El arte en tiempos del coronavirus (II): El arte como activismo social

26 mar 2020 / 19:41 h - Actualizado: 26 mar 2020 / 19:48 h.
  • Museo del Louvre. / EFE
    Museo del Louvre. / EFE

Si el arte siempre ha sido uno de los vehículos de comunicación y transmisión de valores por los que se rige cualquier sociedad, no diré mejor ni peor que otros pero sí lo ha sido; mucho más lo es ahora en que una pandemia –o como veremos después, varias pandemias que están coexistiendo- nos sobrepasan a todos, artistas o no.

Cada colectivo es libre de hacer valer y visualizar sus derechos. Los artistas por supuesto que también, porque como ya dije en el primero de los artículos que dediqué a esta cuestión en EL CORREO WEB, es gravísima la situación por la que están/estamos pasando muchos de los que creímos en ese algo tan difícil de definir, o se nos impuso como una vocación también ¿y por qué no? de servicio a esa misma sociedad de la que devenimos y a la que contribuimos como los demás con los impuestos, etc. y aportando –y como dije si se es sincero- el esfuerzo de nuestro tiempo, trabajo y dinero.

En este sentido –de servicio- el arte bien podría actuar como un altavoz para dar expresión a muchas de las cuestiones que en la actualidad están sucediendo, tanto a nivel local como internacional. No sólo ahora pues en general esto ha ocurrido desde siempre y sólo que en líneas paralelas a la de los grandes fastos, o bien se han sido consideradas como arte alternativo, aunque también aquí ha habido, hay y habrán excepciones, pues no necesariamente un arte de denuncia o protesta, debe permanecer al margen de los Museos por ejemplo. ¿Qué sería del Guernica sin ir más lejos?

Esto tampoco quiere decir que los artistas que nos solidarizamos con cuantas injusticias o desigualdades sociales se estén produciendo en el mundo, nos manifestemos en contra de las guerras o a favor de la paz, ...debamos ser unos outsiders, unos heterodoxos o unos marginales. Para nada, quiere decir que todos los artistas por decreto ley deben poner su arte al servicio de causas humanitarias, etc. En primer lugar porque el arte marginal es otra cosa, el participativo, otra, el inclusivo o el social,...son otras, y por favor y que esto quede claro, todas las opciones deben aceptarse si no obedecen a intereses descaradamente espúreos

Y bien, para aceptar que el arte es un activismo, lo primero que habría que hacer y en mi personal opinión, ya que no hablo en esta ocasión desde ninguna plataforma -cosa que por otra parte me encantaría- es solidarizarme/que nos solidaricemos con la enorme crisis que está suponiendo la emergencia sanitaria.

En segundo lugar, hacer todo lo que esté en nuestras manos para paliar con todos los medios que podamos y dentro de la situación de confinamiento legal que atravesamos, que vayan dirigidas a mejorar todas las consecuencias sociales y económicas derivadas de aquella.

Este arte, entendido así, no sería precisamente al servicio del poder, ni los artistas, como ha pasado tantas veces en la Historia y hasta hace muy poco, sus mamporreros. Sino precisamente el que sirviera para denunciar los excesos que se han ido dando (no diré desde el Pleistoceno), pero sí desde que tengo uso de razón y más concretamente desde que murió el dictador y se aceptó por todos la Democracia, que no la partitocracia, esta última, la causante de todas las corrupciones y desigualdades que se han venido produciendo hasta el colapso en que nos encontramos ahora.

El arte, ese algo tan sublime que puede traspasar una vida humana si quiera ya haya muerto el autor –o autora- en el más absoluto anonimato, no puede ser ya la Gran Lavadora de Dinero, un valor de mercado (del color que se quiera) que sobrevalore la cotización de unos autores por una serie de intereses que nada tienen que ver con nada, ni con la moda, la postverdad, las sociedades líquidas, el fin de la Historia, ni demás interpretaciones que hayan dado por trasnochadas que estén desde luego ya.

No reivindico un academicismo al pie de la letra, un historicismo impuesto por esas otras leyes de épocas anteriores, ni tampoco un contra-arte. Lo que pretendo con esto, es que seamos conscientes de la necesidad urgente de que los artistas reaccionemos ¡YA! de la mejor manera que sepamos y con los medios que dispongamos por humildes que sean.

De manera que el arte en los tiempos del Coronavirus, puede contribuir a muchas cosas y causas comenzando por la reconstrucción de la personalidad, individual o colaborativa, en el caso de que se hiciera a través de grupos de wasap, facebook, instagram, twiter, etc. o subiendo a plataformas de cualquier medio de comunicación. En tiempos de situaciones límite como es este, los artistas (como los poetas, los filósofos, los fontaneros, etc.), debemos ejercer nuestra responsabilidad, e intentar convencer que también somos necesarios. También para dar ánimos, para convencer de que esto “también pasará”.

Este arte –o estas obras- realizadas en un periodo de excepción como es este, se encuadra dentro de lo que se ha venido a denominar ACTIVISMO SOCIAL. Activismo que dado a como está la situación (con las dificultades económicas de subsistencia y dependencia, de pensiones o salarios mínimos, de desempleo, de dificultad de acceder a productos básicos, medicamentos o tratamientos, y a la incomprensión de algunos. Desigualdades entre las gestiones públicas y las privadas, dificultades entre grandes, medianos o pequeños empresarios o entre trabajadores,...que no es el lugar de comentar ahora.

Siguiendo con lo que nos afecta: este arte no tiene obligatoriamente ser ideológico, ni obedecer consignas de ningún tipo, no, el artista no tiene -si no quiere- ejercer de agit prop, porque con esto puede que lo único que se consiga es contribuir a radicalizar aún más la situación -también por aquí- como ha ocurrido en periodos bélicos o prebélicos a favor de un bando o de otro y no estoy ni creo que lo está nadie interesado en esto. Hacer arte –denunciando o no situaciones humanitarias es una cosa, hacerlo de manera que pueda suponer cualquier enfrentamiento, otra muy distinta.

En realidad lo que pretende este artículo es hacer visible la capacidad de los artistas que no somos los únicos que “salvamos” al mundo, pero sí podemos intentar al menos ir cambiando la mentalidad, la fraternidad, la solidaridad, la equidad, los valores cívicos, y la forma de vida de otros muchos que también lo necesitan.

Esto sería un foro abierto con los lectores para debatir, compartir y aportar todos los que quieran y para informar de los problemas y soluciones que afectan al artista, a su familia –en caso que la tenga y comparta/pueda compartir la situación por la que pasa- esperando que con esto se vaya yendo este virus que se ha instalado en nuestro pequeño mundo, comparado con los acuciantes problemas que tienen otros pueblos de salud, trabajo, agua potable, vivienda, alimentación y tantísimas cuestiones que afectan a la dignidad y a la justicia.

Con esto, he intentado acercarme al nuevo paradigma global que supone la revisión total de mucho de lo admitido hasta ahora, un cambio de concienciación que tiene en cuenta al ser humano en su amplitud, positivando y reclamando no otra cosa que los derechos básicos para los artistas y toda la sociedad. Por el arte, para el arte, o además de por el arte: Salud, hermanos.