El F5 Y Alexandra del Bene

F5 en contra de lo que puede parecer, no es el nombre en clave de un grupo de espías británicos del tipo M16, sino una agrupación independiente de fotógrafos que no obstante no quieren que mencione sus nombres, lo que despierta mucho más la curiosidad para los que quieran conocer sus obras y conocerles a ellos.

Esto hace que sus nombres y sus obras permanezcan –hasta que ellos nos lo rebelen (con b), o nos revelen (con v), su autoría- permaneciendo la mayoría de las veces en el anonimato, pues se hace difícil distinguir las imágenes de unos y de otros, aunque poco a poco vayamos conociendo e identificándoles a través de los medios técnicos que utilizan, y por tanto atribuir cuáles pueden ser las de cada uno.

Esto lo pone difícil a los historiadores que quieran indagar no sólo en el presente, sino para los que consideran las imágenes gráficas, como uno de los mejores documentos para el estudio y uno de los mejores testimonios también, para la definición de una sociedad o una época.

El origen y el nombre del grupo, viene de que en principio fueron cinco los que formaron esta asociación –o Colectivo- que en realidad añade a F5, las dos palabras que los definen: Creación Fotográfica. Con este afán y gracias al azar, ese elemento que tanto puede condicionar nuestras vidas, se dispusieron a captar casi diariamente el proceso de elaboración de los murales que iba pintando la autora italiana afincada en Sevilla, Alexandra del Bene, una artista suficientemente conocida por la infinidad de obras que nos ha dejado en las calles y el comercio de nuestra ciudad.

La exposición, que hasta el 30 de septiembre estará instalada en la sede del Distrito municipal de Los Remedios, trata de una selección de la serie que han captado el “work in process”, está compuesta por veinte fotografías digitales, en las que para hacerlas se han servido además de trípodes y cámaras profesionales, de un dron para recoger panorámicas, vistas de conjunto, perspectivas aéreas y detalles en donde el objetivo y el ojo humano no llegan.

Por eso y por así decirlo, la exposición consta de dos partes: esta de fotografías, que es la verdadera exposición en “El tejar del Mellizo”, y la de los murales propiamente hablando y por ello, tiene dos sedes: esta, de la calle Santa Fe, s/n porque está dentro del Parque de Los Príncipes, y la de la calle Tarfía, próxima a los almacenes y naves del Puerto de Sevilla, donde están las obras de la pintora.

En origen, el proyecto consistía en “okupar” todas las gigantescas fachadas laterales de los pisos construidos sobre terrenos donde antes estaban algunas instalaciones de la Exposición Ibero-Americana de 1929, uno más de los capítulos de la borrada memoria (histórica) de Sevilla.

Sinceramente no sé lo que destacar más: si el esfuerzo que supone pintar los quince gigantescos murales de 15 metros de altura por 10 de ancho –tal es su formato- o el que supone conseguir la financiación de los mismos ya que hasta ahora sólo ha contado con dos patrocinadores, según nos indica la autora. Por eso, es de esperar, que se vayan sumando todos los que quieran, al “crowfunding” que ella abrirá próximamente.

La idea de pintarlos partió de esta polifacética artista: pintora, restauradora, muralista, diseñadora gráfica,...y puede que de ahí venga la dificultad de realizarlos ya que no ha existido contrato previo por parte de ninguna de las instituciones públicas ni privadas, a las que solicitó total o parcialmente su colaboración, ni fue iniciada a través de encargos desde ellas, sino que partió de la artista como miembro de la sociedad civil.

Pero este hecho que debería ser bastante tenido en cuenta, dada la importancia de la obra que como se indica en el cartel que se reproduce aquí, se suma a la “Comisión Nacional para la Conmemoración del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, por F. de MAGALLANES y J.S. ELCANO”, dentro según puede leerse en el mismo, de un “Proyecto Cultural Internacional”, es de esperar que se subsane y la ciudad cuente con unos cuadros gigantescos, como no existen otros parecidos, ni por temas, estilo, ni por el esfuerzo físico, emocional y psíquico que supone una obra de tales dimensiones.

Ahora bien, la idea de exponer los pasos –la exposición propiamente dicha- habrá que dividirla también entre el F5 y el Centro Cívico, que ha prestado sus instalaciones para que se conozcan las pinturas y las fotos, o las fotos de las pinturas. Por eso, bien puede decirse que es una colectiva, que sólo espera la participación y que la visiten.

Hoy, en que son muchos los grafitis que nos invaden por todas partes, y que Sevilla tuvo tanto que ver en el descubrimiento de los por entonces –entre 1519-1522- nuevos mundos, sería una buena ocasión y una manera diferente de conocer la Historia.

Historia que puede conocerse también gracias al libro digital que han hecho los fotógrafos, y en su página web y redes sociales. Por todo esto deseamos que este proyecto se vea felizmente concluido y como pretende Alexandra del Bene, Sevilla entre de nuevo en el “Record Guinness”.