Grandes maestros del Arte Contemporáneo sevillano (VI): Adela Agudo: la silenciosa sanadora del arte

Traemos hoy a esta Galería de Maestros del Arte Sevillano, a la restauradora de arte Adela Agudo Tercero.

25 ene 2023 / 15:25 h - Actualizado: 25 ene 2023 / 15:34 h.
  • Adela Agudo en pleno proceso de restauración del “Llanto sobre Cristo Muerto”, del Monasterio franciscano de Loreto.
    Adela Agudo en pleno proceso de restauración del “Llanto sobre Cristo Muerto”, del Monasterio franciscano de Loreto.

La he titulado en este comentario como silenciosa sanadora de arte, porque en realidad es lo que pienso que es ella, dejando al margen la extraordinaria calidad humana que tiene, su sabiduría en cuanto a las técnicas artísticas –y no sólo en lo que a la restauración de pinturas y esculturas se refiere- sino a estas mismas como medios autónomos de expresarse.

Grandes maestros del Arte Contemporáneo sevillano (VI): Adela Agudo: la silenciosa sanadora del arte
Aspecto de las salas principales del taller de Adela Agudo donde se ve a “la Guadalupana” recién restaurada de propiedad particular, paisaje del XVII y obras contemporáneas del pintor Justo Girón.

Adela Agudo podría haberse decantado por cualquiera de las artes, industrias, artesanías, cualquiera de las materias afines a esas técnicas que se incluyen en el universo infinito de las artes, pues aunque tal vez a ella no le guste que se diga –porque en efecto algo tiene que ver evidentemente y algo no- ella es y por no remontarnos más arriba: hija de uno de los mejores grabadores e impresores sevillanos del XX, mujer del excepcional pintor Justo Girón, y hermana de otro de los grandes autores de la plástica sevillana como es Antonio Agudo.

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Proceso de la restauración del retablo de Luis de Vargas, de la Catedral de Sevilla, conocido como el de “la gamba”.

Pero por eso mismo, quiso distanciarse de ellos, tomar su propio camino, descubrir desde dentro los secretos de las obras, que los que las vemos sólo desde sus superficies, nos quedamos con una de las partes externas que las componen, mientras que ella profundizó –y profundiza- en las tramas de las telas o maderas que sirvieron de base para los lienzos, las tablas y la escultura en madera policromada.

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El Arcángel S. Gabriel ya restaurado, en la escena de la Anunciación atribuida a Pacheco.

Nos encontramos ante de una de las técnicas más difíciles y completas que existen en arte, como es la restauración, que implica un amplísimo conocimiento de los procesos físicos, químicos, ambientales, orgánicos, ...a los que se somete cualquier tipo de obra que presente algún tipo de deterioro, pues al cabo del tiempo -y por muy buenos materiales que se hayan empleado- el humo de las velas, la contaminación, los insectos que anidan, la humedad o las condiciones climáticas de calor extremo hacen que se craquelen, cuarteen, viren los colores originales, y tantos otros accidentes como roturas, harán que pasen por esos hospitales del arte que son los talleres de restauración (públicos o como es su caso, privados).

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Imagen de la Virgen de la Anunciación atribuida a Pacheco. Colección particular. Sevilla

Esta labor supone además conocer los métodos de trabajo del pintor o escultor cuya obra se va a tratar, pues cada uno tiene sus propios tonos, manera de aplicar la pincelada, conocer de las materias primas (animales, minerales y vegetales empleadas), su tipología y estilo propio, aplicar medios ópticos avanzados, lupas y luces especiales, radiografías, ...

Y por otra parte y en tercer lugar, esto también supone conocer a fondo las formas, las figuras, las composiciones y los cánones utilizados en el arte, no sólo el de las figuras que se tienen por delante. Y tan importante como esto, saber en profundidad todo lo que existe detrás, en el reverso de los cuadros o en el interior hueco o macizo de las piezas en 3 D: si hay restos de clavos oxidados, urdimbres deshilachadas, polvo acumulado, nidos, restos de organismos, huellas biográficas que pertenecieron tanto al obrador como a la obra.

