Exposición

¿Rivalidad entre hermanos?: 'Los Machado. Retrato de familia' desmonta el gran bulo de la literatura española

Felipe VI inaugura este lunes en Artillería la exposición que, a través de los dos grandes fondos machadianos, acaba con la "historia extraliteraria" del enfrentamiento entre Antonio y Manuel Machado gracias al trabajo coordinado por Eva Díaz Pérez y con Alfonso Guerra de comisario

Antonio y Manuel Machado en el despacho del director de La Libertad en 1927. Fotografía de Alfonso

Antonio y Manuel Machado en el despacho del director de La Libertad en 1927. Fotografía de Alfonso / Exposición Los Machado

Patricia Godino

Patricia Godino

Las medias verdades, las mentiras mil veces dadas por buenas y los comentarios manoseados por el tiempo no se han inventado ahora aunque creamos estar ante tiempos inéditos. Quizás una de las historias extraliterarias ficticias, erráticas o directamente falsas más extendidas -hoy se llamaría bulo- es la supuesta enemistad, cuando no enfrentamiento, entre Manuel y Antonio Machado.

La exposición Los Machado. Retrato de familia tiene varios retos en su haber pero es el de "derribar el mito de la enemistad entre hermanos”, en palabras de su comisario, Alfonso Guerra, uno de los primeros que motivó este ambicioso proyecto expositivo y de investigación, que inaugura este lunes el rey Felipe VI en la Antigua Fábrica de Artilleria, en el que es el primer gran acto desde la rehabilitación integral de este imponente edificio.

La muestra no busca, por tanto, releer la historia de estos hermanos sino reivindicar el valor de las fuentes originales, de las pruebas y documentos que testimonian, sin ambages, que antes que rivales Antonio y Manuel fueron colaboradores y recíprocos admiradores, unos niños criados en el seno de una familia ilustrada, amantes de la palabra y la ciencia y paradigma de la tragedia que devino con la guerra.

“No podemos seguir poniendo etiquetas simplificadoras a la historia fraternal y verdaderamente emocionante de estos dos hermanos”. Así lo defiende la periodista y escritora Eva Díaz Pérez, responsable de la coordinación de este proyecto en el que ha estado inmersa durante años con el mejor sostén posible para su investigación: los dos grandes fondos machadianos disponibles, el perteneciente a la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes y el fondo de la Fundación Unicaja.

Además, han participado la Real Academia de Sevillana Buenas Letras, la Universidad de Sevilla y la Hemeroteca Municipal en los préstamos y colaboraciones necesarias para honrar a los Machado cuando se cumplen 150 años de su nacimiento, Manuel (en 2024) y de Antonio (2025)

Un salón familiar para entender la historia

¿Y cuál es el punto de partida? Un salón familiar, tan cotidiano y tan necesario para conformar el ánimo y el universo de cualquier niño y, por demás, de un futuro escritor.

Para Díaz Pérez, estamos ante una familia “de gran linaje intelectual” en la que tiene un peso decisivo el abuelo, el científico Antonio Machado y Núñez, que fue un político destacado de la Revolución Gloriosa, alcalde de la ciudad de Sevilla, gobernador civil en la provincia, rector de la Universidad de Sevilla y pionero en muchos ámbitos: “Fue fundador del gabinete de Historia Natural de la Universidad y defensor de las teorías darwinistas frente a todos los reaccionarios que había en la Academia de la época”.

Machado y Núñez es, así, quien “transmite la pasión por la naturaleza desde la ciencia que luego sus nietos poetizan”.

Eva Díaz Pérez

— Coordinadora de la exposición 'Los Machado. Retrato de familia'

Machado y Núñez es, así, quien “transmite la pasión por la naturaleza desde la ciencia que luego sus nietos poetizan”. Y es bajo el magisterio de su abuelo cómo los Machado captan por primera vez la lírica que habita en la naturaleza tan presente en la obra de ambos.

Ábaco-cartilla donde aprendieron a leer los hermanos Machado. 16 x 23 x 3 cm. Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes, Institución Fernán González

Ábaco-cartilla donde aprendieron a leer los hermanos Machado. 16 x 23 x 3 cm. Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes, Institución Fernán González / Exposición Los Machado

De enorme influjo fue también la figura de la abuela, doña Cipriana Álvarez Durán, pintora y sobrina de Agustín Durán, el gran recopilador del romancero antiguo. En la muestra, por ejemplo, se exhibe el retrato que pinta a su nieto Manuel. Un retrato que es pareja del que se custodió durante años en la Hispanic Society de Nueva York y hoy lamentablemente perdido.

Ciprinana Álvarez, la abuela, recorrió pueblos de Andalucía recogiendo romances, cuentos, decires, costumbres y refranes e instruyó a sus nietos en la importancia de la literatura oral

Cipriana era, por encima de todo, explica Díaz Pérez, “una mujer audaz del siglo XIX” en la línea de Emilia Pardo Bazán, que quiso transmitir la importancia de la literatura oral a sus nietos. No en vano, desde bien joven, recorrió pueblos de Andalucía recogiendo romances, cuentos, decires, costumbres y refranes. Un acervo de incalculable valor que luego su hijo, Demófilo, padre de Manuel y Antonio, convertirá en el estudio del folcklore más completo que se conoce.

