«El cómic español está viviendo el mejor momento de su historia»

Aunque parezca una historia de superhéroes, hay dibujantes que viven de su trabajo. David Rubín, además, triunfa en EEUU. Eso sí, dice que el género de aquí no tiene nada que envidiar

20 may 2018 / 22:10 h - Actualizado: 21 may 2018 / 10:18 h.
"Cómic","Entrevista"
  • ‘Ether’ es uno de los títulos actuales del cómic publicado en España por Astiberri en los que está trabajando David Rubín.
    ‘Ether’ es uno de los títulos actuales del cómic publicado en España por Astiberri en los que está trabajando David Rubín.
  • «El cómic español está viviendo el mejor momento de su historia»

David Rubín triunfa en las grandes editoriales americanas de cómics. Ether y Black Hammer, sus dos grandes apuestas actuales, llenas de superhéroes crepusculares, fantasía a destajo y un humor que siempre le ha sentado de perlas al género, llegan al público español a través de la editorial Astiberri, que precisamente ahora ha desempolvado su revisado Cuaderno de tormentas en su afán por mantener vivo y coleando no solo el presente del tebeo y la novela gráfica en España, sino también su legado.

—¿Cómo ve usted ahora, diez años después, estos Cuadernos de tormenta?

—Lo veo casi como si la acabara de hacer, porque también mi trabajo ha consistido en que así parezca. El problema que tenemos los autores es que cuando ves algo tuyo pasado un tiempo, ya solo ves los errores. Lo que hice fue intentar ser honesto y fiel hacia lo que hice en su momento. No cambié nada del dibujo, porque considero que es un poco ese punto donde vas marcando la ruta en el mapa de tu autoría. Pero sí retoqué todos los textos, ha habido una corrección de estilo en todos ellos, se ha rotulado todo otra vez y he recoloreado toda la obra, desde cero. Es un nuevo color, más acorde con lo que hago ahora. Entonces di todo lo que pude haciendo el color con lo que eran mis dotes y mis limitaciones de aquel momento; ahora, controlo mucho más las cosas, han pasado un par de miles de páginas por mis manos desde que hice ese libro y veo las cosas de otra manera. Y además, intento que el color en todas mis obras sea un elemento muy importante, no meramente decorativo, sino que aporte a la narración. Y creo que ahora con el nuevo color se enfatiza muchísimo más y cobran muchísimo más sentido y más impacto temas de los que está hablando la propia historia.

—¿Cuál es su técnica para el color?

—Es todo a ordenador. Lo que también hago muchas veces es que previamente hago aguadas y cosas así, con tinta china y con acuarelas y tal, en papel; eso luego lo escaneo y tengo como una batería enorme de plantillas abstractas hechas a mano en diferentes colores, que luego retoco en el ordenador, y lo que hago es que primero coloreo todo con color plano y luego sobre eso añado en determinados puntos que considero necesarios esas plantillas, las muevo, las cambio, las superpongo, junto dos o tres, varío los colores... para conseguir más atmósfera y el efecto que busco para cada página.

—Ha tocado usted de todo: ha adaptado al cómic a Shakespeare y a Bécquer, ha ilustrado superhéroes y mitos antiguos, se ha atrevido con Cervantes... ¿No hay límites para la historieta?

—No. Porque es igual que cualquier otro medio. La literatura no tiene límites, ni el cine. Cada vez que pensamos que hemos atisbado un límite en algún tipo de arte, rápidamente llega alguien u ocurre algo que hace que te lo replantees todo de nuevo y lo pone todo patas arriba, y que te demuestra que todavía quedaban caminos por recorrer. Como en cualquier otro arte, el límite es la imaginación de la autora o del autor que se enfrenta a crear una obra.

—¿Y dónde está el truco?

—El truco está en llevártelo siempre a tu terreno. Ya sea una adaptación o que estés dibujando guiones escritos por otra persona o si son tus propios guiones. En cualquiera de los casos, siempre el truco está en hacerlo tuyo, en sentir tuya esa obra, no sentir que estás haciendo simplemente un encargo o algo para pasar el momento, sino que es una obra importante para ti. Cada libro que haces marca una pauta y marca un momento. Yo voy casi contabilizando los hechos que me han pasado en mi vida a través de los libros. Y digo: anda, esto me pasó cuando saqué El héroe 1, cosas así.