En cuarto lugar, hacer un estudio completo de lo que se va a necesitar: para quitar repintes, reentelar, completar las zonas desprendidas mediante el “regatino” o el “puntinato” –las dos formas de abordar la restauración de forma rigurosa a base de pequeñas líneas paralelas o de un puntillismo exhaustivo- eliminar las rugosidades, sellar las partes abiertas, consolidar, ... y dejar de ser ella misma para convertirse en Luis de Vargas, Villegas Marmolejo, Pacheco, Blas de Molner, Domingo Martínez, Bernardo Luis; Lorente Germán, Juan Espinal, Turina (pintor), Raimundo de Madrazo, Juan Luis Vassallo Parody y Carmen Laffón o cualquiera de los muchísimos artistas de los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX o incluso del XX que han pasado por sus manos, sin dejar ninguna huella de su impronta, ocultarse bajo ellos sin que se note, porque en eso precisamente reside el trabajo de la buena restauración y de los excepcionales restauradores en los que su nombre se incluye con mayúsculas.

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Cristo mutilado en el que vamos a ir viendo el proceso de consolidación y limpieza. Colección particular (Cádiz).

Por otro lado se requiere de muchísima paciencia, ya que las técnicas de la intervención van a ser muy lentas, con aplicación de pinceles finos, con pequeñas dosis de pintura, sabiendo que nada debe alterar lo representado

Además de todo eso: documentarse, hacer labores de historiadores de arte, investigar, viajar, conocer de cerca las obras de los maestros/as, hacer estudios comparativos, hacer las fotos totales, parciales, aumentadas o de detalles, generar información gráfica con el ordenador, diseñar las páginas de la redacción o informe detallado para el comitente, de manera que todo lo que se ha aplicado contribuya a la conservación óptima y al futuro de la obra.

Grandes maestros del Arte Contemporáneo sevillano (VI): Adela Agudo: la silenciosa sanadora del arte
Proceso de la restauración de la espalda del Cristo anterior.

Adela Agudo pudo haberse dedicado a cualquiera de las artes que se hubiera propuesto, pues cualidades no le faltan, sobre todo para abordar tantos factores como los que se han mencionado. De igual manera podría haber estado en algún organismo público, pero prefirió la soledad de su estudio, aunque en realidad siempre ha estado acompañada por cualquier persona que haya tenido como quien esto redacta, la oportunidad de verla trabajar, disfrutar con los grandes formatos, la minuciosidad de las miniaturas, disfrutar con todo lo que hace y la concentración que esto exige, porque de manera directa o indirecta nos consideramos sus alumnas y porque entre otras cosas porque desde que comenzó a mediados de los 70 su andadura profesional, su numerosísima clientela –iglesias, conventos y particulares- no le ha dejado. Entre estos se encuentran:

Grandes maestros del Arte Contemporáneo sevillano (VI): Adela Agudo: la silenciosa sanadora del arte
Aspecto final de la restauración

El currículum vitae de la también doctora en Conservación y Restauración es inmenso y en él ha tratado obras emblemáticas del Patrimonio no sólo sevillano sino universal. Obras arquitectónicas, murales, retablísticas (en lo que es “el mueble”) y pinturas en telas y tablas, esculturas en diferentes materiales.

Entre ellas destacamos las que ha hecho sola y a veces en equipo como pueden ser las de la Parroquia de Sta. Cruz de Sevilla y de Écija, para el Archivo de Indias (entre ellas algunas para la exposición de la Colección mexicana del Duque de Montpensier, muchísimas para capillas de la Catedral de Sevilla, Hermandades como la del Nazareno de S. Juan de Letrán, de Jerez de la Fra.), la iglesia del Buen Suceso, la Universidad de Sevilla, etc., etc. dándose el caso que algunas estaban tan deterioradas que se consiguió con sus intervenciones, averiguar la iconografía y documentación exacta.

El propósito que tiene este artículo aparte de revalorizar el trabajo de Adela Agudo, es de llamar la atención hacia estos aspectos que pasan desapercibidos, pues sólo a veces se recuerda la intervención de los restauradores. Esperemos que sirva para que se incluya en las fichas técnicas, se resalte en cada foto de libro o catálogo, que se estudien a ellos de la misma manera que ellos –los restauradores tan extraordinarios como es ella- estudian a los en este caso casi que podría decir (co)autores.