Radvanovsky, Beczala y la ROSS celebran el arte de Puccini

Antes de Turandot, el Maestranza se vestirá de gala para recibir a dos grandes de la lírica actual que homenajearán a Puccini en el centenario de su muerte

Sondra Radvanovsky y Piotr Beczała bailaron durante el dueto de Die lustige Witwe de Franz Lehár en el Teatre Liceu

Sondra Radvanovsky y Piotr Beczała bailaron durante el dueto de Die lustige Witwe de Franz Lehár en el Teatre Liceu / Antoni Bofill

Juan José Roldán

Juan José Roldán

Una semana antes de que Turandot alce el telón del Maestranza, dos grandes nombres de la lírica internacional, la estadounidense Sondra Radvanovsky y el polaco Piotr Beczala, protagonizarán una estimulante gala que homenajeará a su autor, Giacomo Puccini, cuando se cumplen cien años desde su desaparición, el 29 de noviembre de 1924. Será con un programa que el dúo, acostumbrado ya a compartir escena, llevará por varias tierras españolas, aunque será Sevilla su primera parada, justo un día después de que se cumpla tan señalada efemérides.

Semblanza de un compositor irrepetible

Giacomo Puccini nació en Lucca (Italia) en 1858 en el seno de una familia muy musical. Su padre le dio clases de órgano pero falleció cuando él apenas contaba cinco años. Después cursó estudios en el conservatorio local, empezó a cantar en coros y a tocar el órgano en diversas iglesias de su ciudad, a menudo improvisando temas de Verdi, hasta que una representación de Aida reveló su verdadera vocación. Ingresó en 1880 en el Conservatorio de Milán, donde recibió clases de Amilcare Ponchielli, autor de La Gioconda, quien le convenció para que participase en un concurso de ópera en un acto, de donde surgió Le Villi, basada en la misma leyenda nórdica que inspiró el célebre ballet Giselle de Adolphe Adam.

Aunque no logró alzarse con el premio, su estreno despertó la atención del célebre e influyente editor Giulio Ricordi, quien le encargó su segunda ópera, Edgar, que se estrenó en La Scala sin mucho éxito, lo que no impidió que Ricordi siguiera confiando en él como verdadero heredero de la tradición operística italiana que había tenía a Verdi como último estandarte.

Así, en 1893 compuso Manon Lescaut, primero de sus títulos en alcanzar el éxito internacional y mantenerse hasta hoy en el repertorio operístico, con arias como Donna non vidi mai, primera de las grandes canciones de amor de Puccini. Fue también la primera de las cuatro que contaron con libreto de Luigi Illica y Giudeppe Giacosa. En el mismo Turín, tres años más tarde, estrenó La Bohème, esta vez bajo la batuta de Arturo Toscanini. Y en 1900 volvió a conquistar al público y a la crítica con Tosca, un thriller con trasfondo político ambientado en Roma, con arias tan emblemáticas como Recondita armonia, E lucevan le stelle y, sobre todo, Vissi d’arte, además del grandioso Te Deum que cierra el primer acto.

En 1904 estrenó en La Scala Madame Butterfly, que insólitamente constituyó un rotundo fracaso, seguramente articulado por sus numerosos enemigos. Un año después en Brescia, y con apenas algunas modificaciones, se convirtió en el éxito que hoy conocemos. Tuvieron que pasar seis años para que estrenara por primera vez fuera de Italia, en el Metropolitan de Nueva York, La fanciulla del West, de la mano de Toscanini, con quien mantendría una gran amistad de por vida.

Su carácter mujeriego derivó en el suicidio de Doria Manfredi, trabajadora doméstica de su hogar, motivado por la calumnia en forma de denuncia que profirió la pareja del músico, Elvira Bonturi. Este episodio y la muerte de Ricordi motivaron un paréntesis en la producción del compositor, así como que se especulara que los personajes de Turandot pudieran inspirarse en la crueldad de una y la inocencia de la otra, en referencia a la malvada princesa y su trato poco amable hacia su sirvienta Liu.

Durante la Primera Guerra Mundial compuso La Rondine, un híbrido entre ópera y opereta en la que se incluye el precioso Sogno di Doretta, y el Tríptico, estrenado también en Nueva York y formado por Il tabarro, Suor Angelica y su única comedia, Gianni Schicchi, que incluye el carismático O mio babbino caro. Más ambiciosa y desarrollada, Turandot quedó incompleta a la muerte del compositor, convirtiendo su famoso Nessun dorma en himno y testamento. Toscanini se encargó también de estrenarla en La Scala de Milán.

Puccini puramente instrumental

En la gala del miércoles 30 tendrá una participación especial la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla bajo la batuta de Keri Lynn-Wilson, directora canadiense que en abril de 2014 dirigió la orquesta en la reducción sinfónico coral que hizo Pedro Halffter de Tannhäuser. Es quizás, junto a las estadounidenses Marin Alsop y JoAnn Falletta, y la surcoreana Shiyeon Sung, recién nombrada directora invitada de la ROSS, una de las más importantes directoras de música clásica en la actualidad.

Además de acompañar las voces de Radvanovsky y Beczala, la ROSS interpretará algunos interludios que corroboran el enrome talento de Puccini a la hora de orquestar y manifestar su agudo sentido del color instrumental, siguiendo un estilo profundamente romántico y preferentemente melancólico que sentó, tanto como Wagner, la senda por la que muchos de los compositores de bandas sonoras de películas caminaron durante la época dorada del sinfonismo hollywoodiense.

Algo perceptible en sus composiciones líricas, pero especialmente en aquellas que son independientes, muchas de las cuales fueron descubiertas o recuperadas a mitad de la década de los setenta del pasado siglo por el musicólogo italiano Pietro Spada, y grabadas por Riccardo Muti junto a la Orquesta de La Scala en un disco antológico e imprescindible.

