Festival de Cine de Sevilla | Alexis Morante director de '¿Es el enemigo? La película de Gila'

"Una guerra civil es la tragedia más absoluta, pero hasta ahí puede surgir el humor"

El realizador algecireño proyecta este miércoles en el Cartuja Center '¿Es el enemigo?', una película que aborda los años que pasó el cómico Miguel Gila como combatiente republicano en la Guerra Civil

Entrevista a Alexis Morante, director de '¿Es el enemigo? La película de Gila'

Jorge Jiménez

Carlos Doncel

Carlos Doncel

Después de contar la vida de Alejandro Sanz, Bunbury y Camarón, el director de cine Alexis Morante (Algeciras, 1978) se ha fijado en Gila. Pero no en aquella época en la que este cómico llenaba teatros vestido de militar y teléfono en mano: su última película, ¿Es el enemigo?, se centra en los años en que combatió en el bando republicano en la Guerra Civil. Una etapa que le sirve a este realizador gaditano para demostrar que "hasta en la tragedia más absoluta, puede surgir el humor".

Y ahí radicaba la dificultad de hacer un largometraje que proyecta este miércoles en la gala de Canal Sur, dentro de la programación del Festival de Cine de Sevilla. "Lo más complicado ha sido transmitir ese tono, ese espíritu que tenía Gila de contar las cosas. Él era capaz de bromear del conflicto cuando nadie lo hacía, cuando aún estaba muy reciente", detalla Morante. Después de ver de cerca el drama de la guerra, supo sobreponerse a través de la comedia. Porque como proclama esta cinta en la voz de su protagonista, "vivir sin reírse es una faena".

PREGUNTA. Vivió en Los Ángeles muchos años antes de volver a Andalucía, a Málaga. ¿Ha encontrado más dificultades en su carrera cuando regresó?

RESPUESTA. Yo me fui en el 2008 a Nueva York con una beca, y un año después, a Los Ángeles, donde ya me quedé. Allí hice mucha publicidad y videoclips de artistas latinos, e intenté realizar mi primer largometraje. La realidad es que, a pesar de que hay una gran industria del cine en esa ciudad, es muy difícil entrar, y más para un inmigrante.

Sin embargo, nunca me despegué de Andalucía. De hecho en esa etapa hice el documental de Camarón y el de Alejandro Sanz, hasta que surge la oportunidad de realizar El universo de Oliver, y decidimos volvernos. Ha sido más fácil levantar mis películas aquí, en Andalucía, que en Los Ángeles.

P. Siempre ha tenido muy presente sus raíces.

R. Para el corto Voltereta me traje a María Alfonsa Rosso para hacer de abuela de un niño andaluz en una azotea de Nueva York. En Matador on the road, me llevé a Juan Diego vestido de torero a Las Vegas. Siempre me ha gustado mucho mezclar nuestra cultura con todo lo que aprendí en Estados Unidos.

El culmen de todo eso es El universo de Oliver, que es un homenaje al cine americano de los ochenta, contado desde la perspectiva de la idiosincrasia propia del Campo de Gibraltar, el lugar donde nací.

P. ¿Cuántos sacrificios ha tenido que hacer ese chaval de Algeciras, del barrio de San José Artesano, hasta llegar a ser reconocido en festivales de primer nivel?

R. Muchos, y sigo haciéndolos. Viniendo de padre obrero y madre ama de casa, nunca imaginas que puedes salir de ahí y llegar adonde he llegado. Cuando eres adolescente lo único que ves es que estás en el Campo de Gibraltar y que allí no hay apenas oportunidades.

Mis padres fueron quienes me permitieron, quitándose un poco de su sueldo, salir a estudiar fuera de Algeciras. A partir de ahí, persistí, me mudé solo a Estados Unidos, renuncié a llevar una vida estable con el objetivo de lograr aquello que siempre había soñado: vivir del cine. Han sido muchos esfuerzos durante mucho tiempo, y ahora se están viendo los frutos.

Alexis Morante, director de cine

Alexis Morante en un momento de la entrevista / Jorge Jiménez

P. ¿Y qué satisfacción le da al cine para que todo este sacrificio merezca la pena?

R. Porque es una vocación, una necesidad que nace de ti mismo desde pequeño. Cuando era un niño ya cogía la cámara doméstica y me ponía a grabar cosas. Además, me encantaba el cine: recuerdo que la primera película que me llevaron a ver, ET, me dejó impactado.

