Un fantasma vaga por el escenario del Teatro Romano en busca del descanso definitivo, y no es otro que el espectro de Agripina, la primera emperatriz de la historia. Hermana de Calígula, sobrina y esposa de Claudio y madre de Nerón, los historiadores la retratan como una superviviente en un mundo de hombres, una mujer sumamente inteligente y ambiciosa que supo ejercer el poder, aunque la mayor parte de su vida desde un segundo plano.
El texto corre a cargo de Marta del Pozo y Eba Rubio, quienes asumen también el rol de actriz y directora, respectivamente. Ambas huyen de encasillar a la obra en un género concreto, y la definen como “un dramón cómico”.
La historia gira en torno a la vida del personaje desde una perspectiva introspectiva que busca humanizar a la emperatriz, dando luz a sus miedos e inseguridades. Para ello, las autoras se sirven de un curioso recurso: hacen que la protagonista interprete a sus familiares, personajes que marcaron su vida, y no precisamente de forma positiva. Mediante ellos Agripina va desgranando su biografía enfrentándose a los recuerdos que hicieron de su vida un pozo de impotencia y desdichas. Pero al igual que en la vida cotidiana, su relato está salpicado con pinceladas de humor que, según la directora Eba Rubio, dan sentido al drama y consiguen mantener en todo momento la atención del espectador.
La puesta en escena se sirve de una escenografía conceptual en la que destaca la simbología de las jaulas y un cuarteto de cuerda, dirigido por Carlos Cansino, que cuenta con los violines de Raquel Batalloso y Leslie Jordan, la viola de Helena Torralba y el violonchelo de Gretchen Talbot. La obra se representará hoy jueves 15 en el escenario de nuestro Teatro Romano de Itálica.