Entre estas evocadoras joyas se encuentran el Preludio Sinfónico, el Capricho Sinfónico, el Preludio y Tregenda o Baile de las brujas extraído de Le Villi, que capta toda la atmósfera de leyenda de este trabajo de juventud, el Preludio del Acto I de Edgar, que añadió al estreno madrileño de la ópera, o el Intermezzo de Manon Lescaut de pasión desenfrenada que combina cierto aire wagneriano con tintes inequívocamente italianos.

Su repertorio estrictamente instrumental cuenta además con unos minuetos juveniles y un precioso tema de aires elegíacos titulado Crisantemos, que compuso en homenaje al Duque de Aosta y constituye un ejemplo de la excelsa expresividad de su autor, cuyo catálogo se completa con algunas canciones y obras corales, así como de cámara, y una Misa de Gloria de cierta repercusión.

Dos voces en primera línea

La soprano estadounidense de origen ruso, Sondra Radvanovsky, sorprendió en diciembre de 2016 al público del Maestranza por su voz generosa en potencia y amplia proyección. Combina su tesitura lírico spinto con desbordante sentido dramático y un centro poderoso de timbre oscuro. Sus envidiables recursos naturales sin duda nos volverán a cautivar el próximo miércoles. Esta temporada entona Tosca y Turandot en el Metropolitan y la Ópera Estatal de Berlín.

Por su parte, Piotr Bezcala aterrizó en el Maestranza en octubre de 2019, con un impresionante torrente de voz ancha y bien colocada, que emite con generosidad y una potencia descomunal, haciendo acopio además de mucho sentimiento y buen gusto. Mítica sigue siendo la gran ovación que despertó su E lucevan le stelle de Viena en 2018. Llama la atención que junto a su voz suave y su carácter romántico y evocador, evidencia también cierto despiste a la hora de recordar las letras de sus arias.

Tras su cita sevillana, Radvanovsky y Beczala llevarán la música de Puccini al Teatro Real, el Liceo y Les Arts también con Lynn-Wilson a la batuta, y el 7 de noviembre al Campoamor de Oviedo, con la particularidad de que aquí contarán con la dirección musical del nuevo fichaje de la ROSS, Lucas Macías.

Puccini en el Maestranza

Aún quedan cuatro títulos para completar su catálogo en el Teatro de la Maestranza, las incipientes Le Villi y Edgar, la poco representada La Rondine y El tríptico, cuyos títulos integrantes suelen representarse por separado, combinados con óperas también breves de otros autores, como hará Les Arts de Valencia esta temporada. Pero lo cierto es que el conjunto fundamental de las óperas puccinianas han conocido una notable presencia en el coliseo sevillano desde que se inauguró hace treinta y tres años.

La primera fue Tosca en noviembre de 1991, con María Ewing y Plácido Domingo como protagonistas, a la que siguió cuatro años después el famoso montaje de La Bohéme de Zeffirelli para La Scala, con Vjekoslav Sutej a la batuta, y un año después una Madame Butterfly del Covent Garden con Barbara Daniels.

Turandot hizo su primera aparición en mayo de 1998 con Alain Lombard  a la batuta y Sonja Frisell en la dirección artística de una producción del propio Maestranza. La pareja Daniela Dessi y Fabio Armiliato hizo su primera aparición en el Maestranza con el Manon Lescaut del Teatro Massimo de Palermo en 2003.

Con seis funciones se presentó en 2005 una nueva Butterfly, esta vez del San Carlo de Nápoles, con Carlo Rizzi en la dirección y Xiuwei Sun y Raffaella Angeletti alternándose en el rol principal, de la misma forma que Maria Guleghina y Elisabete Matos lo hicieron en la Tosca del año siguiente, con la famosa puesta en escena de Luca Ronconi.

La fanciulla del West fue la primera de sus óperas que dirigió un Pedro Halffter empeñado en incluir un título de Puccini en cada temporada a partir de 2009. Janice Baird, Desi y Armiliato fueron los protagonistas de esta deslumbrante producción de Giancarlo del Monaco para la Ópera de Roma. Un Turandot del propio Maestranza subió al escenario el año siguiente, mientras La Bohème de John Copley y el Covent Garden, con Ainhoa Arteta como Mimí, alcanzó ocho representaciones la temporada siguiente.

En junio de 2012, Halffter dirigió la cinematográfica Butterfly del Teatro Real y Mario Gas, con Amarilli Nizza y Svetla Vassileva alternándose las ocho funciones. Y en diciembre de 2013, Manon Lescaut del Regio de Turín, de nuevo con Arteta como protagonista, precedió a una nueva Tosca en mayo de 2015, coproducción del Liceo y el Maestranza, con seis funciones en las que destacaron los trabajos de Hui He, Jorge de León, Ambrogio Maestri y Juan Pons.

Davide Livermore, entonces director artístico de Les Arts, presentó su particular visión de La Bohème en 2017. Fue la última que dirigió Halffter. Cuatro años después llegó una Butterfly del Festival Castell de Peralada con Ermonela Jaho, y en junio de 2023 la polémica y valiente apuesta del sevillano Rafael Villalobos para Tosca, la cuarta en nuestro coliseo, con seis funciones protagonizadas por Yolanda Auyanet, Vincenzo Costanzo y Ángel Ódena.

Turandot subirá por tercera vez a nuestro escenario el jueves 7 de noviembre, con siete funciones y dos repartos, precedidas de un preestreno para jóvenes el día 5, confirmándose aquello de que los grandes artistas viven eternamente.