¿Merece la pena en cuanto a trabajo? No sé, porque es muy duro. ¿Pero merece la pena en cuanto a tu vida? Pues sí, porque tengo claro que es lo que me gusta.

P. Ha dirigido documentales sobre Camarón, Bunbury y Alejandro Sanz. ¿Por qué ahora Gila?

R. Primero porque es un icono de la cultura española, y a mí me interesa entender nuestra forma de ser a través de ellos. Además, el productor José Alba, que es de Málaga, dio con las memorias de este humorista y se percató de que no había ninguna película sobre él. Cuando leí su biografía y me enteré de que había combatido en la Guerra Civil, tuve claro que nos teníamos que centrar en Gila antes de ser Gila.

Se lo propusimos a su hija Malena, y le llamó la atención la propuesta. Vimos que se podía contar la historia de su padre como alguien que cambió la historia de España a través del humor, como una tragedia dentro de la comedia. Costó mucho levantar este proyecto, pero lo hemos hecho.

P. En ¿Es el enemigo? queda patente que en mitad del drama más absoluto hay hueco incluso para la comedia.

R. Eso es muy andaluz, muy de la forma de ser nuestra. El carnaval de Cádiz se ha reído siempre de todas las tragedias. En ese sentido, Gila es muy carnavalero. Una guerra civil es la tragedia más absoluta, pero hasta ahí puede surgir el humor. Ahí drama y comedia se convierten en uno.

Ahí está la dificultad de esta película: conseguir transmitir ese tono. Porque eso era lo que hacía Gila, así era su espíritu y su forma de contar las cosas. Él salía y se reía de la guerra cuando nadie lo hacía, cuando todavía estaba muy reciente el conflicto. Y además divertía al público con un personaje muy inocente, aunque por detrás había mucha carga crítica.

"Gila se reía de la guerra cuando nadie lo hacía, cuando todavía estaba muy reciente el conflicto"

P. La película se nota heredera de esa voluntad de mostrar lo absurdo de la guerra, y además justo en un momento en el que los conflictos bélicos están en el foco mediático.

R. Podría parecer que la cinta no está de actualidad, pero no es así. Siguen existiendo conflictos bélicos, España aún está dividida, continúa abierto el debate de los límites del humor.

Esta es película profundamente antibélica. Resalta ese absurdo de unos jóvenes que van a luchar sin saber muy bien por qué. Tiene un fondo optimista, pero sobre todo lanza un mensaje contra las guerras.

P. ¿Qué importancia ha tenido en esta producción Malena Gila?

R. Cuando hice el documental de Camarón, fue fundamental para mí contar con la bendición de su mujer y sus hijos, tener ese contacto con ellos y que estuvieran de acuerdo con el proyecto. Con Malena, en este caso, ha pasado lo mismo: sentía que gozaba del favor de Gila.

El guion tiene mucha literatura, y sin embargo ella nos ha apoyado en todo momento. El culmen fue durante el estreno en el festival de San Sebastián: cuando la vio por primera vez, se hartó de llorar. Fue una emoción muy grande.

P. Tras pasar por San Sebastián, este miércoles se proyecta en la gala de Canal Sur Televisión, dentro del Festival de Cine de Sevilla. ¿Qué futuro le espera a la cinta?

R. La película va a pasar por muchos festivales, y además queremos hacer algunos previos para que la vean cómicos, gente que creemos que tiene mucho en común con Gila. Y el gran estreno, el 13 de diciembre; a partir de ahí, que conecte con el espectador.

Acabamos de ganar el premio del público en el festival en Toledo, y eso significa que la película conecta muy bien con el la gente. Y después de eso, hacer más cine. Porque para ese chaval que salió de San José Artesano no hay mayor premio que este.

P. ¿Y qué le diría a ese chaval?

R. Cuando éramos unos adolescentes nunca salíamos de Algeciras, hasta que una vez fuimos a un camping cercano de la Costa de Sol. Más tarde, con 16 años, queríamos ir al de Conil. Y luego junto a Raúl Santos, que también es guionista de esta película, deseaba viajar más allá, a Londres.

A ese chaval le diría que fuera así otra vez, que no se conformara con lo que le tocó. Que intentara llegar siempre a más, y que no le tuviera nunca miedo a lo desconocido.

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