Arte

Azul. El color del modernismo en Caixaforum

09 jul 2019 / 13:33 h - Actualizado: 09 jul 2019 / 13:47 h.
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  • ‘Vista del lago Lemman’, de Ferdinand Hodler. / El Correo
    ‘Vista del lago Lemman’, de Ferdinand Hodler. / El Correo

Escoger un color como motivo para hacer una exposición y encuadrarlo en una época determinada, es una buena manera –si no la mejor- de acercarse al arte que se va a desarrollar dentro de ella. En concreto en esta ocasión, la que va desde las dos últimas décadas del XIX a las dos primeras del XX, periodo extraordinario en la historiografía artística internacional por todos los movimientos que se dan en ella, los estilos y autores de reconocido prestigio, por la apertura hacia la naturaleza al tiempo que a las ciencias en todos los ámbitos, el pensamiento, la filosofía, la tecnología, etc.

Y bien, con este propósito –aparentemente simple pero complejísimo de contenido- los responsables del Caixaforum de Sevilla, con MOISÉS ROIZ a la cabeza de un equipo multidisciplinar y la comisaria de la muestra TERESA-M. SALA i GARCÍA han teñido los cinco apartados en los que se divide: “Todos los colores del azul”, “Azur, el poder evocador”, “Paisajes sonoros. Paisajes del alma” (este a su vez dividido en “Fragancias de la melancolía”, “La hora azul/Crepúsculos” y Una Arcadia soñada”), El pájaro azul y la flor azul” y “La noche, el sueño, el abismo y la muerte/Nocturnos” formando una especie de sinfonía cromática aunque pueda parecer cursi esto que digo.

Lo cierto es que sólo mencionar los distintos nombres del azul y comprobar delante de cada cuadro sus muchos matices, es una experiencia sensorial, emotiva, intelectual, psicológica y en lo que tenemos de espiritual, que parece sublimar la apariencia real de las cosas representadas para ser símbolos, metáforas situacionales. Situaciones fisiológicas y psicológicasque se descubren a través del índigo, el azul Prusia, el cerúleo, ultramar, el añil, el cobalto, el azul pavo real, ...toda la gama extensísima de la casa Pantene, los infinitos tonos dependiendo de sus mezclas y que pueden ir desde el turquesa al casi negro, los celestes, marinos, los que conforman los planos de lejanía, los del aire que envuelve,... Azul que en efecto va a constituir gran parte de los cielos, de las nubes, de los efectos de las luces cambiantes. Azul que es poesía y mística, que determina un cierto estado de ánimo cercano a la plenitud del mediodía o verificada en los claroscuros de los crepúsculos y nocturnos.

De todo esto trata la exposición, de paisajes terrestres de montañas nevadas o de campos suculentos que se extienden hacia la línea del horizonte, de retratos de damas elegantes o de aquellas que están en interiores, de marinas en calma o tempestuosas, de todos esos colores del azul que dejan invadir las superficies de los lienzos por los fenómenos metereológicos, los accidentes costeros, las líneas que se recortan en perfiles o entre las pinceladas sueltas que se superponen.

Organizada en colaboración con el Museo Nacional d´ Art de Catalunya y los Musées d´art et de Histoire de Ginebra (Suiza), la forman 72 lienzos –algunos expuestos por primera vez ahora- y coleccionistas particulares que han querido sumarse a la celebración de este color y con él al modernismo, simbolismo, expresionismo, puntillismo, realismo social, postimpresionismo, casi cubismo, y tántos y tántos estilos indefinibles porque se corresponden con el buen hacer de los maestros aquí representados y que a título de ejemplo, sólo cito de pasada, como son los españoles: HERMENEGILDO ANGLADA-CAMARASA, JOAQUÍN MIR, ISIDORO NONEL, PICASSO, DARÍO DE REGOYOS, SANTIAGO RUSIÑOL, JOAQUÍN TORRES-GARCÍA y entre los foráneos: los prestigiosos FERDINAND HODLER, EMIL NOLDE, GUSTAVE COURBET y MAURICE VLAMICK.

El color aúlico por excelencia, cuyo origen se remonta a Persia, el Turkestán, países y culturas llenos de leyendas y misterios desde su descubrimiento, comercio, aplicación de este color. Conocido desde que moliendo piedras (semi)preciosas del lapislázuli, supieron magistralmente implantarlo a la cerámica los sumerios y asirios, dedicar para las joyas de la eternidad los faraones egipcios, el material que dedicaba a la divinidad los primitivos –aquellos que aún siendo góticos- anunciaron ya el Renacimiento, ... el color con el que se envuelven los sueños, el color de la melancolía o la nostalgia, el color de la serenidad, de tantos significados y para infinitas cosas tanto en Oriente como en Occidente. El caso es que el azul siempre ha manifestado una atracción fría fascinante, algo que se ha relacionado también con la magia, con las profundidades abisales de los océanos y del Universo.

Cada sala se abre con una cita que de alguna manera introduce al espectador en ese ambiente en el que tanto se ha cuidado por otra parte la iluminación y en donde pueden leerse pequeñas frases –¡y cómo no!- de RUBÉN DARÍO o de BODELAIRE. Grabados japoneses, litografías, obras en papel, recorren esa geografía de la memoria que también se reproduce con el color azul.

La exposición se completa con 5 películas de cine mudo, tintado, con películas que tienen sus antecedentes en 1888 cuando se produce su nacimiento y con nombres tan destacados como el de SEGISMIUNDO DE CHOMÓN o los Hermanos PATHÉ, el enorme MÉLIÉ en donde ya está todo, incluido la ciencia-ficción o el video-arte. También, con un gabinete didáctico dedicado a las visitas en familia o a centros educativos, para que todos los que quieran pueden hacer su propia obra, contribuyendo con ella al gran panel colectivo.

Finalmente destacar que el Catálogo con que se acompaña la muestra, editados por la Caixa y la editorial Planeta, cuenta con textos de la comisaria –TERESA M SALA- y EDUARD VALLÉS, ELISA DE HALLEUX. PERE CAPELLÁ, MARIONA BRUZZO y ROSA CARDONA ARNAU.