—¿Hay mucha obsesión en el mundo del cómic por ser diferente del resto?

—Un artista crea en función de cómo vive la vida. Yo intento disfrutar de la vida lo más que puedo incluso en los momentos malos, en los que aprendo mucho. Y eso, de un modo u otro, termina por colarse en tu trabajo. Si quieres vivir intensamente, tu trabajo también tiene que ser intenso. En el fondo, cualquier obra que hagas es una extensión de tu personalidad, algo que estás exponiendo tuyo a los demás, y en ese sentido no es que yo lo busque o intente reivindicar algo, es que simplemente no encuentro otro modo de hacer las cosas que no sea siendo yo mismo. Los artistas debemos tener los pies en la tierra siempre, la mirada siempre de cara al futuro y la cabeza y el corazón un poco en el pasado para aprender de él, de lo bueno del pasado, de los que han pasado antes que nosotros, de las cosas malas que no queremos que vuelvan a ocurrir.

—Estados Unidos sigue tirando del carro del cómic, pero Europa está haciendo cosas muy buenas...

—Desde luego. Yo creo que ahora mismo, el cómic español está viviendo el mejor momento de toda su historia. Nunca se han hecho obras ni en tal cantidad, ni de tal calidad, como las que ahora mismo se están haciendo. Incluso hay un montón de autores jóvenes haciendo obras pero con un calado y una fuerza que ni gente con veinte o treinta años de oficio a las espaldas han conseguido alcanzar, y están consiguiéndolo chavales de veinte con nada, con su primera, con su segunda obra. Es algo inaudito que nunca había pasado y que pasa en muy pocas latitudes, y yo creo que el cómic español a día de hoy se puede mirar cara a cara y frente a frente con cualquier cómic de otras latitudes, como puede ser el americano y el francés. No tenemos nada que envidiar ya. Hay que quitarse ese complejo de hermano pequeño que mira a los otros como con envidia o anhelo. Tenemos unos tebeos de puta madre. Muchos de los mejores tebeos del mundo ahora mismo se están haciendo en España. Clara prueba de ello es que en los últimos premios Eisner hay siete españoles nominados en varias candidaturas diferentes. Y varios de ellos por obra española, no solo por trabajos hechos para EEUU.

—¿Cómo lo está pasando con Black Hammer, trabajando con Jeff Lemire?

—Muy bien, muy bien. Es una pasada. Es una serie que como lector me gustaba mucho, era de mis favoritas, y cuando me llamaron para participar en ella la verdad es que fue como si me dijeran que me había tocado la lotería o algo así. Además, es una serie que funciona muy bien en ventas tanto en EEUU como en España, y en otras latitudes del mundo también. Ha sido una serie que me ha ayudado a allanar mucho terreno en mi carrera y a abrirme otros caminos y a poder empezar a decidir yo ciertas cosas en el mercado americano. Trabajo con Jeff Lemire y otra gente a la que admiro muchísimo y que tiene una trayectoria larguísima y muy reputada.

—¿Y cómo son?

—Es gente normal, como tú o como yo, sin ninguna movida rara. Al revés, al revés: yo suelo encontrar más gente endiosada entre los mediocres que entre la gente verdaderamente grande, que suele ser por lo general gente muy llana, tranquila y muy abierta además a que tú aportes tu opinión, tu visión, y para nada te dan los temas cerrados ni nada de eso; al trabajar con ellos te hacen sentir como en tu casa.

—Y ahora, el segundo libro de Ether.

—Justo el miércoles sale el primer número del segundo volumen allá. De Ether me encanta que como dibujante me da una libertad total, total, puedo hacer mil y un experimentos, cosas rarísimas, y todo queda bien, todo funciona. Es una serie que tiene unos personajes muy bien trabajados, personalidades complejas, con profundidad, y todos ellos con un background y un pasado detrás que ayuda a sostener la serie, que no solo sea la acción y la aventura, sino que hay un trasfondo detrás muy importante, muy dramático y, al mismo tiempo, es algo además nuevo para mí y con lo que estoy disfrutando muchísimo es que tiene muchísimo humor. Es genial.