de los astilleros “que no pueden protestar ni ir a la huelga porque solo por pedir el cumplimiento del convenio laboral las pueden echar de las subcontratas: se ve el miedo, el enfado, el hastío, y la vida que pasa por los cuerpos dejando una marca distinta”.

“Yo estaba mirando, no fui a buscar una historia, encontré que todas estas cosas son parte de la realidad y por sí mismas construyen un discurso”, continúa Moncada.

Hormigas perplejas se salda con derrota tristísima, la muerte en Navantia de un trabajador que con 63 años que solo tenía dos días de antigüedad en su empresa, lo que refleja la falta de continuidad en los contratos.

El principal problema es del modelo laboral: en qué condiciones se desempeñan los trabajos pues en todas partes las empresas que subcontratan tienden a abaratar costes

Mercedes Moncada

— Cineasta

“Cádiz ahora es pionera en ese modo laboral de la subcontratación. Navantia, que era una empresa exitosa con un montón de empleados con seguridad, vacaciones y contrato fijo, empezó a ser deslocalizada a través de la subcontratación. Cádiz compite ahora con Galicia y los otros Navantia del país por la carga de trabajo pero el tema no es ese, el principal problema es del modelo laboral: en qué condiciones se desempeñan los trabajadores pues en todas partes (sanidad, educación…) las empresas que subcontratan tienden a abaratar costes".

Y continúa: "Los contratan un mes para hacer una parte del barco, como limpiar la borda, y ellos van encadenando contratos, sin vacaciones, sin derechos, sin nada. Y esa manera de administrar el trabajo cuesta la vida, no sólo la de poco a poco, donde está la verdad de los cuerpos, sino en lo tangible”, valora Moncada.

Sobre su proyecto, que compite en la sección oficial de Alcances, se da cuenta “de la dificultad de este tipo de película, cuando las tendencias son otras”, asegura la cineasta y docente, hija de madre gaditana y padre nicaragüense, que tras residir en Nicaragua, México y Sevilla decidió regresar a la que es su ciudad y construir desde aquí su obra fílmica. “Quiero usar como material y base de mi trabajo el tiempo en el que habito, sea exitoso o no, me debo a eso”.