Bienal de Flamenco

Farruquito nos abre la ventana de su casa

Farruquito nos abre la puerta de su ventana para que recorramos con él las emociones que han marcado su vida, como artista y como hombre

10 sep 2020 / 13:46 h - Actualizado: 10 sep 2020 / 13:48 h.
"Bienal de Flamenco"
  • Farruquito. / Bienal de Flamenco
    Farruquito. / Bienal de Flamenco

Angustia, responsabilidad, respeto, orgullo, lucha... Son algunas de las emociones que se vuelcan en la obra que Farruquito presentó ayer en la Bienal de Flamenco de Sevilla, ‘Desde mi ventana’, bajo la dirección artística del coreógrafo Ángel Rojas.

Rojas ve a Farruquito como a un samurai japonés, un guerrero destinado desde que nació a ser un rey del baile, con toda la carga de orgullo y responsabilidad que eso conlleva. Así, a manera simbólica, se decanta por un vestuario que remite a la cultura japonesa. Pero se trata de un símbolo que no acaba de entenderse porque, al fin y al cabo, lo que se desprende del espectáculo tienen muy poco que ver con la cultura japonesa.

Y es que si algo define al baile de Farruquito es su legado, un baile pasional y de poderío por el que se cuelan todas las emociones que propone el flamenco, como la angustia, la indefensión o la rabia, que se vuelcan en esos quiebros y remates que marcan el sello de su casa y que él colma de elegancia marcando su propio estilo. Hasta su forma de andar por el escenario es poderosa y elegante, y así se lo dijo una espectadora en un momento del espectáculo.

Antes de eso ya nos había regalado unos luminosos fandangos, con una espléndida cobertura musical a cargo Alex Romero al piano, Thomas Poitron al violín, Manuel Lozano (Lolo) a la percusión, y el cante de Mari Vizarraga, Pepe de Pura, Ezequiel Montoya (Chanito) e Ismael De la Rosa (Bola), un brillante cuadro al que el artista no dudó en denominar como a su familia al final del espectáculo. Es lo que define su forma de entender el flamenco sobre la que gira este espectáculo, esto es, un ejercicio artístico que sale de su hogar. De ahí que Rojas haya optado por una puesta en escena intimista que se limita a recalcar las emociones y sentimientos que priman en la faceta humana del bailaor.

Para ello se sirve de una una pantalla vertical situada en una esquina del escenario, en la que en algunos momentos del espectáculo aparecen las palabras escritas que definen dichas emociones, y en otras refleja el legado del artista con las voces en off de los personajes que, como su abuelo Farruco o su tio Chocolate, marcaron su amor al flamenco. Como indica el título se trata de la ventana emocional que Farruquito quiere, una vez más, abrir al público hasta hacerle partícipe, no solo de su faceta artística, sino también de la humana. Por eso el audiovisual, además de incluir un fragmento de él de niño con su abuelo diciéndole que él va a ser el capitán del baile, nos muestra también la sonrisa de sus dos niñas gemelas y termina con su esposa diciendo amén.

De esta manera, Rojas se limita a subrayar, con un respeto que raya en la cortedad, todo aquello que en este espectáculo ya está presente, como la complicidad del cuadro con el maestro sevillano. Una complicidad que permite a Farruquito lucir su velocidad de taconeo y su poderío, salvaje aunque medido, en las farrucas; su desgarro y expresividad en las seguiriyas, cuyo dramatismo antes que él había perfilado con singular maestría su madre, y su genial dominio del compás y garbo en las alegrías, que bailó a lalimón con su hijo, quien ya tiene nombre artístico a su corta edad, El Moreno. Con este espectáculo se presentó en solitario, comenzando las alegrías con una coreografía sumamente elaborada para un niño de su edad, con una colocación, un braceo y un movimiento de manos que lo confirman como fiel continuador de su estirpe.

A esas alturas el público no había dejado de animar al maestro y estaba ya enaltecido. Pero Farruquito todavía no se había quedado satisfecho, y con el público en pie, tras presentar a sus músicos llamó a escena a Raimundo Amador, que apareció guitarra en mano para protagonizar con el bailaor, su madre y su hijo, un fin de fiesta inolvidable.

Obra: Desde mi ventana

Lugar: Teatro Lope de Vega/ Bienal de Flamenco, 9 de septiembre

Baile: Juan Manuel Fernandez Montoya (Farruquito)

Guitarra: Yeray Cortés

Dirección artística: Ángel Rojas

Cante: Mari Vizarraga, Pepe de Pura, Ezequiel Montoya (Chanito), Ismael De la Rosa (Bola)

Percusión: Manuel Lozano (Lolo)

Piano, Alex Romero

Violín, Thomas Potiron

Artistas invitados: El Moreno y La Farruca

Calificación: 4 estrellas