El cartel taurino de Sir Norman Foster

El genial arquitecto internacional, ha sido el encargado de realizar el Cartel de la Real Maestranza de este año.

03 feb 2023 / 10:53 h - Actualizado: 03 feb 2023 / 10:57 h.
"Pintura"
  • Imagen del cartel taurino de Sir Norman Foster de esta primavera. FOTO: T.L.
    Imagen del cartel taurino de Sir Norman Foster de esta primavera. FOTO: T.L.

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La Real Maestranza de Caballería de Sevilla, lleva ya más de dos siglos y medio anunciando los festejos taurinos que se celebran en su plaza, a través de carteles. Los primeros eran tipográficos incluyendo a veces unos listones u orlas y los nombres de los toreros, y si acaso, una imagen pequeña de un toro. Después, se le fueron añadiendo personajes y elementos objetuales que forman parte del rito de la lidia, del coso, de cualquiera de los protagonistas incluyendo maestros, banderilleros, “picaores” ,rejoneadores, alguaciles, mozos de espadas, ...o detalles del vestuario, utensilios como el estoque, espada, banderillas, petos de los caballos,... o de los graderíos, la barrera, la puerta del Príncipe, la de toriles o la del chiquero, el reloj, las bandas y los clarineros que marcan los tercios, las vistas en perspectivas de los tendidos de sol y sombra, mujeres ataviadas con mantillas entre las arcadas de la loggietta que circunscribe su tramo superior, y por supuesto el ruedo, el albero, la arena donde tendrá lugar o escenificará el sacrificio de uno de los animales totémicos por excelencia.

El cartel taurino de Sir Norman Foster

De izquierda a derecha: el Delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía Ricardo Sánchez, el Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla Santiago Domecq y León, el galerista Pepe Cobo y el empresario de la plaza de toros de Sevilla Ramón valencia ante el cartel de Norman Foster actual. FOTO: Extraída de la página web de la R. Maestranza

El cartel forma parte del toreo como cada una de las partes que lo componen y por eso mismo, tiene su misión específica que no debe equiparase con la pintura, el dibujo, el grabado, fuesen cuales fuesen las técnicas (óleos, acrílicos, grafitos, serigrafías, xilografías, calcográficos a buril, etc.), que se utilicen para plasmarlo.

El cartel es el cartel y no un cuadro, ni un mural, etc. aunque puede que utilice alguno de estos métodos porque evidentemente se pinta, graba, fotografía o esculpe en relieve el original, para posteriormente pasarlo a la imprenta y al papel en los diferentes formatos en que va a reproducirse. Y dentro de la cartelería, el cartel taurino bien podría considerarse un género en sí mismo que tampoco es equiparable a un anuncio, por así decirlo, de un automóvil.

El cartel taurino de Sir Norman Foster

Retrato de Norman Foster, autor del cartel de la R. Maestranza, de 2023

En este sentido, el cartel de Sir Norman Foster cumple todas estas expectativas y desde ese punto de vista es desde donde hay que entenderlo. Si además consideramos cómo él ha tenido en cuenta: los colores del foso, el de la sangre del toro, el de los burladeros, el del albero, los de la bandera española –esto es: el rojo, amarillo y rojo- y los de la cabeza –en este caso representada frontalmente del astado- en blanco y negro, su piel tensada y abierta en canal y se ha atenido a lo que dictan los cánones de sus comitentes, la Real Maestranza de Caballería de Sevilla como única exigencia que debe constar en él: “Toros en Sevilla” y el año que el actual es “2023”, es impecable.

El cartel, ya se ha dicho muchas veces, es un grito en la pared, una imagen impactante que haga que detengamos nuestro paso y detenernos para ver lo que publicita: en este caso todos los festejos, diestros, cuadrillas, cronología, ganadería y empresarios de las corridas que van a celebrarse desde el Domingo de Resurrección hasta el final de la Feria “de Abril”.

El cartel de Sir Norman, entraría además y desde estos puntos de vista desde donde los estoy analizándolo, en una iconografía sígnica, simbólica, emblemática, que reduce al mínimo los elementos de la composición, para que en una lectura rápida, se entienda su significado no exento por otra parte de lo que se entiende como contexto iconológico.

Para verlo completo en las calles habrá aún que esperar unos días, después de que el 28 de enero se presentara en el Salón llamado precisamente “de Carteles” por parte del Teniente de Hermano Mayor Santiago Domecq y León, el Delegado de Gobierno de la Junta de Andalucía Ricardo Sánchez, el galerista Pepe Cobo y el empresario taurino Ramón Valencia. Cartel aprobado por toda la Junta de Gobierno de la Real Maestranza de Caballería hispalense, compuesta por Marcelo Maestre León, Nicolás Coronel Medina, Enrique Lasso de la Veha valdenebro, Enrique Queralt y Aragón y la intervención del Diputado de Música Jerónimo Solís Guardiola, gran amigo de Lady Elena Foster, la mujer del arquitecto, reconocida galerista y editora y del ahora cartelista sevillano.

El cartel taurino de Sir Norman Foster

Uno de sus edificios “emblemáticos”.

Otra cuestión y no menos importante es la del estilo. Norman Foster ha optado por un minimalismo que ha reducido a su mínima expresión gráfica a sus dos protagonistas principales –la cabeza de toro y lo que puede entenderse como su piel estirada- y al tercero y no menos significativo como es la elipsis –o elipsis concéntricas- que sintetizan en una vista aérea las gradas, otorgándole una expresión un tanto ingenuista en cuanto a su plasmación, pero que ha tenido en cuenta que esas formas (de la piel del toro), ya estaban en el “Tesoro” del Carambolo desde hace milenios y las elipsis, en el Anfiteatro de Itálica desde la época romana.

Para llegar a este cartel pues, se debe tener en cuenta además de lo que a él personalmente le haya impactado de la Maestranza, el camino que ha recorrido un país conocido como el de la “Piel de Toro”, y que desde el Neolítico, el toro ha formado parte de nuestra cultura. Extendiendo el ámbito plástico-taurino hacia cualquier precedente, no hay que olvidar además del anterior tartésico, los de los íberos, turdetanos, ..., los del Palacio de Knosos, las versiones de Rembrant, las de Goya, que hizo de la Tauromaquia toda una serie de aguafuertes, o las del mismo Picasso, sin que necesariamente haya tenido el autor ni los aficionados, ni los historiadores de arte, que remontarnos a Mesopotamia, a civilizaciones ancestrales o a rituales relacionados con sacrificios que tienen al toro como protagonista, para percatarnos de que estos colores también significan el amarillo del sol, de la iniciación, el despertar de la Naturaleza, de las cosechas, de que todo nace, muere, resucita en ciclos estacionales y en su relación con la fiesta, en nuestro caso con la Feria.

Norman Foster es un autor suficientemente conocido como para que mencione si quiera una breve relación de sus edificios emblemáticos que podemos ver por otros medios. Por eso sólo me queda decir que ha sido un gran acierto por parte de esta institución, que Sevilla cuente –para empezar- con alguna muestra de su magistral hacer. Un gran acierto para los que visiten ese Museo de Arte Contemporáneo (que ya cuenta con 30 obras de firmas representativas) que es la Sala de los Carteles, añadida al ya de por sí Museo Taurino con sede en la misma plaza. Por eso, deseo que inmediatamente a partir que empiece la Feria, la vivamos con toda la alegría del mundo, porque esa sí que es contagiosa.