Un texto tan provocador como necesario que consigue incomodarnos y emocionarnos a partes iguales. Es lo que nos propone David Harrover con esta obra, que se propone remover la conciencia moral del espectador cuestionando los límites del amor y el deseo, un tema que, por desgracia, está a la orden del día.
La historia gira en torno a las relaciones entre un hombre adulto y una niña de doce años que vuelven a encontrarse después de quince años. Se entabla entre ellos una brutal contienda dialéctica que deja salir al exterior todo el dolor mientras flota en el aire una pregunta: ¿se habrían evitado todo el sufrimiento que conllevó su relación si ésta no hubiera estado prohibida?
Esa cuestión se hace evidente hacia la mitad de la obra, cuando los personajes cogen el micrófono para contarle al otro su periplo vital durante los años que han vivido separados. Ambos monólogos terminan con una declaración de amor tan rotunda como indeseable. De esa manera, el autor consigue violentar y descolocar al espectador hasta el punto de confundirle. Tal vez por ello la puesta en escena de Carlota Ferrer se empeña en recalcar el hecho ficticio del relato. Para ello se sirve de un espacio escénico que delimita dos niveles. El primero reproduce un espacio realista, aunque cargado de simbolismo. Todo lo contrario que el segundo, que reproduce la maqueta de una ciudad en miniatura en la que se sitúan los personajes justo cuando nos cuentan con todo lujo de detalles su relación sexual.
Para aliviar la tensión la directora hace que el personaje masculino pida perdón cantando una canción de Robbie Williams (Angles) y una suerte de pieza de danza un tanto gratuita que más que aliviar nos aleja de la historia. Por fortuna, tanto Irene Escolar como José Luís Torrijo bordan sus personajes con una soberbia interpretación. Las emociones de los personajes nos atrapan y al final el texto toma partido.
Obra: Blackbird
Lugar: Teatro Central, 27 de abril
Coproducción: El Pavón Teatro Kamikaze/Festival de Otoño de Madrid/Calle Cruzada
Autor: David Harrower
Traducción: José Manuel Mora
Dirección: Carlota Ferrer
Espacio Sonoro: Santa Vicente (Studio 340)
Audiovisuales: Jaime Dezcallar
Interpretación: Irene Escolar y José Luis Torrijo
Calificación: Tres estrellas (***)