La revista Science publica en el año 2015 un interesante artículo de Chris Darimont en el que se evalúa la naturaleza de la depredación humana en comparación con la no humana. La investigación concluye que la especie humana es la única especie del planeta Tierra que puede ser considerada como superdepredadora. En el citado artículo se señala que nuestra especie es la causante de provocar impactos significativos en los ecosistemas, que es la única que es capaz de modificar la capacidad reproductiva de las poblaciones y de transformar las interacciones ecológicas de las redes alimentarias.
Lo primero que llama la atención de este lúcido, sencillo, poético y emotivo texto visual rodado en blanco y negro titulado Gunda, es como la belleza de la vida, centrada en el cuidado de una madre en su abundante y traviesa prole, se va transformando con el paso de los minutos, en la crónica anunciada de un presente dichoso y de un porvenir triste, aciago.
Aquello que vemos es la relación maravillosa de unos seres vivos, cerdos, gallinas, vacas, pájaros, con su entorno natural y asistimos expectantes mientras vemos como crecen, a sus descubrimientos, a sus inquietudes, a su despreocupación y en algunos casos, a sus miedos. Empatizamos con ellos porque ellos miran como Nosotros y Nosotros miramos como ellos. Sienten. Sentimos. Es el grito sordo de la mirada de Gunda el que nos conmueve, el que nos humaniza. Y nos horrorizamos al comprobar que nuestros ojos los hemos situado en una órbita superior, en una cúspide indigna e impropia.
Sevilla es una ciudad dura y penosa, pensada para los negocios de barra y terraza y para el desplazamiento de vehículos. Su estructura urbana es totalmente agresiva para las personas. Más inhóspita en verano. Vivir aquí es un infierno. Echamos en falta las carreras y los gritos de niños y niñas por sus calles y plazas. También mucho más arbolado y mucho, mucho verde y seres que lo pueblen. También los paseos de las personas de los barrios que la habitan.
Sólo los parques y una red de huertos urbanos la hacen más amable, más habitable. Los Huertos del Rey Moro son una joya en el centro de la ciudad. Los demás están en la periferia. El de San Jerónimo cuenta con la particularidad de tener una zona ganadera que da un carácter único y especial al entorno y al propio parque.
Allí podemos encontrar gracias a la generosidad de un barrio y al tesón, empeño y cariño de Ecologistas en Acción, además de gallinas, ocas, ovejas biosegadoras de raza Churra Lebrijana, a Lola, Lolita, María Elena, la joven Pepa y Zape, las encantadoras cabras de razas andalusí florida y payoya.
Ellas y el retozón y noble Zape, son los que hacen del lugar un espacio luminoso, diverso, único y diferente. Dan alegría al Parque y con su presencia juegan contigo, con tu mirada, en igualdad. Como experimentamos con Gunda en la película. Cientos de familias ya lo hacen y les saludan todas las semanas: padres, madres, abuelos, abuelas y especialmente niños y niñas de todas las edades, que con asombro, ven y hablan a los animales que estudian o estudiarán en sus colegios.
Mañana día 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medioambiente. Un modelo realmente sostenible significa la adopción de un cambio cultural, económico e institucional que pusiera límites a las actividades humanas que perjudican al medio ambiente. En nuestras manos y en los de las Administraciones Públicas está. Empecemos por cambiar la legislación y aportando más recursos, educando y formando por el igualitarismo de las especies, preservando y poniendo en valor los espacios existentes e ir cediendo a la naturaleza los arrebatados. Son deudas pendientes que hay que ir pagando ya. Es una inversión de presente y futuro. Con ello nos irá mejor y sería lo justo para la humanidad y para el planeta.
Gunda
Noruega 2020 93 min.
Dirección Viktor Kossakovsky.
Documental