Es con estos pilares con los que se construye la infancia de estos niños. Por lo que Los Machado. Retrato de familia lo que propone es, cuenta Díaz Pérez, mostrar “esa historia hermosísima y fraternal de dos hermanos que se quisieron mucho y hasta el final de sus días”. De hecho, durante el recorrido el visitante está viendo constantemente qué hacía Antonio y qué hacía Manuel “son vidas muy paralelas”, valora la coordinadora de la muestra.

Fotocomposición realizada por Tannhauser Estudio para la exposición

Fotocomposición realizada por Tannhauser Estudio para la exposición / Exposición Los Machado

Y si bien “hay momentos en que sus vidas se separan” se debe a “razones profesionales”: Antonio termina como profesor de francés en provincias y Manuel saca su plaza como archivero, como funcionario, en Madrid. Pero “es una vida paralela, como un río en el que a veces se abren afluentes pero vuelven a encontrarse”.

Uno de esos encuentros, buscados y deseados, es cuando escriben teatro a cuatro manos. Es el tiempo en que Antonio saca plaza en Segovia y eso le permite estar más cerca de Manuel, que está en Madrid, en los años 20, durante la República. “Ese taller creativo demuestra la colaboración y la profunda felicidad de los dos hermanos en ese momento”, apunta.

La República, el compromiso y el desengaño

Quizás uno de los puntos más interesantes de la exposición, por cuanto es la época de donde surge esos comenatarios de enfrentamiento como si asimilaran las dos Españas, es que los dos eran convencidos republicanos. “Antonio lo fue hasta el final, Manuel es verdad que sufrió al final cierto desengaño, como le pasó a otros intelectuales de la época, como Ortega y Gasset o Unamuno, que sienten esa desilusión del espíritu original de la Segunda República.

Manuel, de hecho, escribe la letra de un himno republicano, con música de Óscar Esplá, que iba a ser el oficial, aunque al final terminó siendo el himno de Riego”, cuenta la periodista sevillana, a la sazón una autora de larga obra focalizada en nuestra historia.

¿En qué momento separan sus caminos?

El 16 de julio del 1936, Manuel se va a Burgos junto a su mujer, Eulalia, para celebrar, como todos los años, la onomástica de su cuñada, que era monja allí. “Esto hace que los hermanos queden separados porque se cortan las comunicaciones”, apunta Díaz Pérez.

Antonio sigue su camino y Manuel ingresa en prisión por una denuncia del gobierno. Pero nunca más volvieron a verse. Manuel se enterará de la muerte de su hermano “por casualidad, por un cartero” y fue este dolor desgarrador por la muerte d su hermano el que motivó, en palabras de la periodista, “poemas verdaderamente estremecedores de homenaje a su hermano ya muerto”.

Otra pieza de enorme valor, que da fe de esa gallardía y compromiso de Manuel, es el discurso de ingreso en la Academia en 1938, que lo tuvo que pronunciar en San Sebastián por la guerra. “Es un discurso muy osado, donde defiende a su hermano. En aquel año, Antonio es una persona proscrita y Manuel se atreve a defenderlo en público”, apunta la coordinadora de la muestra.

Salvoconductos y un ábaco, recorrido íntimo por la memoria

Para Díaz Pérez, dedicada durante el último año en escudriñar cada objeto que compone esta muestra, en conocer la historia que hay detrás, "hay bastantes piezas que, por sí mismas, son magníficas", como por ejemplo, la reconstrucción del gabinete de Historia Natural del abuelo, a a partir de las piezas que estaban dispersas por distintos centros de la Hispalense, como el Museo de Geología, el edificio Histórico, el departamento de Prehistoria, de Zoología.…, donde incluso se puede observar una muestra de arenas diluviales del Guadalquivir, ese río grande tantas veces cantado.

Como prueba de la infancia lectora de la que brotó el espíritu literario de ambos se encuentra, por ejemplo, el abaco de letras en el que aprendieron a leer los Machados, prueba de esa familiea lectora, instruída que entendía la palabra como el mejor arma en la vida. Se podrá ver, adelanta la coordinadora, en una vitrina que recrea una mesa familiar, con el candil, con el álbum familiar...

La intimidad, el dolor y la sinrazón hablan a través de las piezas: el visitante podrá ver de cerca el manuscrito original del retrato de Antonio Machado -"estremece ver su letra", los salvoconductos de Manuel y de Eulalia Cáceres, su esposa, para ir a Colliure -"un documento lleno de emoción y de memoria" que llevaban encima en ese tragiquísimo viaje-; el registro domiciliario que el Gobierno republicano hace en el domicilio madrileño de Manuel Machado, en la calle Churruca -"en la exposición está justo al lado del expediente de ingreso en la cárcel".

Hay en este punto una paradoja, también el paradigma de la locura de esta guerra: "Manuel, por un lado, ingresa en la cárcel a manos del Gobierno franquista, mientras que el Gobierno republicano está registrando su casa".

¿Se puede ser incómodo para ambos bandos? También a esta pregunta da respuesta una exposición que estará abierta al público en Sevilla, de forma gratuita, hasta el 22 de diciembre y luego viajará en los próximos meses a Burgos (Sala de Exposiciones Pedro Torrecilla de la Fundación Círculo de Burgos) y a Madrid (Real Academia Española de la Lengua).

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