Ana Morales presentó ayer en el Teatro Maestranza su última propuesta, ‘Peculiar’, un espectáculo que reivindica la libertad creativa con la finalidad de conformar un estilo propio que dote al flamenco de una mayor impronta contemporánea. El resultado es una suerte de performance que, aunque hunde sus raíces en la impronta ritual del flamenco, a fuerza de elevar a primer plano la investigación no llega a un satisfactorio resultado final.
La obra, sin duda, cuenta con unos mimbres excepcionales, como el arpa de Ana Crisman, la única que ha llevado este instrumento a la música flamenca, o el cante de Tomás de Perrate, que por momentos es el auténtico protagonista de la obra, aunque abusa del efecto de reverberación y nos deja continuamente con la miel con en los labios. Al igual que el baile de Ana, que de una radical contención teatral en algunas escenas, a una especie de danza acrobática en la que priman los saltos grandilocuentes y las caídas bruscas.
De la misma manera la composición musical, aunque bebe de la fuente de los ceremoniales, como el de la Semana Santa, o las fiestas populares de la primavera de algunos pueblos andaluces- donde como ocurre en Lebrija las mujeres son las protagonistas- se empeña en dotar a cantes tradicionales como la saeta, el taranto o la soleá, de un talante vanguardista a fuerza, por un lado, de interpretarlos con instrumentos diferentes, como el tambor o el arpa, y por otro de hacerlos dialogar con la música contemporánea de Miguel Marín, que poco a poco se va adueñando del espacio sonoro hasta recrear una atmósfera envolvente que se acaba alejando del flamenco, aunque eso sí, es justo reconocer que construye con acierto un singular puente musical por el que Ana Morales entra y sale del lenguaje flamenco para brindarnos algunos taconeos tan vertiginosos, como técnicamente impecables.
En ese sentido cabe destacar cómo Ana Morales introduce también en escena el baile de El Choro, que alcanza aquí un considerable grado de expresividad y limpieza y nos brinda, junto a Tomás de Perrate, un número por bulerías tan reconfortante como emotivo. Al igual que Julia Acosta, quien nos sorprende cantando en una de las coreografías con una voz dulce y brillante. Destaca también el solo de guitarra de Rycardo Moreno con ese toque suyo, que aúna tradición y modernidad.
Claro que esa es precisamente la característica que singulariza al flamenco, que es un arte moderno que hunde sus raíces en la cultura tradicional andaluza y, envuelto en un manto ritual, tiene la capacidad de provocar la catarsis, algo que, por desgracia, este espectáculo, a pesar de contar con un elevado grado de excelencia artística, no acaba de conseguir.
Obra: Peculiar
Lugar: Teatro de la Maestranza 16 de septiembre / Bienal de Flamenco
Concepto, creación y coreografía: Ana Morales
Mirada externa: Guillermo Weickert
Videodanza: Raül Refree – Ana Morales (música), Cachito Valles y Joaquín Aneri (realización)
Creación musical e interpretación en directo: Miguel Marín Pavón, Ana Crisman, Tomás de Perrate y Rycardo Moreno
Pieza 3 coreografía: Antonio Mollina “El Choro”
Interpretación musical: Rycardo Moreno (guitarra flamenca), Miguel Marín (percusión, teclados y voz) Ana Crisman (arpa) y Tomás de Perrate (cante).
Baile: Ana Morales, Antonio Molina El Choro y Julia Acosta
Calificación: 3 estrellas