Año 1930, Luis Buñuel estrena en Paris La edad de oro y con ella continúa la polémica que se había iniciado un año antes con Un perro andaluz. Buñuel y Salvador Dalí se convierten en las principales figuras del movimiento surrealista.
Lo realmente surrealista viene después. Ocurre que al aragonés tras el escándalo de La edad de oro nadie le quiere financiar su trabajo sobre Las Hurdes. En su vuelta a España su amigo el escultor Ramón Acín compra un décimo de lotería y le promete que si le toca le financiará el proyecto. Acín es agraciado y cumple la promesa.
El realizador Salvador Simó adapta el cómic homónimo de Fermín Solís que cuenta los hechos de la gestación del rodaje de “La Hurdes, tierra sin pan” (1933), retrato de una de las regiones más pobres de España, en la que la miseria y la falta de oportunidades condenaron a sus pobladores a la emigración y al olvido. Desgraciadamente un siglo más tarde sigue siendo parte de esa España abandonada, despoblada, sin infraestructuras, sin tejido industrial y sin una red de servicios básicos.
El filme de Simó intercala escenas reales de aquella película con las pesadillas del realizador de Calanda, los traumas de un emergente Luís, esos en los estaba presente una figura paterna rigurosa y severa a la que un Luís niño quedaba siempre pendiente de su aprobación. Pero la película no sólo se queda en el retrato de las obsesiones del genio, la relación de amistad y el retrato de esas depauperadas tierras, también muestra los discutibles métodos que utilizó para mostrar tan desagradable realidad.
El diseño de personajes, la sencillez del dibujo, la caracterización de la época y la recreación de ambientes se deben a la excelente dirección de arte del ilustrador sevillano José Luís Ágreda. Mención especial merece el compositor madrileño Arturo Cardelús que ha compuesto una banda sonora tan exuberante como rica en matices.
Crítica CINE à José Serrano Rodríguez
Buñuel en el laberinto de las tortugas ***
España, Holanda 2018 80 min.
Dirección: Salvador Simó
Animación