Estreno de cine

Crítica de 'Emilia Pérez': Este es mi cuerpo

La película cuenta la historia de un violento narcotraficante que transiciona en mujer y, además, dirige una organización de reparación de la memoria histórica en México

Escena de 'Emilia Pérez'. / Filmaffinity

Quim Casas

El musical como género puro está en entredicho, pero en los últimos tiempos no paran de hacerse películas musicales sobre bases genéricas y planteamientos argumentales de lo más diverso, sorprendentes para el espectador: el thriller sicológico ‘Joker: Folie à deux’, el drama sobre la aceptación de la muerte ‘Polvo serán’ y el relato distópico ‘The end’, a punto de estrenarse. ‘Emilia Pérez’ participa de esta renacida tendencia, ya que se trata de la historia de un violento narcotraficante que transiciona en mujer y, además, dirige una organización de reparación de la memoria histórica en México, todo ello trufado de coreografías y canciones en las que, como ocurre siempre en el musical, los personajes expresan sus sentimientos más profundos cantando en vez de hablando.

Manitas del Monte, el jefe de un cartel mexicano, contrata a una infravalorada abogada, Rita Moro Castro, para que le ayude en su transición y en el mantenimiento de sus cuentas. El personaje renace como Emilia Pérez. Hay un detalle importante: Manitas ya se sentía mujer de niño, así que no realiza el cambio de identidad y de sexo para despistar a sus competidores y a la justicia, o no lo realiza solo por ello. Pero el pasado siempre vuelve, de un modo u otro, y aquí es a través de su antigua esposa, que le cree muerto, y de los hijos de ambos. Jacques Audiard, a quien le gusta flirtear con géneros y tonalidades distintas, siempre desafiantes, concibe una historia bastante loca a la que recubre de una pátina de trágica sobriedad. Los números musicales se insertan como si se tratara de una fantasía (la secuencia en Bangkok, por ejemplo) que se aleja de la dura realidad para volver constantemente a ella.

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