Un exquisito alegato feminista contra la opresión de la mujer que, inspirado en la figura de Sherezade, teje un entramado dramatúrgico en el que se dan cita otros personajes femeninos míticos, como Medea o Safo o literarios como la Bernarda de García Lorca o Úrsula de García Márquez. Todas ellas están en María porque todas son una. De ahí la fuerte impronta coral de la coreografía.
Y es que, salvo un delicioso número de pareja protagonizado por María Pagés y Sofía Suárez, y dos solos de la coreógrafa y bailaora trianera, todas los números son corales. Algunos con María orquestando la coreografía entre el cuerpo de baile -compuesto solo por mujeres- o desde el fondo del escenario, donde se mantiene en un segundo plano para dar protagonismo al grupo.
La dramaturgia de El Arbi El Harti, divide la obra en doce escenas para las que Rubén Levaniegos, Sergio Menem, David Moñiz y la propia María Pagés han creado una composición musical diferente, que va de la música árabe al flamenco, y dentro de éste de la tradición a la vanguardia, recogiendo algunos palos que no suelen llevarse a escena, como ‘La mosca’, típica de las celebraciones de bodas de las zambras granaínas, que colma de regocijo al respetable.
El resto de las coreografías que se van definiendo las distintas escenas se revisten de teatralidad, tal vez demasiada, para contarnos la lucha de las mujeres por liberarse de la opresión que a lo largo de la historia le ha impuesto nuestra cultura heteropatriarcal. En ese sentido cabe destacar la originalidad del número de la Biblioteca, que utiliza los libros como complemento del baile a compás de una bulería lenta y jaleos. Y tras esa pieza, que acaba con las mujeres agrupadas en círculo mirando a la luna llena del fondo (que representa la divinidad), la luz se apaga y se va encendiendo tenuamente para delimitar la imagen de las mujeres meciendo en sus brazos a sus criaturas recién nacidas, y con un giro de radical aparece María vestida de negro y bastón en mano. Es la Bernarda de García Lorca, que impone a sus hijas una coreografía cuajada de desplantes y vertiginoso y contundente taconeo.
A ese número le sigue el número de Medea, en el que una bailaora es llevada atada por cuerdas hacia el centro del escenario, hasta dejarla sin vida, a compás de unas seguiriyas trepidantes marcadas por la batería que nos encogió el alma. Aunque quizás el número más emotivo es aquel en el que María termina con un gesto teatral contenido y sumamente expresivo que remite al llanto de las mujeres maltratadas.
Cabe destacar también el taranto que María Pagés baila sola, en el tramo final del espectáculo, con ese estilo suyo tan singular que eleva el braceo y el escorzo a primer plano, con derroche de expresividad y dominio.
Merece ser resaltado también el cante de Ana Ramón, que elevó sobremanera la potencia dramática de algunas escenas, como la ‘Del Amor oscuro’, que comienza con ella cantando una toná que alude a la soledad y la condición de apátrida que muchas mujeres, provenientes de Oriente, han padecido y siguen padeciendo en la actualidad.
En cuanto a la puesta en escena llama la atención que, a pesar de estar dividida en escenas sueltas, mantiene en todo momento el ritmo en alto, gracias a las transiciones musicales y al magnífico diseño de iluminación de Olga García, que envuelve la obra en una atmósfera de ensueño, repleta de penumbras.
Obra: Sherezade
Lugar: Teatro de la Maestranza, 7 de octubre
Compañía: María Pagés
Dirección: María Pagés & El Arbi El Harti
Coreografía, diseño de vestuario y dirección musical: María Pagés
Dramaturgia, Textos y letras: El Arbi El Harti
Composición musical: Rubén Levaniegos, Sergio Menem, David Moñiz y María Pagés
Iluminación: Olga García
Escenografía: María Pagés y El Arbi El Harti
Cantaoras: Ana Ramón Muñoz, Cristina Pedrosa
Músicos: Rubén Levaniegos, Isaac Muñoz (guitarras), David Moñiz (violín), Sergio Menem (chelo) y Txema Uriarte (percusión)
Bailaoras: María Pagés, Júlia Gimeno, Almudena Roca, Ariana López, Meritxell Rodríguez, Sofía Suárez, Alicia De Castro, Raquel Guillén, Marina González Madiedo
Calificación: 4 estrellas