FLAMENCO

El bailaor y coreógrafo Israel Galván estrena en Sevilla una 'Carmen' "esencial y jonda": "Lo antiguo y lo clásico son maestros para mí"

El sevillano clausura la Bienal de Flamenco de Sevilla con una versión de la ópera de Bizet en la que estará acompañado por la Orquesta Sinfónica de Sevilla y cantantes de ópera

Iarael Galván estrena 'Carmen', su particular versión de la ópera de Bizet, como clausura de la Bienal de Flamenco de Sevilla.

Iarael Galván estrena 'Carmen', su particular versión de la ópera de Bizet, como clausura de la Bienal de Flamenco de Sevilla. / Filippo Manzini

Ángeles Castellano

"Las ideas vienen de unir muchas casualidades que se conectan". El bailaor Israel Galván (Sevilla, 1973), el más internacional y laureado del flamenco actual, vuelve a la Bienal de Flamenco de Sevilla. Lo hace para clausurarla los días 5 y 6 de octubre (también para inaugurar la temporada del teatro principal de la ciudad, el de la Maestranza), con un estreno: Carmen, en la que ofrece su visión personal sobre la ópera de Georges Bizet creado a partir del mito de la cigarrera sevillana que vive un triángulo amoroso en las primeras décadas del siglo XIX. "Es una historia sevillana, pero cuando sales fuera de España y preguntas, Carmen es casi la primera palabra que se les ocurre, el mito sobre España y lo sevillano", explica por teléfono el bailaor unos días antes del estreno. "Me atraía que tenga esa cosa de ser familiar, pero también me gusta que la ha tenido que crear gente de fuera".

Lo hará acompañado de la Orquesta Sinfónica de Sevilla -en esta ocasión dirigida por una mujer, Maria Itkonen, algo que el bailaor admite que le interesa especialmente- y las voces operísticas de Nancy Fabiola Herrera (en el papel de Carmen), José Bros (como don José) y Ángel Ódena (como Escamillo).

Pero no será -nadie lo espera de Galván, a estas alturas- una interpretación literal. El bailaor se reserva los tres papeles protagonistas: Carmen -la cigarrera gitana-, Don José -cabo del ejército- y Escamillo -torero gitano-. “La idea es hacerlo más pequeño, más esencial, más jondo”, dice. “Cada uno me hace a mí bailar de una manera, y la idea es que se te metan personas en el cuerpo para que bailes de otra manera, eso es lo que busco yo”.

El elenco lo cierra la guitarrista y cantaora María Marín, con quien está colaborando en sus trabajos actuales (lo hizo también en Dream, estrenado el pasado mes de mayo en el Teatro español de Madrid y estará también en Sevillanas solteras, que estrenará también en Sevilla en noviembre). "Lo que me atrae es hacer una búsqueda con ellos, no algo puntual, siempre son ciclos”, explica. “Así aprendo más”. De Marín le interesa que tiene una doble vertiente: se formó en guitarra clásica en Amsterdam, pero es de Utrera, así que su espacio natural mientras crecía fue el flamenco y ahora combina las dos facetas. “Está en un terreno muy nuevo, muy vertiginoso, ve el flamenco con otra mirada”.

Interpretar a los clásicos

No es la primera vez que Galván aborda una obra clásica, pero no es muy habitual en su trayectoria. Desde que estrenó ¡Mira! Los zapatos rojos en la Bienal de Flamenco de Sevilla de 1998, inspirado en el cuento de Hans Christian Andersen Las zapatillas rojas, Galván ha abordado algunos temas literarios (La metamorfosis, de Kafka, o el Apocalipsis, por citar varios ejemplos), pero sus obras han tendido a inspirarse en su propio universo interno y nunca recurriendo a partituras cerradas. Las excepciones son El amor brujo, de Manuel de Falla y La consagración de la primavera, de Igor Stravinski. “Es verdad que yo antes estaba muy centrado en sacar mis propias historias, el monstruo era yo”, reflexiona. Y añade: “Pero los clásicos siempre te enseñan, lo antiguo y lo clásico son maestros para mí”.

