El realizador madrileño Esteban Crespo tiene el honor de haber competido en los Oscar y conseguido el Goya al mejor cortometraje de ficción con Aquel no era yo (2012). En 2017 presenta su primer largometraje Amar, una historia de amores turbulentos protagonizada por adolescentes.
En Black Beach, su segundo largometraje, se traslada a uno de los lugares más represivos y autoritarios del mundo, la antigua colonia española de Guinea Ecuatorial. Allí, el protagonista Carlos, el actor Raúl Arévalo, es el alto ejecutivo de una multinacional con intereses en el país que debe mediar en el secuestro de un ingeniero por parte de la guerrilla guineana.
En la película se evidencia la maquinaria totalitaria del régimen del dictador Teodoro Obiang Nguema. Lo que vemos es una dictadura disfrazada de democracia, a una población sumida en la pobreza mientras una élite vive en la opulencia y disfrutando con los vicios mas insimulados. Por ello, no falta persecución política, tortura, desapariciones, la cárcel y matanza de quienes se oponen y quieren cambiar la situación. Ni tampoco, las complicidades con el sátrapa de las grandes corporaciones empresariales, los poderes políticos occidentales además de la ONU.
Tiene debilidades, así, el libreto, disperso y confuso, no llega a estar a la altura de la producción. Espectacular en todos los sentidos. A nivel interpretativo, Candela Peña lo vuelve a bordar. Su trabajo de Ale es extraordinario.
Es una película intensa, enérgica y enmarañada que cree en el compromiso. Un thriller que cuenta una trama de corrupción política y empresarial de alto nivel. Una interesante y necesaria mirada sobre la geopolítica internacional de nuestros días que pone en evidencia el fracaso del proceso descolonizador del gobierno franquista en la antigua colonia.
Black Beach **
España 2020 110 min.
Dirección Esteban Crespo Intérpretes Raúl Arévalo, Candela Peña, Melina Mathews, Paulina García, Emilio Buale, Luka Peros, Amber Williams.
Thriller