De Bilbao a Sevilla

La Maestranza de Fortuny regresa a su origen: así es el cuadro más especial de la exposición del Bellas Artes de Sevilla

Adquirido recientemente por la pinacoteca vizcaína, el óleo del pintor catalán será expuesto al público casi por primera vez en la muestra que se inaugura el próximo lunes

Vídeo | Obras de Mariano Fortuny y Paret Alcázar en la nueva exposición del Museo de Bellas Artes de Sevilla

Rocío Soler Coll

Patricia Godino

Patricia Godino

La Historia del Arte está plagada de cuadros con vida azarosa: los hay que son expoliados por ejércitos invasores, que dividen familias o aquellos que deshechados en origen, al cabo del tiempo, se descubre que son obra de un genio. El óleo Plaza de Toros de Sevilla, pintado en Roma en 1870 por Mariano Fortuny, podría entrar la categoría de cuadro de vida agitada.

Así ha sido hasta que le ha llegado la plácida seguridad de incorporarse a una coleción pública tras un periplo singular: fue inspirado en Sevilla, pintado en Roma, vendido a la muerte del artista, fue a parar a una colección privada y estuvo a punto de salir de España hasta que medió la salvaguarda de la ley. El Museo de Bellas Artes de Bilbao, que dirige Miguel Zugaza (director del Prado entre 2002 y 2017), ha adquirido hace apenas unos meses este cuadro para su colección permanente gracias al legado de Begoña María Azkue.

Será Sevilla, tierra que inspira el cuadro, la plaza donde regrese temporalmente y donde se pueda contemplar como pocas veces se ha hecho en público y por primera vez como propiedad de la pinacoteca vasca. Bilbao, por decirlo así, ha puesto la guinda al pastel que trae este final de año a Sevilla.

Este óleo, pequeño formato (62 por 84,5 centímetros), es uno de los cuadros estrellas de la exposición Del Greco a Zuloaga. Obras maestras del Museo de Bellas Artes de Bilbao, que se inaugura este lunes 2 de diciembre como uno de los grandes hitos de la temporada cultural en Sevilla. La muestra está conformada por 28 piezas (26 pinturas y dos esculturas) de maestros de la pintura de la colección permanente del museo bilbaíno.

Historia de un cuadro

Como explica José Luis Merino, conservador de pintura antigua del Bellas Artes de Bilbao y comisario de la exposición, Fortuny pintó este óleo probablemente durante el verano de 1870, tras su visita a Sevilla, invitado por el coleccionista José Domingo Irureta Goyena. Tras su muerte, la obra fue subastada en 1875 en París junto con el resto de su atelier.

Seguramente fue a partir de esta fecha cuando pasó a manos de un coleccionista privado. Hasta que el cuadro saltó a los titulares de prensa hace 10 años cuando la Generalitat catalana impidó que el cuadro saliera de España al iniciar el expediente para declarar bien cultural de interés nacional sta pintura. En el expediente se argumentó que el óleo era "uno de los ejemplos más claros de la aproximación del pintor catalán a la naciente escuela impresionista francesa".

"Aunque a la crítica le parecía un cuadro inacabado, para Fortuny era un cuadro que encajaba perfectamente con lo que él entendía por pintura"

José Luis Merino

— Conservador de pintura antigua del Museo de Bellas Artes de Bilbao y comisario de la exposición 'Del Greco a Zuloaga. Obras maestras en el Museo de Bellas Artes de Bilbao'

A la crítica de la época, recuerda Merino a El Correo de Andalucía, "le parecía que era un cuadro inabacado" y sin embargo, para Fortuny era un cuadro que "encajaba perfectamente con lo que él entendía por pintura, un poco más alejado del preciosismo que él había desarrollado y que era tan apreciado por la burguesía y por los grandes coleccionistas de la época, por eso tiene un significado tan importante". Una representación del coso de la maestranza, donde se ve al fondo la Giralda sobre un cielo apacible, con el tendido lleno de espectadores pero sin toro ni matador sobre el albero, sólo una sombra que aporta una sensación de expectación.

La ausencia de elementos narrativos típicos de las escenas taurinas sitúa la obra dentro del género del paisaje, explica el comisario, un cuadro que hace pareja en esta exposición el cuadro Vista de Bermeo, de Luis Paret de Alcázar, pintado sobre cobre en 1783 durante su destierro en Bilbao por su vínculo con el infante don Luis. Paret, contemporáneo de Goya (del que la exposición exhibe el retrato de Martín Zapater) intentó congraciarse con la Corona enviando al príncipe de Asturias –futuro Carlos IV– esta vista de este municipio de la costa vasca.

Para el comisario de la muestra, "hay una correspondencia con la Plaza de toros de Sevilla, son dos vistas con una gran magia aunque esté separadas por casi un siglo su factura".

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