37 grados: «Sin discos, libros o películas, ¿cómo sobreviviríamos?»

El documental, dirigido por Luís Gibert, se estrena hoy en los cines Avenida 5 de Sevilla.

Julio Mármol julmarand /
17 jun 2021 / 04:00 h - Actualizado: 17 jun 2021 / 04:00 h.
"Cine"
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A veces, dos personas coinciden al contar una misma historia. En el caso de Inma Gomes y Luís Gibert, la historia comenzaría así: Un hombre, junto a su mujer, entra en un local del distrito de Gracia, en el centro de Barcelona. Le ha llamado la atención el cartel de la entrada: Inma Gomes, cantante de pop electrónico, daba un concierto. Al matrimonio le fascina, de inmediato, la voz de Inma, y comentan el interés que tendría el saber más sobre ella. “¿Cómo será el día a día de una artista independiente?”, se preguntan.

Así nace el documental 37 grados, dirigido por Luís Gibert y que, hoy a las ocho de la tarde, se estrena en los cines Avenida 5 de Sevilla. “He comentado varias veces esta anécdota con Inma”, dice Luis, “porque fue el asistir a ese concierto el que inspiró 37 grados”. Inma, que nació en Sevilla pero lleva varios años en Barcelona, no ha perdido el acento andaluz, y se ríe cuando le preguntan si ella fue la inspiración de Gibert: “Es lo que me dice él, al menos. Yo le respondo que eso se lo dirá a todas”.

37 grados sigue a cuatro mujeres que se dedican a la música independiente. Tori Sparks es de Chicago, como el Outfit de Chicago o el Chicago Blues, que es lo que ella ha exportado a Barcelona a través de su voz y su guitarra, hermando en unas notas las orillas flamencas y pícaras del Guadalquivir con las anchurosas y graves del Misisipi. Marga Mbande nació en Cataluña, pero proviene de Guinea Ecuatorial, de donde también llega su música, afro-soul o afro-pop, sobre la que sobrevuelan, además, los ritmos narcóticos del reggae jamaicano. También es de Barcelona Eva Fernández, pero de la Barcelona ígnea de Tete Montoliu, que respira y expira jazz a través de la cretácica piel del saxo. La cuarta chica del documental es Inma Gomes.

¿Existe la música femenina independiente? Aquí divergen las posturas de Inma y Luís. La primera cree que sí. El segundo, que no. “No hay una música femenina ni masculina. La música está por encima de cualquier género”, opina el director. Inma cree que la música independiente femenina existe y, además, crece. “El otro día, fui a una sala de conciertos, y había más mujeres que hombres. Cada vez hay más música femenina”.

En lo que sí se muestran de acuerdo es en el desprecio (en cualquiera de sus dos acepciones) que sufre la cultura en España. “La cultura no puede ser la guinda del pastel”, dice Luís. “La cultura es un motor de desarrollo para todo tipo de industrias. Si alguien sale a tomar algo en un restaurante, es muy posible que lo haga porque, después, va a ir al cine o al teatro”. Inma pone de ejemplo el confinamiento, en el que la cultura desempeñó un papel fundamental como antídoto al pánico exterior y al tedio interior. “Sin libros ni discos o películas, ¿cómo sobreviviríamos?”, se pregunta la cantante.

“El trabajo del artista no se concibe como un trabajo al uso”, se lamenta Luís Gibert. “Como contamos en 37 grados, para que se celebre un concierto, es necesario el esfuerzo de muchas personas”. “Falta mucho respeto y educación cultural en la sociedad”, dice Inma. “Esto no sólo se ve en el hecho de piratear una canción o una película, sino en otro tipo de comportamientos. A mí, en varias ocasiones, me han llegado a proponer actuar en un concierto sin pagarme. “No te contratamos pero, a cambio, te damos comida”. ¿Eso no es aprovecharse de la cultura?”.