En esta Carmen, además, Israel Galván no evita el cliché romántico sobre Andalucía: "yo creo que el arte es libre y tiene el derecho", afirma. “A mí me gusta trabajar cómo la gente de fuera nos ve a nosotros y a partir de ahí me lo llevo a mi sitio”. La visión romántica de la Andalucía del siglo XIX estará contestada con la visión local. La idea es recorrer el archivo de creaciones surgidas a partir de la obra original. “María Marín canta esa canción de Carmen Sevilla que decía: 'yo soy la Carmen de España y no la de Merimé'”.

Israel Galván y la Bienal, una relación de 26 años

La Bienal de Flamenco tampoco es cualquier espacio para Galván. Aunque inició su carrera siendo un niño, con ¡Mira! Los zapatos rojos, porque con él inició la línea artística personalísima y alejada del canon imperante en el flamenco que le ha llevado a ser el bailaor más laureado de su generación y más demandado en los teatros más importantes de Europa. Aquella obra se estrenó en la Bienal de 1998, con sus padres -ambos bailaores, José Galván y Eugenia de los Reyes- saliendo a escondidas del teatro, cuyo patio de butacas se había vaciado a mitad de la obra.

Desde entonces, Galván ha estado presente en todas las ediciones del festival sevillano, bien con creaciones protagonizadas por él, bien como director de obras de otros bailaores (su hermana Pastora, en Pastora, estrenada en 2010 o dirigiendo a Isabel Bayón en Dju-dju, en 2016). Siendo el más internacional de los creadores actuales del flamenco, ¿por qué estrenar en Bienal, donde no siempre se entienden sus creaciones? "Es verdad que en Sevilla se pasa un poquito mal, porque estás en tu ciudad y luego te ve la gente en el bar o van mis hijos a verme", reflexiona. "He tenido suerte en mi carrera, porque me siguen encargando cosas para estrenar aquí, y creo que tengo que pasar ese nervio, hay que dominarlo”. Y añade: “Decidir no venir porque me vayan a criticar me quitaría una parte de mi vida. No es que me vaya la marcha, pero si no viniera, se me perdería ese nervio, y yo creo que es importante que esté”.

Vuelta en noviembre y estreno en Milán

En noviembre volverá a Sevilla, donde presentará, el día 15, una nueva pieza: Sevillanas solteras. El estreno se enmarca en la semana que le dedicará a su obra el Teatro Central, con la programación -del 13 al 16 de noviembre-, además, de Ri Te, un diálogo con la bailarina cavoberdiana Marlene Monteiro Freitas. “Es una cosa como un regalo para ella, para que ella se lo pase bien, y el público también, pero después de bailar con ella hay un clima que se queda que no puedo ponerme el traje de bailar y bailar como bailo yo, me tengo que crear un cuerpo nuevo”.

Es ahí donde se encaja esta pieza sobre las sevillanas, un baile regional que, aunque no se considera flamenco, está presente en la vida de los bailaores desde la infancia, además de ser el centro de muchas fiestas locales y celebraciones familiares. Galván, que ganó todos los concursos de baile a los que se presentaba de niño, nunca consiguió hacerlo en los torneos de sevillanas. "Yo tengo una cosa especial con las sevillanas, porque no sé bailar sevillanas, que es un baile que se baila a dúo y yo no sé bailar con otra persona, sólo sé bailar solo". Desde ese punto de partida, bailar solo, Galván recorre el baile con otras referencias: la película Sevillanas, de Carlos Saura, o la propia vivencia en la Feria de Sevilla. "Bailar sevillanas es como entrar en un trance, a mí me gusta mucho verlo, porque en la imperfección de la gente que no sabe bailar veo que bailan muy bien, el secreto es entrar en ese trance", admite. "Esto está en mi obra, que no es un trabajo cerrado, sino algo vivo, casi como un laboratorio".

La última pieza que tiene pendiente de estrenar no la hará en España, sino en Milán, y es otra obra abierta, en este caso, a partir del trabajo de Miles Davis en el disco Sketches of Spain: un encargo del Teatro Menotti que llevará a escena entre el 8 y el 10 de noviembre a partir de la orquestación y los arreglos de Michael Leonhart. “La música es tan buena que se baila sola”, dice un entusiasmado Galván. “Es muy improvisado, muy libre”.

Después volverá a meterse en el papel de Carmen, para llevarlo, en un viaje de vuelta, al lugar donde fue creado el personaje: Francia. Lo hará en Lyon y el Théâtre de la Ville de París. “Habrá pequeños detalles, algunos acentos, pero en Sevilla Carmen va a ser sevillana y en Francia será francesa”.