ARTE

Luis Gordillo, idas y venidas de la cámara al lienzo

‘Retroalimentación’ reúne en Santa Clara trabajos de seis décadas que exploran la íntima relación entre fotografía y pintura

Charo Ramos

Charo Ramos

Las salas que ocupa su fundación en la planta alta del Espacio Santa Clara vibran con la nueva lección estética de un joven de 90 años llamado Luis Gordillo que sigue acudiendo a diario a su estudio y nunca deja de experimentar. Este “inmejorable embajador de Sevilla”, en palabras del alcalde José Luis Sanz, “regresa a su ciudad con una exposición llena de rigor” que explora cómo la fotografía es una herramienta de trabajo pictórico esencial para el Premio Velázquez de las Artes.

Retroalimentación, comisariada por Sema D’Acosta, podrá verse hasta diciembre de 2025 y revela ese trasvase de energías, esas idas y venidas de la fotografía a la pintura que se da en la obra de Luis Gordillo (Sevilla, 1934) desde los años 60 hasta hoy.

“Gordillo se acercó en sus inicios a la fotografía para sondear, a través de ella, soluciones a algunos problemas que, como el cromatismo, son inherentes a la pintura. Y con recortes de rostros extraídos de revistas y periódicos fue germinando su primera serie relevante de cuadros formalistas, Cabezas (1963-65), origen de una de sus obras emblemáticas, Gran cabeza, que forma parte de la colección del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo”, repasaba el comisario de la muestra en la inauguración.

Durante más de medio siglo, las fotografías, fotocopias, pruebas de imprenta y los collages se convierten en la fuente y la referencia para sus obras pictóricas. Lo prueban algunos hitos de la muestra, como un dibujo muy pequeño de una cabeza sin rostro extraída del individuo que protagoniza el cuadro de 1974 Baño dúplex. O las investigaciones que generan la Serie Luna, cuya obra final es una pieza emblemática del Museo Reina Sofía de Madrid.

Las fotografías, fotocopias, pruebas de imprenta y los collages se convierten en la fuente y la referencia de las obras pictóricas de Gordillo

Luis Gordillo, recuerda él mismo, lleva “toda la vida recortando imágenes de revistas y periódicos”, recopilaciones con las que desde los años 80 construye murales fotopictóricos y sorprendentes collages. Todo eso está aquí, en Santa Clara, en esta retrospectiva que comprende trabajos desde 1963 a 2024. Obras que nos acercan al Gordillo más experimental, “un hombre que no encajaba en clichés, que nunca ha hecho lo mismo, que se ha dejado llevar siempre por su instinto”, insiste D’Acosta.

El pintor, por su parte, se considera “muy sensible” al cambio de lo analógico a lo digital pero prefiere atenerse a lo analógico. Y en estos días, “tal vez porque me hago viejo, y quizá reaccionario”, dice, sus pulsiones estéticas están más cerca del trabajo manual: “Me gusta tocar las imágenes, manipularlas, no olvidar nunca la parte física”.

Luis Gordillo en su estudio en octubre de 2024

Luis Gordillo en su estudio en octubre de 2024 / El Correo

También le emociona sobremanera “la capacidad de conmover del Cristo yacente de Gregorio Fernández” que acaba de ver en el Museo del Prado en la exposición Darse la mano. Escultura y color en el Siglo de Oro, que recomienda encarecidamente. “En esa época había sentimientos muy profundos”, añade quien será, en 2025, el autor del cartel de la Semana Santa de la Hermandad de la Macarena.

Para Sema D’Acosta, “el gran mérito de Luis Gordillo en cuestiones fotográficas es que, siendo un pura raza analógico, alguien que no tiene ordenador ni teléfono móvil, que no sabe qué son las redes sociales, ha logrado ir por delante. No ha dependido nunca de los artefactos técnicos. Lo suyo es todo cabeza y manos, saber ver y saber hacer”.

Con esta muestra, el Ayuntamiento de Sevilla da un nuevo impulso a la sala permanente dedicada al Premio Nacional de Artes Plásticas y al trabajo que se viene haciendo “para que su legado artístico sea conocido y reconocido en su ciudad natal”, recalcó José Luis Sanz.

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