Es de papel y está hecho aquí

Hablar un martes y trece de una idea nacida hace trece meses puede parecer cosa de mal agüero. Pero por ahora, los editores sevillanos se muestran comedidamente satisfechos de este Zoco de Libros de la Alameda de Hércules con el que están logrando, mes tras mes desde noviembre del año pasado, demostrar al paisanaje que hay vida más allá de los grandes sellos editoriales, más autores aparte de los superventas y más historias que contar y formas de contarlas que las de la mesa de novedades de los centros comerciales. Quince pequeñas editoriales sevillanas y tres librerías, unidas en este empeño, volverán a concitarse este sábado próximo a los pies de Hércules y Julio César en un intento de tomar algo del oxígeno que las compras navideñas aportan al viciado aire de las artes y las letras. «Es una iniciativa que ya está teniendo eco fuera de Sevilla, desde donde se percibe como una iniciativa muy innovadora», explica el coordinador de la misma, Jaime Romero de Castro, de la editorial Arma Poética. «De hecho, quieren hacer algo similar en Madrid y ya hay editoriales de Málaga, Huelva, Córdoba y Extremadura interesadas en participar con nosotros».

Almanaques, revistas y, por supuesto, libros. Productos editoriales diversos que ponen en el escaparate, como señalaba ayer también Rafael Velis, de Triskel Ediciones, a unas empresas y a unos autores locales quede otro modo lo tendrían complicado. «Que te conozcan en tu ciudad es difícil», explicaba Velis, quien atribuía parte del éxito del Zoco de Libros a la parafernalia con la que se adornan: conferencias, música, firmas, talleres, debates... En eso coincidía el coordinador, que explicaba cómo se ha notado la mayor afluencia de público desde que son algo más que meros expositores de obras. «Atraemos a mucha gente joven, sobre todo, personas dinámicas de nivel sociocultural medio-alto», explicaba Jaime Romero. «Aunque hay editores que llevan más tiempo, la mayoría de los que estamos aquí tenemos entre dos y cuatro años». Tiempo sobrado para darse cuenta de que esta ciudad no tiene para amamantar a tantos hijos. «Queremos dar el salto, porque quedarnos en Sevilla no lleva a nada». Será el siguiente paso evolutivo del sector editorial hispalense. De momento, las redes sociales son el termómetro que indica que no van muy mal encaminados.